Redacción El Litoral
Llegan en la primavera atraídas por la abundancia de insectos.
Redacción El Litoral
No solo de seres humanos se llena la Terminal de Ómnibus en plena temporada estival. También es un clásico de esta época que un numeroso grupo de golondrinas elija sus alrededores (e incluso el interior) para descansar y preparar su viaje migratorio hacia el norte. Por estos días, cualquier ciudadano que pase por la zona será sorprendido por el vuelo de una bandada de aves pequeñas, de plumaje negro y pecho gris. Es la Progne chalybea -según su nombre científico-, más conocida como golondrina común, urbana o doméstica, informó el investigador del Conicet (INALI-UNL) y Jefe de Ecología Aves Acuáticas, Adolfo Beltzer.
“Algunas de las que se ven en la ciudad son migradoras pero de corto radio, es decir, cuando migran llegan al norte del país, Brasil, Paraguay”. Esa es la que está instalada en la zona de la terminal, más precisamente, en los árboles de Belgrano y Suipacha. “Durante el día emprenden vuelos emitiendo vocalizaciones características mientras cazan al vuelo insectos tales como mosquitos, moscas e artrópodos varios”, agregó el especialista.
En este momento se están alimentando y descansando durante la mayor parte del tiempo con el objetivo de crear las condiciones que les permita afrontar el demandante proceso migratorio.
Características
Como todas las especies de esta familia, tienen un ajuste morfológico que les permite un pico corto, chato pero muy ancho de manera tal que al abrirlo pueden capturar las presas con facilidad. “Cuando el fotoperíodo -es decir las horas de luz solar se acortan- comienzan a reunirse en bandadas numerosas que indica que se aprestan a migrar hacia el norte”, explicó.
Se calcula que viajan entre 6 y 8 horas diarias con paradas para reposar, en un periplo que les demanda cerca de un mes y medio. El desgaste del viaje y la construcción del nuevo nido las lleva a ‘un estado de pérdida de peso que deben recuperar para afrontar con eficiencia el viaje de regreso y lograr acumular suficiente grasa -combustible- para el viaje con nuevos descansos de recuperación”, contó Beltzer.
Un mismo patrón
Todas las aves que migran responden al mismo patrón. Su sistema nervioso advierte que las horas luz se acortan y esto dispara el instinto migratorio. Un ejemplo -pero no de golondrina- la garciata azul Butorides striata, llega con precisión matemática. Generalmente, entre el 11 y 12 de setiembre de cada año, comienza a sentirse su vocalización en busca de territorio para anidar y reproducirse. Esta especie, como algunas de golondrinas, han sido estudiadas por científicos del Instituto Nacional de Limnología (INALI-CONICET-UNL) y los resultados han sido publicados en revistas internacionales.
Otras especies
Hay otras dos especies que pueden avistarse en la ciudad. Una de las grandes migradoras que llega del hemisferio norte es la denominada golondrina tijerita (Hirundo rústica) porque la cola es furcada como todas pero más larga y al abrirla parece una tijera. Esta sí tiene la fama de su gran recorrido hasta los Estados Unidos y de allí el tradicional comentario de su llegada a San Juan de Capistrano (al sur de California, EEUU) que genera festejos de bienvenida.
También está la ceja blanca. Quienes frecuentan las riberas -orillas de ríos- o costas -lagos y lagunas de la zona- suelen ven durante todo el año una golondrina pequeña, negra, con ceja blanca (de allí su denominación vulgar), cuyo nombre científico de Tachycineta leucorrhoa.
En Argentina, hay 14 especies distintas de golondrinas. Algunas están en áreas urbanas y periurbanas, otras no tienen estos comportamientos pero como tienen un tamaño corporal y un comportamiento similar, y un diseño muy parecido, es común que se crea que se trata de una única especie.
Otras golondrinas menos conocidas por ser de menores densidades y de distribución geográfica distinta incluyen, entre otras, a la Golondrina patagónica (Yachycineta leucopiga), Golondrina parda (Riparia riparia), golondrina barranquera (Notiocheilodon cyanoleuca), entre las más comunes.
“Si bien en la zona litoral se ven con frecuencia la urbana, la tijerita y la de ceja blanca, no quita que el aficionado tenga la posibilidad de identificar alguna de las otras tantas especies y que llaman la atención por su trino mientras cazan, se reúnen en los dormideros -en especial en la etapa premigratoria- y los magníficos desplazamientos en el aire mientras obtienen su alimento. Si bien son de plumaje oscuro combinado con blanco y pardos básicamente su silueta las hace particularmente atractivas y responsables de un espectáculo llamativo en sus numerosas bandadas siempre bulliciosas”, finalizó el investigador .
Cifras
►10.000 kilómetros llegan a recorrer algunas especies de golondrinas en su proceso migratorio hasta el centro norte de Estados Unidos.
►200 kilómetros de distancia pueden cubrir cada día desde el momento en que comienzan a migrar.
►60 kilómetros desarrollan como velocidad promedio durante sus vuelos, con una máxima de 100 kilómetros.