Fab Lab: un año del laboratorio público que acompaña a los emprendedores
El laboratorio de fabricación digital de la ciudad tiene doce proyectos incubados y ya capacitó a 135 emprendedores locales. Instrumental, impresoras 3D, cortadoras láser, insumos, mentores son algunos de los servicios que presta de forma gratuita.
Eugenio Serafino (centro) junto a mentores, un participante del curso de robótica y un emprendedor maker, en las instalaciones del Fab Lab. La sinergia entre todos es clave. Crédito: Luis Cetraro
El Fab Lab, laboratorio de fabricación digital de la Municipalidad de Santa Fe, cumple este 4 de noviembre un año desde su creación. Hasta el momento, lleva 135 emprendedores capacitados en 7 cursos sobre distintos temas vinculados al área de la innovación y uso de la tecnología y alberga a 12 proyectos, que durante seis meses hacen uso de las instalaciones y las herramientas y son acompañados por mentores.
"Nuestro desafío para el 2023 es poder duplicar los proyectos incubados y ofrecer más cursos de formación", destacó Eugenio Serafino, director de Innovación y Desarrollo de la Municipalidad.
El funcionario explicó en qué consiste y cómo funciona el Fab Lab: "Este es un laboratorio de fabricación digital abierto al público y gratuito, que propone el municipio de la ciudad de Santa Fe en el marco de Capital Activa. Es un espacio amplio donde el emprendedor, emprendedora y público en general interesado en la temática de la fabricación digital, puede llevar una idea a lo tangible o bien su producto a un prototipo real para probarlo, evaluar su consistencia, su posibilidad de producción, etc".
En el entrepiso del ex Liceo Municipal, ubicado en 25 de Mayo y cortada Falucho, se puede encontrar el equipamiento, el insumo y los mentores o capacitadores que guiarán al emprendedor en su proyecto. "Están todas las posibilidades concentradas en un mismo espacio para que, en un plazo relativamente corto y sin mayores costos, puedan llegar a ese producto que idearon", amplió Serafino. Y agregó que la modalidad de trabajo es "colaborativa", es decir, los emprendedores que ya pasaron por ahí ahora son mentores de las siguientes personas que utilicen el lugar.
David Bär se está formando en robótica y Sebastián Palomeque utiliza el espacio para desarrollar su proyecto de figuras de la fauna litoraleña. Crédito: Luis Cetraro
Una inversión para todos
En el Fab Lab se invirtieron hasta el momento $ 6,8 millones, de los cuales la mitad fue aportada por la Municipalidad y el otro 50%, por los Estados nacional y provincial. "Se compró maquinaria y equipamiento, se hizo readecuación edilicia -en el marco de la refacción general del ex Liceo Municipal-, se financia la compra de insumos y el pago de honorarios de los capacitadores", indicó el funcionario.
En cuanto a los proyectos en marcha, los mentores del Fab Lab están acompañando a 12 emprendimientos con tutorías personalizadas. Seis de ellos surgieron de una convocatoria propia del municipio y son los denominados Comunidad Fab Lab; y otros seis vienen como parte del proyecto CDAT del gobierno provincial, que es un programa que busca estimular e invertir en el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Los emprendedores santafesinos interesados en sumarse o conocer más del Fab Lab pueden estar atentos cuando surjan las convocatorias públicas o bien pueden comunicarse al e-mail: [email protected]. "Queremos que los santafesinos se apropien de este espacio gratuito, que puedan conocer su potencial. Próximamente van a venir los estudiantes de una cátedra de la UTN a tener un par de clases acá, y tuvimos la visita de escuelas secundarias", sostuvo Serafino.
En un año, el Fab Lab lleva 135 emprendedores capacitados en 7 cursos. Crédito: Luis Cetraro
Ideas, valor agregado y códigos abiertos
La licenciada en Diseño Industrial, Camila Picco, participa del Fab Lab desde sus orígenes, es capacitadora, mentora y docente en Fadu-UNL. "Tuve la oportunidad de formarme afuera y de conocer también que en lugares como Bariloche y Buenos Aires hay Fab Labs, por lo cual era una cuenta pendiente acá en la ciudad. En la facultad hay un laboratorio pero más destinado a instituciones de educación o a gente emprendedora que tiene su propio equipamiento. No había un espacio público como éste, en el cual poder tener instancias de co-diseño e interacción, cuestiones que en un proceso de prototipado son importantes", comentó.
"Al venir acá, simplemente a una charla, se puede saber cuáles son las nuevas tecnologías de diseño y cómo usarlas; por ejemplo, saber que usar la impresora 3D es simple y económica, y permite lograr un producto con mejor terminación y valor agregado", adujo Picco. Sostuvo que hay un movimiento de código abierto a nivel mundial, por medio del cual -por ejemplo- se pudieron elaborar en Santa Fe los protectores faciales contra el Covid que se estaban utilizando en otros países.
En cuanto a los cursos de capacitación, ahora está en marcha uno de robótica, y hubo otros sobre diseño e impresión 3D y 2D, sobre cómo utilizar el equipamiento como la impresora láser, el router CNC o el instrumental de los sectores de carpintería y textil; también se dictaron capacitaciones sobre gestión del emprendimiento, marketing digital, entre otros. En el verano se van a realizar cursos cortos de todo tipo.
"Somos 5 capacitadores, algunos más enfocados en las impresoras 3D, otros en lo textil, otros en corte láser y routers. Hay proyectos que demandan una sola tecnología y otros más; lo importante es aprender, emprender y acompañarnos entre todos", cerró Picco.
Desde robótica a la fauna autóctona
David Bär se acercó al Fab Lab para hacer el curso de introducción a la robótica que tendrá 8 encuentros y lo están haciendo 25 personas. "Siempre tuve curiosidad por la electrónica, las maquinarias y soy muy autodidacta, pero en este punto necesitaba una capacitación. En Santa Fe, la robótica era una oferta que no estaba y me enteré de la convocatoria al curso", contó.
"Quería integrar al tema de la impresión 3D que hago por mi cuenta, cuestiones de automatismos para poder acercarlos a los chicos y generarles interés. Hay que saber que uno puede crear de una manera económica y que se abren posibilidades a otras cosas, como hacer un pequeño robot. Es muy interesante", refirió. Y añadió que le gusta mucho "aprender la parte de programación con el uso de software y hardware libres".
Por su parte, Sebastián Palomeque, docente de una escuela técnica y emprendedor maker, llegó al Fab Lab con una idea a desarrollar. "Mi proyecto se llama 'Los siete del litoral' -así como existen los cinco de África- y tiene que ver con recuperar lo que estamos perdiendo con los incendios, con los agroquímicos y los desastres ecológicos. La idea es generar figuras a tamaño real de los animales y aves autóctonos que en más peligro ecológico están como el capibara, el martín pescador, el tatú mulita", explicó.
En el Fab Lab está generando las figuras con la impresora 3D y con modelos que fue obteniendo de artistas plásticos o de animales embalsamados que estaban en los museos. "Tomamos la forma con los scanners, luego retocamos digitalmente los modelos y finalmente se replican en las impresoras 3D, de dónde salen estas figuras. Me presenté para incubar el proyecto en el Fab Lab para poder usar la cortadora láser que no tengo en mi casa", destacó.
"Estas figuras están pensadas como material educativo y para personas no videntes también. Que los chicos de una escuela para ciegos puedan reconocer las formas de los animales de nuestra fauna", indicó sobre la finalidad de su proyecto.
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