De la Redacción de El Litoral
El secuestro de una enfermera dentro de un sanatorio encendió la luz roja. Denuncian que hay pacientes y cuidadores armados.
De la Redacción de El Litoral
La violencia hacia el personal de salud no es exclusiva de los hospitales y centros de salud públicos, sino que también afecta a los trabajadores de clínicas y sanatorios privados.
La semana pasada, el secuestro de una trabajadora en manos de su ex pareja dentro del sanatorio Garay, cuando apenas había comenzado su turno de trabajo nocturno, encendió la luz de alarma y movilizó el reclamo formal de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Atsa).
“El jueves pasado por la noche, una compañera del sanatorio Garay fue secuestrada desde adentro del sanatorio. Ya estaba dentro del sanatorio y cuando fue a cambiarse para ponerse el uniforme, desapareció. Vivimos horas muy preocupantes porque no se sabía dónde estaba. Su compañera, que la había visto entrar, tuvo que salir del sanatorio e ir a la comisaría a hacer la denuncia. Es decir que para reclamar que habían secuestrado una compañera tuvo que irse del lugar de trabajo. Esto no sólo es inseguridad para los trabajadores, sino que también afecta a los pacientes y a sus familiares”, relató Susana Stochero, integrante de la comisión directiva de Atsa y secretaria gremial de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Fatsa).
Punto por punto
Ayer Atsa se reunió con el subsecretario de Seguridad Pública Dardo Simil y reclamó reforzar la seguridad en las zonas aledañas a las clínicas y sanatorios en los horarios de recambio de turno. “Hace mucho tiempo que venimos reclamando seguridad para nuestros trabajadores, de los cuales el 90 % está conformado por mujeres, que viven a diario actos de inseguridad cuando llegan o salen de trabajar, teniendo en cuenta que los recambios de turnos son a la medianoche o a las 6 de mañana”, comentó Stochero.
El segundo pedido apuntó a que los empresarios de la salud inviertan en seguridad. “Lo primero que hace el sector empresarial es poner cámaras de seguridad para ver si el trabajador trabaja o no. En lugar de vigilar a los trabajadores, tendrían que evitar que la inseguridad entre a los establecimientos. Poner cámaras no es seguridad”, indicó la gremialista y agregó que la seguridad laboral no es sólo dentro del lugar de trabajo, sino también in itinere: “Si bien la calle es pública, también es responsabilidad del sector privado”.
Para Stochero hay que invertir la mirada sobre el problema de la inseguridad dentro de los sanatorios: “Cuando desaparece un anillo, una cartera o una campera, los trabajadores son los principales sospechosos. Pero resulta que dentro de los sanatorios hay vendedores ambulantes. Cualquiera puede entrar”.
La gremialista también denunció que dentro de los sanatorios se viven situaciones de mucha violencia debido a la presencia de pacientes pertenecientes a las mafias locales. “Hay que evitar que entren armas a los sanatorios porque hoy las distintas mafias que existen en Santa Fe pagan habitaciones privadas. Entonces nuestras trabajadoras se encuentran con un cuidador de un paciente con arma dentro de la habitación. Como se tratan de bandas mafiosas, las compañeras involucradas no quieren realizar la denuncia”, concluyó.
“Hoy las distintas mafias que existen en Santa Fe pagan habitaciones privadas. Entonces nuestras trabajadoras se encuentran con un cuidador de un paciente con arma dentro de la habitación”.
Susana Stochero, integrante de la comisión directiva de Atsa.
Puñetazos a un médico
Un médico de guardia recibió dos puñetazos y una colega fue insultada por familiares de una paciente, esta madrugada en el hospital Sayago. Más información en página 22.