Mariano Rinaldi
En 1910 se crea el primer Cuerpo de Bomberos de la ciudad. Los primeros pasos y consolidación de la entidad dan muestra del crecimiento y las transformaciones de la ciudad a comienzos del siglo XX.
Mariano Rinaldi
El “Libro rojo de los Bomberos Voluntarios de Argentina” narra en sus páginas la historia de quienes fueron los protagonistas en este servicio de emergencia. Capta la atención del lector aquellas circunstancias históricas que tienen como desenlace el origen y desarrollo de los primeros Cuerpos de Bomberos en nuestro país.
En 1881, José María Calaza, alcanzaría la jefatura del Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Buenos Aires. Calaza, es recordado por dos hechos significativos. Fue quien escribió el primer manual de bomberos y también quien dio a conocer sobre como la seguridad tecnológica podía ser la respuesta a los cambios demográficos y edilicios que experimentaron las ciudades a finales del siglo XIX. Sugirió que se incorporen 400 soldados del ejército al Cuerpo de Bomberos y bajo su prédica se logró gradualmente la modernización del equipamiento: bombas a vapor de tracción a sangre, equipos de respiración, lámparas de seguridad, escaleras, conductos de succión, cisternas, mangas de salvamento para personas. Sin embargo, lo más importante de su legado fue el diseño y la planificación estratégica de los cuarteles y destacamentos en la red urbana. Además del cuartel central ubicado sobre avenida Belgrano, en el barrio de San Telmo, existían destacamentos en Belgrano, las Flores y diferentes puestos en distintas comisarías.
Un ejemplo de esto tiene como escenario el barrio de La Boca, en Buenos Aires, sobre el Riachuelo, que como tantos otros barrios porteños comenzó a recibir el flujo de inmigrantes a comienzos del siglo XX. En este contexto de rápido crecimiento demográfico urbano surgirían las primeras organizaciones de bomberos voluntarios en las calles de Buenos Aires. Muchos de estos inmigrantes vivían en condiciones sanitarias deficientes, con elevados niveles de hacinamiento y en estructuras en permanente riesgo de sufrir incendios o derrumbes. La conformación de las primeras asociaciones de bomberos voluntarios fue la respuesta adaptativa de los vecinos organizados frente a dificultades y peligros concretos que enfrentaron a diario.
Un incendio producido en los primeros meses del año 1884, precisamente en una casa del barrio de La Boca, llevó al vecino Tomás Liberti a dar los primeros pasos hacia la formación de una sociedad cuyo principal objetivo fuera el sostenimiento de una asociación de bomberos.
En aquellos tiempos, las construcciones de la ciudad estaban conformadas en su mayoría por materiales inflamables, lo que constituía un continuo y serio peligro para la población. La reunión se llevó a cabo el domingo 2 de junio de 1884, y allí se sentaron las bases para formar la Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca. Es por ello que esta fecha quedó consagrada en nuestro país como el Día del Bombero Voluntario. Este primer cuerpo de bomberos voluntarios recibió su bautismo de fuego el 14 de noviembre de 1885 en un incendio que se desató en una fábrica de velas en Barracas. A partir de ese momento fueron constituyéndose distintas sociedades de bomberos voluntarios a lo largo y a lo ancho del territorio argentino
Desde su fundación y hasta fines del siglo XIX, los incendios de la ciudad y el área rural circundante, era combatidos por integrantes del Cuerpo de Vigilantes, Guarnición de Seguridad, celadores, serenos o vigilantes de barrio. Los incendios se apagaban de forma rudimentaria , con baldes y carros en los que se traía agua del río o de pozos domiciliarios cercanos al lugar del incendio.
En rigor, el primer cuerpo de Bomberos de la ciudad, nace el 6 de julio de 1910. Aunque hay referencias, en los documentos históricos, sobre la actuación de bomberos voluntarios en 1907 dependiente de la jefatura de policía a cargo de Manuel J. Echague. Este primer destacamento estaba integrado por 26 bomberos, sin presupuesto oficial y un equipo muy precario, es decir, más entusiasmo que conocimiento. Se alojaba en el antiguo Cuerpo de Vigilantes de la ciudad, luego transformado en la Guardia de Seguridad de Caballería de la policía.
En 1910, al constituirse el Cuerpo de Bomberos de Santa Fe, por decreto provincial bajo la gobernación de Ignacio Crespo, fue designado jefe del cuerpo Ricardo Peixoto quien por entonces prestaba servicios en el Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Rosario. Por aquellos años, Rosario contaba con un Escuela de Bomberos en la que se graduaron los oficiales fundadores que guiarán aquel primer cuerpo de bomberos de nuestra ciudad: Federico Ovieta, Juan Cabrera, José Alberto Antonini y Alfredo Angúlo. Junto a ellos 40 cadetes y dos maquinistas.
El material y equipamiento de trabajo con el que contaban era: un bombín, 140 metros de manguera, una columna para bocas de incendio. Pero al poco tiempo, reciben desde la prestigiosa casa comercial “Casteran Hnos.” una bomba a vapor norteamericano muy conocida por los santafesinos quienes la apodaron “la Freyre” en alusión al ex-gobernador. También fue adquirido por esos años un carro químico con “líquido matafuego” . Santa Fe, con sus 50.000 habitantes, ya contaba con un cuerpo de bomberos que la defendería de las llamas.
En 1925, el gobierno provincial junto a la Bolsa de Comercio, compra para el destacamento, el primer autobomba llamado “gobernador Aldao”. En 1929, también el gobierno provincial, compró la primera motoneta con una pequeña bomba centrífuga para primeros auxilios y el cuerpo de bomberos ya contaba con 2.700 metros de manguera, 13 vehículos (8 de ellos con tracción a sangre) y a la espera de un nuevo edificio.