Qué pasó con el "Trencito de Tío Leo", el transporte festivo que recorrió las calles de Santa Fe
El misterio de un ícono popular que hace tiempo no circula por la capital provincial. El Litoral habló con su mentor, quien contó la historia de este original emprendimiento por el que pasearon unos 300 mil chicos en sus 25 años.
Qué pasó con el "Trencito de Tío Leo", el transporte festivo que recorrió las calles de Santa Fe
Hace ya un buen tiempo que las golpeadas calles de la ciudad de Santa Fe no cuentan con la presencia de un vehículo que supo contener la alegría de ciento de miles de personas. ¿Qué pasó con el “Trencito de Tío Leo”? La pregunta resonó fuerte en la redacción de El Litoral y de inmediato, manos a la búsqueda. Redes sociales, viejos números de teléfonos y antiguos contactos hasta dar con Leonardo Melano, el mentor de esta original atracción que la capital provincial supo tener.
Idea y puesta en marcha: la historia del trencito
El entrevistado abrió el cofre de los recuerdos y desentrañó los secretos del trencito. “En 1992 tenía 22 años y estaba recién casado, con muchas ganas de hacer cosas. Fuimos de vacaciones a la Toma Vieja (N. del R: hace referencia al balneario de la ciudad de Paraná, Entre Ríos) en un todo terreno, un ‘bugui’. A los chicos les gustaba y se querían subir. Fue entonces que un amigo que tenía la concesión del bar del lugar me dice ‘¿por qué no le pones un carrito y los sacas a pasear?’. Y sacando conclusiones no estaba tan mal. Ya de vuelta en Santa Fe me quedé con eso en la cabeza y me puse a dibujar, a proyectar. Cómo se podía hacer, de qué manera. Tengo conocimientos en mecánica, sé de autos, mi padre tuvo uno de los talleres más reconocidos de la ciudad y conocíamos del tema, así que le dimos para adelante con el proyecto”.
Imágenes y edición: Fernando Nicola
Luego Melano contó otro dato desconocido. “Una primera idea fue un velero enganchado con asientos para pasear los niños. Pero un primo que hace diseño me dio la idea del trencito. Ahí arrancamos, fue entre enero y febrero de 1993”, señaló.
En ese sentido, el entrevistado dio detalles del proceso de fabricación del vehículo. “Sufrí mucho cuando lo hacía. Quedé ‘secó’. Yo compraba y vendía autos, llegaban chocados y los arreglaba para venderlos. Corté con eso y me puse con el tren. Soñaba mucho, estaba seguro, que no podía errarle. Se hizo en dos etapas, primero fue hacer la ‘maquinita’ con forma de tren y no encontraba el diseño, tenía que gustar a un niño por lo que recorrí las jugueterías de la ciudad y ningún juguete me gustaba. Un sobrino tenía esos trencitos que andaban a pilas y de ahí saqué el modelo. La segunda parte fue hacer el vagoncito. Ahí hice un quiebre, ‘estoy loco’ me decía a mi mismo. Fui a una empresa que vende hierros y le mostré el proyecto a los dueños, primero me dijeron que estaba loco pero después les gustó. Y me fiaron todos los hierros y chapas. Lo armé en la vereda porque si lo hacía en el taller de mi viejo, no podían entrar los autos. Era toda una revolución en el barrio porque venían todos los días a verlo. Me acuerdo que venía un abuelo y todos los días me decía ‘está quedando linda la ‘calesita’ y siempre le respondía que era un trencito”, relató.
Gentileza D.R
Foto: Gentileza
Salir al ruedo
La cronología del trencito lo ubica listo para salir al ruedo en septiembre de 1993 luego de unos siete meses de árduo trabajo, según reconoce su creador. “Fue duro conseguir motor, chasis, que quede lindo. Y arrancó el 11 de ese mes y desde ese día salimos, hablo en plural porque lo incluyo al trencito, a ofrecer con una foto por los jardines de infantes del centro, por calle 1° de Mayo que había muchos. Todos me contrataron, todos”, recordó Melano. Y agregó: “El primer viaje fue con los chicos de catequesis de la parroquia Santa Teresita, que en ese momento estaba el padre Hilmar Zanello, estaba contento él. Es más, me ofreció guardar el tren en un galpón de la iglesia y durmió allí durante 11 años hasta que me mudé más al norte y pude dejarlo conmigo”.
— Siempre sentía que era un ‘transformer’, pasábamos a ser uno. Hasta el último día sentí eso. Ese bendito temor, porque era un miedo bueno no malo de llevar lo más preciado de un ser humano que es un hijo. Los padres me daban la confianza de sus chicos. Por eso había que tener mucho cuidado; nunca pasó nada, al contrario, fueron todas alegrías. Fui a los barrios más peligrosos, nunca dije que no a ningún cumpleaños. A mi me contrataban muchísimo de los barrios periféricos, ahí donde más lo disfrutaban al trencito.
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Foto: Gentileza
—¿Cuántos chicos subieron al tren?
— Una vez me puse con las agendas a hacer un promedio de nenes que habían subido, porque también trabajé mucho con las escuelas. Era un clásico para el “día del niño”, de los jardines infantiles, el día de la Primavera y un montón de fiestas. Incontadas veces a la costanera, al parque de la locomotora. Al trencito se subieron 300 mil chicos aproximadamente.
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Foto: Gentileza
Últimos viajes
Con 25 años recorriendo la ciudad, llevando en sus lomos a ciento de miles de chicos e incontables kilómetros en su motor, el emprendimiento comenzaba a despedirse. Así lo contó su titular: “No fue una decisión de un día para el otro; de decir ‘esto vamos a ir cerrando’. Siempre fui inquieto, de buscar nuevos proyectos. Uno de los motivos era que quería disfrutar más de mi familia los fines de semana, el momento que el trencito tenía más trabajo. Empecé a ver que se estaba cumpliendo el plazo para decir ‘basta’. Paralelamente yo inicié a diseñar juegos didácticos para los chicos y de a poco me fui dedicando más a eso. Un día del niño en Esperanza, que fue muy emotivo, terminó siendo el último viaje del trencito”.
Sobre la repercusión del trencito en la sociedad santafesina, Melano aseguró: “Hay miles de fotos por todos lados de cumpleaños, siempre hay alguien que te manda. Incluso hay gente que todavía me llama y me pide una reserva. Estoy seguro que quedó en el corazón de muchos nenes que hoy deben ser padres de familia que le deben mostrar la foto a sus hijos de cuando paseaban en el tren. Es una hermosa etapa de mi vida. Soñada. Yo era muy chico cuando lo hice, cuando tuve la idea. Si me preguntabas por si iba a tener éxito, yo suponía que iba a trabajar pero no que iba a tener semejante aceptación. Significa muchísimo. Una de las cosas que más disfruté fue crearlo, fabricarlo. Trabajarlo fue lindo, nunca tuve un problema".
Archivo El Litoral D.R
Foto: Archivo El Litoral
Reconocimiento
En 2014, en coincidencia con los 20 años del trencito, desde el Concejo Municipal de Santa Fe se dio un reconocimiento por la trayectoria. “Fue muy lindo y emotivo. Al poco tiempo, me llamaron del Senado para un ‘premio’ similar”, mencionó Melano.
¿Qué pasó con el trencito? Esa pregunta será contestada en la segunda parte de esta historia que continuará...