Los pibes scouts, sus 10 años y la meta: mejorar la vida de un barrio postergado
El grupo de ese sector del noroeste celebró una década ayudando al prójimo: son unos 25 chicos que continúan su labor solidaria, hoy haciendo prepizzas para donar, entre otras labores. Lograron cambiar su propia visión de mundo para salir adelante.
En el barrio Las Lomas, bien al noroeste de esta ciudad, la pandemia cortó el circuito de las changas, de la albañilería, el trabajo doméstico. La vida allí pareciera ser, para muchos, vivir de un día a la vez y como se pueda. Y en lo peor de la cuarentena, con la gente encerrada y con miedo a "un virus raro", un grupo de pibes se juntaba a cocinar, acompañados con sus coordinadores: llegaban a hacer entre 80 y 100 porciones familiares para donarlas. Siempre listos.
Con este tipo de actos solidarios -simples, pero de una poderosa nobleza-, estos pequeños grandes héroes son quienes integran el Grupo Scout de barrio La Loma: así, sin "eses", como dicen ellos, a pesar de que la cartografía dictamina que el nombre de ese barrio es en plural, Las Lomas. El equipo cumplió en septiembre una década de trabajo desde que se instaló allí, ayudando a otros y claro: ayudándose a sí mismos. La mayoría proviene de una condición humilde.
Son unos 24-25 chicos y adolescentes de entre 10 y 21 años. Estos últimos terminaron su etapa de "beneficiarios scout" en el grupo y están llegando a ser "dirigentes", que es el momento cuando pueden pueden tomar vuelo y dejar el grupo, pero no: esos pibes de 21 años o más siguen yendo a dar una mano a los más chicos.
"¿Qué pudimos transformar en los 'gurises' durante diez años? Bueno, un cambio de mentalidad: que ellos mismos pudieran darse cuenta de que pueden cumplir sus sueños, de que pueden transformar para bien su propia realidad y ayudar a cambiar para bien la vida del barrio", le dice a El Litoral el Jefe del Grupo, Martín Dalmazzo, y al decir "gurises", con particular tonada, se delata: es correntino.
Gentileza Un scout entrega donaciones de prepizzas a dos vecinas.
Un scout entrega donaciones de prepizzas a dos vecinas. Foto: Gentileza
El horno pizzero
El punto de encuentro es el patiecito de la capilla Nuestra Sra. del Rosario del Salado. Pero también allí es donde ellos pudieron hacer su propia sede scout. La levantaron ellos, los chicos: quizá con la ayuda de algún vecino albañil levantaron los cimientos, pusieron ladrillo tras ladrillo, hasta el revoque y el pintado de las paredes.
Los pibes realizan las actividades todos los sábados de 15 hasta las 18, que se pudieron retomar plenamente este año. ¿Y qué hacen hoy? Siempre con sus coordinadores, cocinan pizzas o prepizzas, panes, fideos y otros productos que se donan a instituciones de bien público de toda la ciudad, no sólo en el barrio (también se venden en el marco de algún evento benéfico). "Llegamos a hacer más de 120 prepizzas en un día, imaginate la alegría", narra Dalmazzo. Para poder cocinar, antes hacen colectas de harina.
En 2017, el grupo se postuló con un proyecto ante la asamblea nacional de los Scouts Argentina. La idea era contar con una pequeña panificadora: un horno pizzero y la batería de cocina necesaria. La finalidad de esto: que el grupo pudiera autosustentarse, y que además sus integrantes y el resto de los "gurises" del barrio aprendieran un oficio, para que el día de mañana pudieran tener una salida laboral.
Gentileza También hacen construcciones con troncos: mesas, sillas, entre otros.
También hacen construcciones con troncos: mesas, sillas, entre otros. Foto: Gentileza
Lo lograron: recibieron el financiamiento para adquirir el horno y todo el equipo. Allí cocinan hoy las prepizzas y todo lo demás. "Y hasta ahora, 2 ó 3 chicos del grupo, los mayorcitos, ya están aprendiendo el oficio de la panadería. Sus conocimientos se los van pasando a los más chicos", cuenta Dalmazzo.
¿Y qué les deja el aprendizaje de ese noble oficio? Que ellos mismos se van dando cuenta de que pueden tener un sueño y, trabajando para cumplirlo pueden cumplirlo, siempre con esfuerzo propio. "Hoy vemos los frutos y estamos muy contentos. Lo fueron aprendiendo en su andar scout", subraya el Jefe de Grupo.
Pero hay más: este año, los chicos del grupo se anotaron en un concurso nacional de construcciones. En un campo que les prestan para hacer campamentos, están haciendo con troncos mesas, sillas, un mirador en altura, un refugio, pórticos de entradas, un mástil, entre otras cosas. Es la primera vez que ingresan en una competencia así.
Gentileza Un mirador en altura es otra de los proyectos que está en marcha.
Un mirador en altura es otra de los proyectos que está en marcha. Foto: Gentileza
Cambiar la visión
En 2020, antes de que empiece la pandemia, uno de los pibes dijo un día: "Che, ¿no sobrará una cobija? Porque en mi casa tengo frío al dormir". Otro saltó y propuso: "Pero, ¿y si hacemos una colecta de frazadas para todo el barrio? Llegaron a juntar, con donaciones, más de 150 cobijas, ropa de abrigo. Ellos mismos ven que tal o cual persona está durmiendo en la calle, por ejemplo. Entonces, nos reunimos y tratamos de buscar una solución. Son conscientes de las problemáticas que les tocan de cerca.
Es el cambio en el pensamiento, insiste Dalmazzo. Ese cambio empieza por dentro, entonces: en tomar conciencia de que ellos pueden, con esfuerzo y siempre mirando al prójimo, transformar sus vidas y el lugar donde viven. Incluso uno de ellos, un poco mayor y de Las Lomas, está por terminar su carrera universitaria. Le costó mucho llegar, pero lo hizo con mucho esfuerzo. Es el espíritu scout: el que ayuda a señalar el horizonte que cada pibe elige por sí y para sí mismo.