De la Redacción de El Litoral
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Cuando estaba por iniciarse, manifestantes se cruzaron sobre las vías. Reclaman por la restitución de fondos para siete copas de leche.
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Otra vez el tren urbano no arrancó. Una manifestación del movimiento popular de izquierda La Dignidad frustró la prueba que la Municipalidad programó para esta mañana, con la participación de funcionarios de primera línea del gabinete y medios de prensa. Justo antes de poner en marcha la formación, una representante del grupo se colocó sobre las vías impidiendo el avance del tren.
La Dignidad reclama el reintegro de 16 mil pesos mensuales que el municipio aportaba para brindar asistencia en siete merenderos, ubicados en los barrios: Las Delicias II, El Pozo, Cabal, Los Hornos, Scarafía, Villa del Parque y Santo Domingo. Allí, aseguran que les dan de comer los fines de semana a 600 chicos.
A raíz de la suspención del subsidio, el movimiento está acampando en la explanada del Palacio municipal y esta mañana interrumpían el acceso al edificio.
Alejandra López, integrante de La Dignidad, expresó que “hace dos meses que no nos dan la partida, nos dijeron que para nosotros no había más ni un caramelo porque no respondemos a las políticas de la Municipalidad. Nos dicen que acompañamos la toma de tierra y asentamientos”. Y agregó que los barrios en donde brindan la asistencia, “están en la desidia total por la ausencia del Estado”.
Semanas atrás, la agrupación se opuso al desalojo de familias dispuesto por la Municipalidad en terrenos de Villa Oculta, Playa Norte y otros barrios marginales de la ciudad. Una situación que también se trasladó al reclamo de los merenderos sobre las vías del tren. “Los enfrentamos porque el acceso a la tierra y a la vivienda es un derecho básico. Seis de los siete barrios en los que estamos no tienen agua potable”, afirmó López.
Precariedad
En una recorrida que realizó El Litoral esta mañana pudo comprobar que, efectivamente, los merenderos, comedores o copa de leche en cuestión, existen. Si bien está a la vista que no revisten las condiciones óptimas para prestar la asistencia, conservan las mismas características de los barrios donde están enclavados: precariedad absoluta.
Al de Villa del Parque lo atiende Claudia Sandoval, en su casa. Se llama Rayito de Sol. “Hace tres años que empecé a darles de comer a tres nenes del barrio, les daba en la vereda. Hoy tengo 69. A mí, ellos me ayudaron a salir adelante, hay muchos pibes que andan de un lado para el otro y no comen. Todo lo pagaba yo, con la pensión de la 5.110”, le dijo a El Litoral y concluyó “no quiero que coman de la basura”.
El de barrio Cabal está en el Pasaje Público al 7000. El nombre lo tiene escrito en grandes letras colocadas en el frente: La Jugosa. Tal vez un tanto pretencioso para lo que es el salón. “Sí, vienen pibes los viernes y sábado, les hacen choripanes. A mí, me preguntaron si la música que ponían me molestaba, pero les dije que no. Yo nada más quiero que me hagan el asfalto”, dijo Luis, un vecino.
Maira Romero es una de las colaboradoras del comedor de barrio Los Hornos, en Lavaisse y Dr. Zavalla. Está ofendida porque aparentemente cuando le cortaron los subsidios, desde la Municipalidad indicaron que “era un comedor fantasma”. Con firmeza se defendió: “Le quiero decir a Corral que acá vienen a comer 150 fantasmas todos los sábados y domingos”. Y agregó que por allí “nunca pasó una asistente social”.
“Vamos a relevar a las familias”
Sobre el mediodía, Carlos Pereira, secretario general del municipio, recibió a integrantes de la agrupación MPLD. En diálogo con El Litoral manifestó que fue decisión suya suspender la asistencia económica para esas copas de leche, luego de recibir un informe de la Secretaría de Desarrollo Social donde constan algunas situaciones anómalas en tres de los siete lugares que tiene el movimiento. Entre ellas, se destaca que no contaban con utensilios ni infraestructura adecuada para atender a los niños. El informe fue elevado a Fiscalía Municipal para que indique los pasos a seguir.
Tras esta medida, hoy se tomó la decisión de que “personal del municipio releve a cada una de las familias que la agrupación dice asistir y sean ellas mismas quienes digan si iban o no a la copa de leche. Ésa es nuestra intención y sobre esa base vamos a resolver si les seguimos brindando asistencia o no”, dijo el funcionario.
“No vamos a confiar más en la palabra de la asociación y vamos a constatar cada una de las situaciones porque nosotros tenemos la responsabilidad de que los recursos del Estado vayan donde corresponde”, agregó.
Por último aclaró que la intención no es “dejar a esta gente sin leche si la necesita los fines de semana. Aunque el municipio no destina su presupuesto para asistencia alimentaria, sino que se hace a través de Nación y Provincia, es muy poco recurso para el erario municipal, con lo cual buscaremos la manera de seguir dando ese servicio a las familias que realmente lo necesiten”.