Hallaron una diversidad de casi 9 mil especies de bacterias en el río Paraná
Los microorganismos son fuertes indicadores de las condiciones ambientales. Las especialistas Paula Huber y Melina Devercelli generaron información inédita sobre la diversidad molecular bacteriana, lo cual permite una mayor comprensión del funcionamiento del ecosistema acuático.
Gentileza La técnica de secuenciación masiva de genes nos permitió encontrar una gran diversidad de especies de bacterias , destacaron Huber y Devercelli.
Estar en una región rica en ecosistemas acuáticos invita a los investigadores a adentrarse en un "universo" con infinidad de organismos vivos descubiertos y aún sin descubrir. Así, con la misión puesta en analizar los procesos ecológicos que modelan la diversidad bacteriana del sistema fluvial del Paraná, las Dras. Paula Huber (especialista en microbiología molecular) y Melina Devercelli (especialista en ecología microbiana y en particular en fitoplancton), científicas del Instituto Nacional de Limnología (INALI, Conicet-UNL), estudiaron la diversidad bacteriana del cauce principal y de la llanura aluvial del río Paraná durante distintas fases hidrológicas, utilizando técnicas moleculares.
En una entrevista con El Litoral, Huber y Devercelli dieron cuenta de la investigación que comenzaron hace siete años y que arrojó el descubrimiento de 8.900 especies de bacterias. "Hay una gran diversidad de bacterias que no conocemos a nivel mundial. La técnica de secuenciación masiva de genes nos permitió encontrar una gran diversidad de especies de bacterias", destacaron las especialistas, y comentaron que las muestras que se tomaron fueron del agua son conocidas como "bacterioplancton".
A partir de este trabajo, las investigadoras generaron información inédita sobre la diversidad molecular bacteriana, con lo cual se logra una mayor comprensión del funcionamiento del sistema y se obtienen datos muy valiosos que pueden ser utilizados en otras aplicaciones por sectores sanitarios o productivos de la provincia y la región.
Gentileza Entre los años 2013 y 2016, las investigadoras tomaron las muestras en cuatro períodos hidrológicos diferentes: en inundaciones, bajantes y otras dos fases intermedias.
Entre los años 2013 y 2016, las investigadoras tomaron las muestras en cuatro períodos hidrológicos diferentes: en inundaciones, bajantes y otras dos fases intermedias. Foto: Gentileza
Ecosistemas y los períodos hidrológicos
El grupo de investigadores estudió 30 ambientes, desde el cauce principal del río Paraná hasta otros ambientes ubicados en la llanura aluvial del Paraná (lagunas, bañados, cauces secundarios como ríos más pequeños). Entre los años 2013 y 2016, tomaron las muestras en cuatro períodos hidrológicos diferentes: en inundaciones, bajantes y otras dos fases intermedias.
"No sólo vimos cómo varían espacialmente sino en el tiempo, y cómo estaban asociadas y eran indicadoras de lo que ocurre en esa heterogeneidad de nuestro ecosistema acuáticos", mencionó Devercelli, al tiempo que aclaró que tratan al sistema de una forma integral, ya que "no podemos pensar que lo que ocurre en una laguna ocurre sólo por lo que sucede en esa laguna, sino que hay que estudiar la conexión que tiene con distintos ambientes".
En momentos de bajantes -como sucede ahora-, los ambientes acuáticos quedan aislados unos de otros. Por el contrario, en tiempos en que el caudal del Paraná se incrementa vuelven a conectarse, se intercambian materiales y se generan otras condiciones. "Ahora 'muestreamos' en la actual bajante extraordinaria, antes de que venga la pandemia, pero aún no las hemos analizado", comentó la científica y señaló que son análisis costosos.
Las bacterias y su importancia
Las bacterias son los organismos más diversos del planeta y cumplen un rol clave en los flujos de energía. Conocer su diversidad y sus patrones de variación es fundamental para interpretar cómo se organizan y funcionan los ecosistemas. "Cuando hablamos de bacterias inmediatamente pensamos en enfermedad, pero esa es sólo una fracción de las bacterias. Las bacterias son el motor de la evolución de la vida de nuestro planeta", valoró Huber.
Entre otras características de estos microorganismos, la doctora destacó que "son claves en los flujos de materia y energía de los ecosistemas, eso quiere decir que ayudan a degradar la materia orgánica para que otros organismos puedan utilizarlas; otras intervienen en los ciclos de compuestos químicos; e incluso son capaces de degradar y procesar hidrocarburos".
Entre los 8.900 tipos de bacterias, las investigadoras hallaron bacterias patógenas (son las que pueden causar enfermedades infecciosas). "No son las mayoritarias, pero sí las hay. Esta técnica que utilizamos (molecular de secuenciación masiva) permite detectar de forma temprana las posibles bacterias patógenas, ya que podemos encontrar los organismos dominantes pero también a los más escasos, que a pesar de ser poco abundantes ("biósfera rara"), cumplen un rol importante en las comunidades ya que constituyen un ´banco de reserva` y tienen el potencial de dominar frente a cambios ambientales", amplió la investigadora.
Al ser consultada sobre el origen de las bacterias, resaltó que pueden ser naturales, pero también por acciones del ser humano. "Por ejemplo la ganadería excesiva, la materia orgánica que vierten los efluentes cloacales, pueden permitir el desarrollo de bacterias que no son deseables en el ambiente, porque son indicadoras de las condiciones ambientales", advirtió.
Gentileza El equipo de investigación pasó varias semanas recorriendo los diferentes ecosistemas acuáticos.
El equipo de investigación pasó varias semanas recorriendo los diferentes ecosistemas acuáticos.Foto: Gentileza
Trabajo de campo
Para lograr capturar las muestras y luego poder analizarlas, el equipo de investigación pasó varias semanas recorriendo los diferentes ecosistemas acuáticos, tomando muestras desde la orilla como así también a bordo de distintas embarcaciones. "Este es un proyecto que denominamos metacomunidades, y está conformado por un equipo de investigadores bastante grande, integrado por especialista en peces, invertebrados, macrófitas y zooplancton", añadió Huber. Además de obtener las muestras, los investigadores midieron el nivel del agua y otros parámetros ambientales.
Sobre las "metacomunidades", Huber y Devercelli agregaron que estudiar el Paraná bajo este enfoque "implica tener una mirada integral de las distintas escalas, locales y regionales que actúan en el funcionamiento del sistema fluvial y en la generación de los patrones de diversidad. Una metacomunidad es un conjunto de comunidades locales (por ejemplo, las que se encuentran en las lagunas, cauces y bañados), conectadas real o potencialmente a través de la dispersión de las especies".
"La información de nuestro proyecto ya se encuentra disponible en bases de datos internacionales, pero a su vez nos parece importante trabajar en que quede accesible en banco de datos nacionales públicos para que puedan darse valor al acervo genético de nuestros ecosistemas", concluyeron las doctoras.
"Cuando hablamos de bacterias inmediatamente pensamos en enfermedad, pero esa es sólo una fracción de las bacterias. Las bacterias son el motor de la evolución de la vida de nuestro planeta", valoró Huber.
"La información de nuestro proyecto ya se encuentra disponible en bases de datos internacionales, pero a su vez nos parece importante trabajar en que quede accesible en banco de datos nacionales públicos para que puedan darse valor al acervo genético de nuestros ecosistemas", dijeron las investigadoras.
Publicación de jerarquía
El trabajo de las santafesinas fue publicado en la revista "The ISME Journal", que da a conocer importantes avances en ecología teórica y microbiana y sienta bases sobre la diversidad bacteriana de los sistemas, por lo que constituye un estudio pionero en la temática.