Gasoducto Metropolitano: avanzan los estudios arqueológicos para la traza
Antes de definir por dónde pasará la cañería de gas natural quieren preservar los restos de los antepasados que pueden ser hallados en la zona. Un trabajo conjunto de arqueólogos del Museo Etnográfico y Colonial y el Enerfe. El proyecto avanza hacia su concreción.
Gentileza Enerfe. Prospección. El antropólogo Gabriel Cocco durante las tareas de prospección del suelo llevadas adelante este fin de semana sobre el margen este de la Setúbal. Los acompañó el subdirector de Enerfe, Juan Cesoni (en la foto).
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Esta semana se iniciaron las prospecciones arqueológicas, a lo largo de toda la traza por donde pasará el futuro Gasoducto Metropolitano para estudiar los suelos con la posibilidad de encontrar elementos de interés arqueológico que puedan contener un patrimonio histórico para la sociedad. La idea es identificar esos sectores para rescatarlos y preservarlos, antes de iniciada la obra que llevará gas natural a varias localidades, incluida la Costa.
Las tareas de prospección son llevadas a cabo en los márgenes de la laguna Setúbal por un equipo de arqueólogos santafesinos pertenecientes al Museo Etnográfico y Colonial, encabezados por su director, Gabriel Cocco, tras un acuerdo alcanzado con la empresa de energías renovables y gas de la provincia, Enerfe, que es la impulsora del proyecto de gasoducto.
"Ya hay algunos hallazgos confirmados y tenemos que ver cómo definimos la traza sin afectarlos o rescatando los lugares donde se encuentran" afirmó Juan Cesoni, vicepresidente de Enerfe, quien participó el martes de los trabajos de campo junto al grupo de arqueólogos.
En paralelo a dichos relevamientos se están realizando estudios geológicos a través de perforaciones, "para conocer las características del suelo y del cauce de la laguna", mencionó Cesoni.
Pozos de sondeo
Por su parte, Cocco dijo que buscan estudiar "con mayor profundidad la zona, para ver si hay más sitios arqueológicos", ya que el año pasado se hicieron otros relevamientos y se encontró mucho material superficial en sectores a donde ahora creció la vegetación (ver Poblaciones prehispánicas...). Entonces se están haciendo pequeños pozos de sondeo en busca de nuevo material. Según los especialistas, los restos deberían aparecer "como máximo a un metro de profundidad".
Acompañó en las tareas a Cocco la estudiante de Antropología Carolina Giobergia, que forma parte del equipo de investigación y realiza su tesis para obtener la licenciatura. Su estudio está abocado a la información respecto de los restos humanos hallados en los sitios que están siendo relevados.
Uno de los hallazgos anteriores que confirmó Cocco son justamente restos humanos de poblaciones históricas que aparecieron en las inmediaciones de la zona donde pasa el gasoducto. "La idea aquí es modificar el recorrido pero, si son áreas de poco materiales o materiales aislados no sería necesario", concluyó.
En consecuencia, estos resultados, junto a los estudios geológicos y de impacto ambiental, son los que determinarán cuál será la traza definitiva del gasoducto.
Preservar la historia
"El Gasoducto Metropolitano llevará progreso energético pero, a su vez, si se anticipa lo que pueda encontrarse, será una gran herramienta para descubrir el pasado, porque las máquinas van a zanjear a una profundidad que suele haber restos. Entonces habrá determinados protocolos para los que trabajen en comunicación constante con los arqueólogos", dijo Cesoni, y agregó en el mismo sentido que "por no tener protocolos, muchas veces se pierden esos restos que hay que preservar, como pasó en Tribunales o en calle San Martín".
Mauricio Garín Hallazgos. La última prospección había sido el año pasado sobre la margen este de la Setúbal, donde se hallaron algunos restos arqueológicos.
Hallazgos. La última prospección había sido el año pasado sobre la margen este de la Setúbal, donde se hallaron algunos restos arqueológicos.Foto: Mauricio Garín
Poblaciones prehispánicas en la llanura aluvial del Paraná
Por Gabriel Cocco, Arqueólogo. Director del Museo Etnográfico y Colonial de Santa Fe.
En la llanura aluvial del Paraná vivían sociedades vinculadas a los ambientes fluviales, denominadas por la arqueología como Goya-Malabrigo, que se establecieron desde hace unos 2000 años.
Tenían un sistema de asentamientos conformado por sitios residenciales y temporarios que se localizaban en áreas altas, desde donde se trasladaban en canoas por los cursos de agua. La elección de los lugares para construir las viviendas, las estrategias de adquisición de recursos mediante la caza, la pesca, la recolección y la horticultura de pequeña escala y la producción artefactos para la vida diaria eran actividades planificadas por los hombres y mujeres de acuerdo a las diferentes épocas del año y a la dinámica de crecientes y bajantes de los ríos.
La unidad mínima de organización social estaba constituida por pequeños grupos familiares o bandas donde los recursos eran distribuidos de manera igualitaria.
La cultura material y la tecnología de estos grupos estaba íntimamente relacionada con la utilización de los recursos que disponían en la naturaleza. Las principales materias primas utilizadas para confeccionar sus instrumentos, construir sus viviendas y hacer sus vestimentas eran la arcilla, la madera, las fibras vegetales y el hueso.
Estos pobladores originarios del Paraná tenían el mismo modo de vida, patrón de asentamiento y una tradición alfarera en común. La gente fabricaba recipientes de cerámica para poder contener, transportar líquidos o cocinar sus alimentos. Las formas dependían del uso o los usos que se le iba a dar a la pieza y eran básicamente simples, abiertas como platos y cuencos o cerradas como ollas y cántaros. La cocción de las piezas se realizaba a baja temperatura, lo que indica que la combustión se realizaba al aire libre y no en hornos cerrados. La alfarería de los grupos que habitaban la llanura aluvial del Paraná se caracterizaba también por la presencia de representaciones naturalistas de figuras animales y humanas. Éstas aparecen principalmente en forma de apéndices que formaban parte de contenedores en donde se modelaban o recortaban en el borde representaciones de aves (principalmente loros), carpinchos, mulitas, ofidios, caracoles y otros animales autóctonos de estos ambientes fluviales. Además de éstos, suelen encontrarse formas antropomorfas, generalmente solo la cabeza.
Fueron los ancestros de los grupos que entraron en contacto con las primeras expediciones españolas que llegaron al Río de la Plata en el siglo XVI. En ese momento los ambientes costeros del Paraná se encontraban habitados por diferentes grupos descriptos por los europeos con los nombres de chanás, timbúes, caracaráes, corondás, mocoretás, quiloazas, calchines, colastinés y también los querandíes que vivían en la llanura pampeana.
En la segunda mitad del siglo XVI, con la fundación de Santa Fe, las poblaciones originarias del Paraná fueron sometidas por los españoles mediante la conquista armada, la posesión de sus tierras, el control político-administrativo de los territorios y la imposición de nuevas pautas culturales y religiosas.
Los sitios de la laguna Setúbal
Desde la década de 1990 desde el Museo Etnográfico y Colonial se realizan investigaciones arqueológicas en el sector Sur del Bajo de Los Saladillos, que incluyen el sistema lagunar Capón-Leyes-Setúbal. Allí se han localizado decenas de sitios arqueológicos indígenas que tiene una cronología entre los 2.500 y 1000 años de años de antigüedad. Los sitios de estas las poblaciones cazadoras-recolectoras y horticultoras que poblaron la región durante el Holoceno tardío se localizan en las Unidades Geomorfológicas Valles e interfluvios de Arroyo Aguiar-Monte Vera y Campo de dunas longitudinales.
El registro arqueológico producto de la ocupación humana durante este período se encuentra contenido dentro unidades sedimentarias que se habrían formado por procesos eólicos, consolidadas por procesos edáficos y posteriormente modeladas por procesos hídricos.
En la laguna Setúbal se han localizado, excavado y estudiado varios sitios arqueológicos. Algunos de ellos son asentamientos residenciales o de actividades múltiples donde grupos cazadores-recolectores residieron y también enterraron a sus muertos. En uno de estos sitios se han recuperado varios enterratorios humanos primarios y secundarios que están siendo estudiados por el equipo de arqueología del museo Etnográfico y por bioantropólogos de la Universidad de La Plata. En cuanto a los restos materiales, se han recuperado cientos de fragmentos de contenedores de cerámica abiertos y cerrados simples, lisos, incisos, pintados; apéndices zoomorfos; y un vaso campana fragmentado.
Si bien la zona ha sido estudiada desde hace varias años, se presume que existen muchos otros sitios de este tipo en las márgenes y remanentes erosivos de todo el sistema lagunar Capón Setúbal Leyes, que deben ser localizados, preservados y estudiados porque son la única evidencia que se conserva del proceso de poblamiento del territorio santafesino y de las sociedades que habitaron la región desde hace más de 2000 años.