Mariana Salvador y Yamila Riego
Especial para El Litoral
Dos integrantes de la ONG Santa Fe en Bici plantean su postura ante una nota que muestra infracciones de ciclistas.
Mariana Salvador y Yamila Riego
Especial para El Litoral
“Entonces vos venís en tránsito y tenés que frenar porque vienen los señoritos en bicicleta hablando y haciendo paseíto dominical, cuando vos estás conduciendo un vehículo con motor. Al próximo lo choco”, dice un audio que anda recorriendo grupos de WhatsApp en la ciudad, desconociendo que también los ciclistas somos tránsito.
“Los ciclistas también tienen obligaciones”, dice la nota que publicó la página web de El Litoral, como si todos los ciclistas fuéramos infractores y como si fuera el principal problema del tránsito. No se trata de ver la paja en el ojo ajeno, muy por el contrario. La generalización apresurada es una falacia que se comete al inferir una conclusión general a partir de una prueba insuficiente.Una generalización apresurada puede dar lugar a una mala inducción y por tanto a una conclusión errónea.
Algunos —y nos atrevemos a decir que muchos de los que recorremos la ciudad en bicicleta—, pensamos que los ejemplos arriba descriptos (entre otros) corren el eje del debate, y que de esta manera se arma una especie de “guerra” entre los que usan vehículos motorizados y quienes se mueven caminando o en bicicleta.
En realidad, hay que debatir seriamente sobre la responsabilidad del estado en la movilidad urbana, lo que implica poner el foco no en quien tiene más multas o infracciones sino hablar de políticas integrales que trabajen sobre la ciudad que merecemos vivir entre todos (incluyendo a mujeres, niños, personas con discapacidad, etc.) y que fundamentalmente se base en el cuidado de la vida, la integridad física, la calidad de vida y las generaciones futuras.
Pensamos que la ausencia del estado en estos temas produce “debates” en la ciudadanía sin demasiados fundamentos que lleva a ejercer violencia contra cualquiera que ande en bici sin saber si es de los que pasan en rojo o no. Además la infracción de estacionar en la ciclovía no deja de ser infracción porque haya personas en bicicleta que crucen en rojo o circulen por Alem.
Pensamos también que la bici significa, para los grandes negocios motorizados: menos clientes, menos venta de autos 0 kilómetro, menos venta de nafta y menos boletos de colectivo. Para los municipios: menos multas de tránsito; es decir, menos recaudación. Para los negocios de la salud: el ciclista es una persona más sana, que necesita usar menos su obra social y comprar menos medicamentos. La bici no es conveniente para mucha gente, para muchos negocios “intocables”, si no la defendemos, siempre deciden por nosotros los más poderosos, que no son precisamente los que más nos cuidan.
Las ciudades que tienen más peatones y más bicicletas construyen entornos más amigables. Menos autos y más bicis. Se vive mejor. Hay que incentivar el uso de bicicletas, y promover el uso racional de los vehículos motorizados, priorizando bicis y peatones.
Las leyes de tránsito de nuestro país están hechas por y para automovilistas. Pensamos que se necesita educación vial para respetar las normas, en cualquier vehículo (motorizado o no) e infraestructura vial adecuada en toda la ciudad, centrando la necesidad en los vehículos no motorizados.
La bicicleta es considerada un vehículo, para “reivindicarla”es necesario contar con ciclistas responsables y con automovilistas que comprendan que conducen armas letales.
En Londres, se ha implementado una medida en que los semáforos tienen un tiempo de liberación temprana solo para ciclistas, esto es para que puedan adelantar su andar a los autos, considerando la velocidad que puede alcanzar cada uno. Esto distingue la circulación de todos los vehículos que comparten la calle, priorizando el cuidado de los más vulnerable: los ciclistas.
En Estados Unidos está vigente la “Ley Idaho” que autoriza a los ciclistas a considerar las señales de PARE (stop signs), como señales de ceda el paso (yield signs), y a los semáforos en rojo (red lights) como señales de PARE. Interpretamos que esto reconoce la bicicleta como un vehículo que utiliza las calles, con sus señales de tránsito incluidas, pero que distingue su uso respecto del tránsito de vehículos motorizados. Distintas velocidades, distintas fuerzas, distintos peligros, distintos usos de la calle. La forma en que las bicis se mueven en la ciudad es distinta a la de los autos, fundamentalmente porque son menos peligrosas.