Salomé Crespo
screspo@ellitoral.com
En los últimos cinco años en el país muere una mujer cada 30 horas, víctima de violencia sexista. La escalofriante cifra fue elaborada por el observatorio de femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, coordinado por la ONG de asistencia a mujeres víctimas de violencia de género La Casa del Encuentro.
En su paso fugaz por Santa Fe, la directora ejecutiva de la organización, Fabiana Túñez, recibió a El Litoral. Entre otras apreciaciones sobre la problemática, a la que califica como una pandemia a nivel mundial, reseñó las alarmantes estadísticas elaboradas por el observatorio sobre los femicidios ocurridos en el país, que representan el peor de los desenlaces para las mujeres en completa indefensión. Según el informe publicado oportunamente, durante 2013 en la provincia de Buenos Aires ocurrieron 89 femicidios, le sigue Córdoba con 31 y en tercer lugar se ubica la provincia de Santa Fe, con 28.
Pero no son los únicos datos que preocupan, ya que de los informes se desprenden los considerados “daños colaterales” por cada mujer que muere a manos de la violencia machista. El observatorio realiza los estudios anuales desde 2008, en base al relevamiento en 120 medios de comunicación. Debido al incesante crecimiento de los casos, en 2011 comenzaron a registrar la cantidad de niños y niñas que pierden a sus madres en femicidios. En 2 años contabilizaron 703, de los cuales 460 eran -y tal vez aún lo son- menores de edad.
Fabiana Túñez llegó a Santa Fe para dar una charla sobre la imperiosa necesidad de crear refugios para alojar a mujeres -y sus hijos- asediadas por la violencia de género. Llegó a la misma ciudad, que aguarda desde el 2012 la apertura de una casa de amparo, que fue anunciada en 2012 y todavía está siendo remodelada.
—¿Cómo describiría la problemática de la violencia de género a nivel nacional?
—En Argentina hay 4 millones y medio de mujeres que tienen realizada una denuncia por violencia de género, estamos hablando de más del 10% de la población. No es un problema de las mujeres, es de la sociedad. A nivel nacional, detectamos un avance en materia legislativa, pero a la hora de implementar políticas públicas y cumplir la ley todo sigue quedando pendiente. Por ejemplo, se entregan 20 botones de alerta y funcionan 10. Es necesario adecuar los recursos económicos entendiendo que la violencia de género es un capítulo indispensable de los Derechos Humanos. Se necesita asignar presupuesto para capacitar al personal que interviene en la atención de las mujeres, conformar equipos interdisciplinarios, refugios, etc. El objetivo debe ser el diseño de una política pública integral, que atraviese gestiones y partidos. No puede ser que en la Argentina, en vez de disminuir los índices de violencia se incrementen. Algo está fallando. Hoy la política en la materia se piensa como parches, se crean subsecretarías y direcciones pero no tenemos una política integral, y eso hace a la improvisación permanente.
—En ese contexto, ¿cuál es el rol de los refugios?
—Hay mujeres que después de hacer la denuncia no tienen adónde ir. Hay mujeres víctimas de violencia que llegan al límite porque están solas en el mundo, por eso propiciamos la creación de los refugios y una tarea posterior, porque lo que hay que ver es cómo se va a sostener a esa mujer una vez que sale de ahí. Los gobiernos deben cumplir con la ley Nº 26.485 que justamente habla de la violencia psicológica, de la sexual, de la física. Y de proteger la vida de la mujer y sus hijos, brindarle seguridad, garantizarle que pueda entrar y salir, que sus hijos puedan ir a la escuela, una asignación económica que le permita ir reconstruyendo su proyecto de vida, porque lo que hace el agresor es destruir el proyecto de vida de esa mujer. Hay que entender que cuando se hace la denuncia, todo empieza, ahí es donde tiene que estar presente el Estado, la familia, los amigos para ayudarla a enfrentar ese largo proceso que representa la salida del circulo de violencia.
—Mientras tanto se continúa reproduciendo la cultura machista. ¿Es el germen de la violencia?
—Hablamos de esto porque a pesar de los avances en la materia, las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres todavía persisten. Culturalmente, la mujer es considerada un objeto de mercantilización. Como sociedad seguimos dividiendo a las mujeres como buenas, que son mi mamá, mi hermana y mi novia, y las malas, con las que me divierto. En esta cultura machista, en la que fuimos educados varones y mujeres, radica la desigualdad y donde hay desigualdad hay violencia. Pienso en lo mal que estamos viviendo, que no podemos tener relaciones de igualdad, de amor, de respeto. Cuando hablamos de violencia de género, hablamos de la necesidad de construir una sociedad más justa y eso se logra educando a varones y mujeres en la igualdad. Si lo hacemos desde el jardín, seguramente en unos años vamos a tener generaciones con otros valores.
Además, está comprobado que los casos de violencia ocurren dentro del ámbito de la víctima, que el lugar más inseguro para la mujer es su propia casa. Entonces, tenemos identificado el lugar y el problema, sería más fácil de abordar pero existe una resistencia cultural a tomar el tema. Se cree que es un problema de la vida privada y la violencia de género se puede prevenir.
En Santa Fe
Durante la disertación de Fabiana Túñez se presentó el libro “Por ellas... Cinco años de informes de femicidios en Argentina”, editado por La Casa del Encuentro. La especialista fue invitada por el Centro de Estudios Construir Santa Fe y el diputado provincial Pablo F. Di Bert, autor de un proyecto con media sanción en la Cámara Baja que apunta a la creación de refugios.