Nocturnidad en Santa Fe: "Medir ruidos molestos es muy complejo; no alcanza sólo con utilizar un decibelímetro"
El Ing. Juan Fernández (CIESE-UTN Santa Fe) es experto en la materia, y explica las intrincadas variables que pueden incidir en las mediciones sonoras: desde la calibración de los equipos hasta la presión atmosférica y la dirección del viento. Determinar si un ruido es molesto a través de la medición de decibeles es "poner un valor numérico a la subjetividad humana", dice.
Archivo El Litoral / Mauricio Garín Una noche ordenada es el plan en el cual trabaja el municipio local. Los ruidos molestos con afectación al público, uno de los puntos más delicados.
El nuevo plan que el Ejecutivo está elaborando para darle un ordenamiento a la caótica nocturnidad de esta capital en la "fase post pandemia", despertó un debate público sobre qué aspectos habrá que analizar para garantizar que los bares, pubs, paradores y locales gastronómicos -entre otros-, puedan realizar normalmente su actividad pero sin afectación al público, es decir, sin que haya un conflicto de intereses con terceros: los vecinos de la ciudad de Santa Fe.
En las variables a considerar aparecen, por ejemplo, la observancia a los horarios de cierre de estos locales; si podrán colocar parlantes en el exterior y bajo qué condiciones; qué va a pasar con la música a volumen elevado en los bares y pubs que dominan la escena nocturna de Candioti sur y norte, y claro: cómo debe regularse y controlarse toda esa "estridencia", que se puede escuchar en horas de la madrugada mientras los residentes intentan dormir.
Cabe recordar que en la ciudad capital rige la Ordenanza Nº 9623 (de 1992, modificada por otra, la N° 11.310, de agosto de 2006), que establece cómo debe ser la medición de decibeles ante "ruidos innecesarios" y "ruidos excesivos". Esta norma se aplica en la actualidad (ver Qué dice la norma).
Pero, más allá de la norma local y su aplicación, e intentando dar una explicación técnica, ¿cómo se debe realizar la medición con estos aparatos, los decibelímetros, y qué parámetros determinan si un ruido es molesto o no? ¿Qué tipo de calibración requieren? Si no se calibran, ¿pueden dar una medición errónea? Y más aún: ciertas condiciones ambientales, ¿pueden alterar los resultados de al medición?
Para echar luz sobre estos interrogantes y sumar un aporte más a la discusión pública sobre un aspecto de lo que será la "nueva nocturnidad", El Litoral entrevistó al Ingeniero Juan Fernández, investigador del Centro de I+D Ingeniería Eléctrica y Sistemas Energéticos (CIESE) de la UTN Santa Fe. Dentro de este Centro, es Jefe del Laboratorio de Alta Tensión y Medición de Campos Electromagnéticos y Ruidos. Este centro pertenece al Departamento de Ingeniería Eléctrica
Hay una norma específica (IRAM 4062, que ha tenido varias versiones; la más actualizada es de 2016) denominada "ruidos molestos al vecindario". "Es la que actualmente se dispone y es la adecuada para realizar mediciones de ruido que puedan afectar a un sector residencial. Quizás a la ordenanza local, que es vieja, habría que actualizarla, porque las condiciones cambiaron: el parque automotor de la ciudad tuvo un incremento superlativo, la cantidad de bares es enorme… Todo cambió respecto de 1992", puso en contexto el Ing. Fernández.
Esta norma IRAM establece que las mediciones no son aplicables en espacios abiertos, tales como la vía pública. "Pongamos un ejemplo: un vecino se queja por ruidos molestos, pues hay un pub muy cerca que tiene la música a muy alto volumen. Quien va a verificar con un decibelímetro debe medir adentro del domicilio, no desde afuera", explicó.
¿Por qué adentro del domicilio? Por diferentes factores, y principalmente por las denominadas resonancias: "Un ruido podría ser escuchado en la vereda y acaso parecer no molesto (por el ruido ambiente, de los autos, etcétera). Pero cuando esa persona ingresa a una habitación de su domicilio, allí ese ruido podría provocar eventualmente una vibración. Por eso, allí hay que medir".
La resonancia entonces es una amplificación del sonido por medios mecánicos, y el ruido puede ser mayor en el interior de la casa que en el exterior. Pero además, "al oído llega no sólo la onda sonora directa de la fuente de ruido, sino también la de todos los rebotes acústicos (en una pared cercana por ejemplo)", ejemplificó Fernández.
A su vez, hay que medir el ruido de fondo. "¿Qué significa esto? Medir el ruido sin la fuente del ruido presente. Vamos al ejemplo del boliche y su música: se debería 'apagar' el local bailable y medir el ruido que hay en una habitación; después 'prender' el boliche y volver a medir el ruido en la misma habitación. Además, hay que analizar el espectro de frecuencias del sonido y determinar si existen tonos de sonido particulares que hacen a su molestia. Por otra parte, si el ruido medido tiene picos por encima de 15 decibeles durante el día o 10 decibeles durante la noche se considera como molesto. ¿Se entiende lo complejo que es medir el sonido?", hizo un paréntesis el especialista.
"Si la diferencia entre el ruido presuntamente molesto y el ruido de fondo es menor a 8 decibeles, se considera ruido no molesto; si es mayor o igual a ese valor, sí se lo considera molesto", precisó el ingeniero. Pero no todo es tan sencillo ni termina allí: también, se debe determinar el ruido de fondo por cálculo y verificar si la diferencia con el ruido presuntamente molesto medido es menor a 8 decibeles.
Gentileza El Ingeniero Juan Fernández (CIESE-UTN Santa Fe) muestra su decibelímetro de altas prestaciones con un verificador acústico, que sirve para verificar que el instrumento funciona correctamente antes de la medición.
El Ingeniero Juan Fernández (CIESE-UTN Santa Fe) muestra su decibelímetro de altas prestaciones con un verificador acústico, que sirve para verificar que el instrumento funciona correctamente antes de la medición.Foto: Gentileza
Cálculos
La norma IRAM especifica que hay que medir el ruido de fondo pero también calcularlo. "¿Cómo calcularlo? De un valor de base que son 40 decibeles (representa una habitación en silencio) más una serie de parámetros numéricos que establecen la zona (si se está cerca de una avenida principal, de una calle con mucho tránsito, cerca de un aeropuerto o de una autopista). Si se está frente a una avenida principal, por caso, se le agregan 5 decibeles a esos 40. También se incluye un coeficiente por la franja horaria (si es diurna, de descanso, nocturna); además, también se debe tener en cuenta un coeficiente que tiene en cuenta la ubicación en la finca donde se mide el ruido. Ahí se establece un ruido calculado", amplió.
Pero, ¿cómo se evalúa si ese ruido es molesto o no? "Pueden ocurrir dos cosas: que el ruido de fondo no se pudo haber medido, porque no se quitó la fuente de ruido (volviendo al ejemplo del boliche: éste no se puede "apagar" como si fuese un electrodoméstico); entonces debe contrastarse contra ruido calculado. O bien sí se pudo apagar la fuente de ruido y ahí sí medir el ruido de fondo", explicó Fernández.
Ahí se obtendrán tres valores: el ruido presuntamente molesto, un ruido de fondo medido y un ruido de fondo calculado. Y se debe contrastar el ruido medido con el ruido de fondo medido o el calculado, pero siempre con el que sea menor. Si el ruido calculado da menos que el medido de fondo, se compara con el ruido calculado", añadió. En limpio: se considerará la diferencia entre el ruido de la fuente medido y el ruido de fondo (medido o calculado) y se calificará al ruido como molesto si esa diferencia es mayor o igual a 8 decibeles.
En el medio de todo este "embrollo" enrevesado de medir correctamente el ruido (como indica la Norma IRAM 4062), hay otras variables que siguen tratando de darle un valor numérico a la subjetividad. Por ejemplo, el ruido tonal: es el sonido monocorde, "que tiene una amplitud mayor que la media, con lo cual se debe ponderar el valor medido aumentándolo por un coeficiente de 5 o 10 dB según sea el caso", dijo Fernández.
Otro elemento clave: los decibelímetros deben ser calibrados periódicamente (por lo general, cada dos años). "Existen laboratorios especializados, tales como el INTI u otros con la competencia técnica debidamente acreditada, que realizan las calibraciones; por eso, no cualquiera puede hacer esta tarea. Hay que tener mucho cuidado con cómo se calibran", subrayó el ingeniero. La calibración es un factor fundamental para tener la certeza de que el decibelímetro mide bien o mal. Los aparatos deben tener un certificado de calibración vigente al momento de la medición.
Además, existen otros factores, tales como la temperatura, la presión atmosférica y la dirección del viento que pueden afectar la medición con un decibelímetro. Son factores que deben ser tenidos en cuenta. Para cerrar, el Ing. Juan Fernández consideró como necesario que prime "la honestidad y la experiencia técnica" en las mediciones de ruido ("hay muchos profesionales muy bien capacitados en Santa Fe que pueden hacerlo", aseguró), y que las calibraciones sean realizadas por entidades debidamente acreditadas.
Número y subjetividad
"El ruido y el sonido constituyen algo subjetivo. Si a mí me gusta la ópera y a vos la cumbia, a mí me molestará escuchar esa música que proviene desde tu departamento. Pero hay que ponerle un valor numérico a esa subjetividad, y para eso se hacen las mediciones, con el objetivo ver si, a partir de tal o cual parámetro, un ruido es molesto o no", dice el Ing. Fernández.
Qué dice la norma
La Ordenanza Nº 9623 (de 1992, modificada en 2006), establece para la ciudad de Santa Fe -respecto de los "ruidos excesivos continuos"-, que en el Ámbito Nº 2 (que correspondería a las zonas residenciales y zonas aledañas, en donde se encuentran bares, pubs y paradores, por ejemplo), dos topes: uno diurno (de 6 a 22 horas), que tiene como rango máximo 55 decibelios ponderados (dBA) permitidos; y otro nocturno (de 22 a 6 horas), con 45 dBA.
Por encima de esos valores (y luego de la verificación correspondiente), se consideran ruidos molestos y se labra el acta de infracción sobre el infractor (quien emite el sonido verificado como molesto, por ejemplo, un bar o un parador), indicaron fuentes municipales consultadas. "La medición con el decibelímetro se realiza dentro de la vivienda del denunciante, no fuera de ésta. Si no se lo autoriza a ingresar al inspector a que toma la medición acústica, ésta no se realiza", afirmaron.
El Ámbito N° 1 (zonas de edificios hospitalarios, sanatorios, clínicas, establecimientos educacionales, templos religiosos, salas de velatorios y geriátricos) los rangos máximos son en la franja diurna (de 6 a 22) de 45 dBA, y en la nocturna (22 a 6 horas) de 35 dBA. Se bajan los rangos, pues éstas deben ser las zonas urbanas más "silenciosas".