Ranchos por casas: paredes sólidas para empezar a edificar un cambio de vida
Un trabajo conjunto entre la provincia de Santa Fe y el Movimiento Los Sin Techo permite reemplazar viviendas precarias por otras de materiales durables. Primer paso en un largo camino hacia la igualdad de oportunidades.
Con las paredes levantadas y el techo colocado, el trabajo sigue en el barrio de Circunvalación y Mendoza. Crédito: Flavio Raina
Hace rato que amaneció y en un viernes particularmente frío, hay actividad en el barrio que se erige en Circunvalación y Mendoza. Actividad y otro color desde que se inició la construcción de 45 viviendas de material, a partir de un trabajo conjunto entre el gobierno santafesino, a través del Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat, y el Movimiento Los Sin Techo.
El color verde es para las nuevas casas que tienen un baño, una habitación sirve de estar y dormitorio, y una galería que algunos comenzaron a cerrar para hacer otra pieza. El naranja y amarillo es para la primera construcción que se ve desde la ruta y lleva por nombre Merendero Los Olvidados, una denominación que cobra sentido en la charla con vecinas y vecinos y que es imperioso modificar, no por puro formalismo sino por necesidad. Ya se verá por qué.
Frente a las casas quedan algunos ranchos que aún resta desarmar. El contraste es clarísimo: chapas encastradas como un puzzle mal cortado, maderas y elementos precarios frente a construcciones de cemento donde se van instalando los servicios (luz y agua) para garantizar condiciones de salubridad. Entre unos y otras, calles de tierra que sin dudas deberán ser la siguiente prioridad para mejorar la salida y entrada al barrio en días de lluvia, incluso para que la llegada a la escuela de los cien chicos (o más) que habitan el barrio sea más simple.
Martín, Mirta, Rosario, Candela y Aysa reciben a El Litoral en la entrada al barrio y cuentan que "el cambio es grande porque pasar de un ranchito a una casa de material nos ayuda mucho, y tener un baño digno es importante, sobre todo por los chicos. A todos nos cambió la vida: hay que ver cómo es vivir con el frío, la lluvia, el agua, los bichos en un rancho; corriendo a los chicos de aquí para allá con cada gotera", describen.
"Una casa de material significa que ya no nos movemos más. "Esto es para echar raíces", coinciden. El arraigo es uno de los objetivos que estableció la provincia con este programa que también se desarrolla en otros puntos de la provincia.
"Un cambio de vida" es lo que que significa para vecinas y vecinos de Santa Rosa de Lima habitar una casa de material. Crédito: Flavio Raina
José Luis Zalazar es referente de Los sin Techo y, en diálogo con El Litoral, recuerda que el trabajo que se desarrolla allí y en otros barrios de la ciudad de Santa Fe es posible a partir del convenio firmado en el año 2020 con el gobierno provincial con un objetivo que no deja lugar a segundas interpretaciones: "No más ranchos en Santa Fe".
"Es la misma línea que impulsó (el fundador del Movimiento) Atilio Rosso cuando el 17 de agosto de 1998 firmó un convenio con el entonces gobernador Jorge Obeid y en la Navidad de 2020 se hizo, simbólicamente, con el último rancho en Alto Verde", recuerda el referente.
Mientras tanto, el último censo que el movimiento hizo en la ciudad arrojó un total de 1.750 construcciones precarias. Fue el punto de partida para presentar un programa de trabajo al actual mandatario Omar Perotti y el resultado fue una tarea conjunta que se inició en barrio Jesuita, siguió en La Loma, San Agustín, barrio Toba, Santa Rosa de Lima y Los Troncos. Luego vendrán otros barrios, pero para eso habrá que esperar que se definan los proyectos.
En el reparto de tareas, vecinos y vecinas participan en aquello que puedan realizar mientras se recurre a mano de obra especializada para tareas más complejas como la instalación de los servicios.
"Después de la pandemia hicimos 400 casas; no es poco", reflexiona Zalazar aunque reconoce que "el crecimiento poblacional sigue siendo el mismo y en la ciudad se construye un rancho por día". Sin embargo, considera que "con este programa estamos conteniendo el crecimiento de esos ranchos". "Conteniendo", remarca porque "la demanda es mucha y nacen muchos chicos en la marginalidad".
"Nos quedan algo más de 1.200 ranchos que vamos a seguir reemplazando por casas, y después veremos cómo trabajamos para los nuevos", proyecta. Mientras tanto, "estamos contentos y conformes y vamos a seguir avanzando de acuerdo al censo que tenemos: la Provincia nos financia las casas, tenemos la gente y la experiencia, y le seguimos poniendo el pecho a esta necesidad".
El registro gráfico de la vida cotidiana, con las manos en la obra. Crédito: Flavio Raina
Como sortear la indigencia
49.466 pesos. Esa es la cifra que necesita una familia tipo para no ser considerada indigente en la Argentina. "Es un problema serio en nuestros barros donde, con la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar todavía faltan 20 mil pesos para llegar a ese límite y la gente no tiene cómo conseguirlos", dice Zalazar.
En Santa Rosa de Lima, donde El Litoral recorrió las viviendas que se construyen junto a la provincia, este diagnóstico se cumple a rajatablas: cirujeo, venta de panes o bollos y otras actividades informales son las que sostienen el precario ingreso familiar y las necesidades son muchas: desde el sustento básico hasta un par de anteojos de mucho aumento, como los que necesita Jésica desde que se rompieron los que tenía (por segunda vez, la primera intentó remendarlos como pudo).
"En la ciudad de Santa Fe hay 9.500 familias en la indigencia: no las conocemos a todas pero sí a una buena parte y sabemos que no llegan a comer", explica José Luis Zalazar. El Movimiento Los Sin Techo impulsa desde hace tiempo la creación de una asignación para que "los pobres entre los pobres" crucen al menos esa primera línea de subsistencia para empezar a limar la inequidad "que es injusta desde su raíz".
Una construcción se distingue del resto en el acceso a Mendoza por Circunvalación. Es el merendero Los Olvidados que aguarda colaboración privada y oficial para funcionar sin interrupciones. Crédito: Flavio Raina
Los Olvidados
En el barrio que se erige en Circunvalación y Mendoza, una de las casas se distingue del resto por el color: amarillo y naranja. Es para el Merendero Los Olvidados. El nombre responde al sentimiento que comparten en el barrio, donde convocan a la solidaridad y a la ayuda oficial para atender necesidades básicas de niños y niñas.
"Hace dos semanas tuvimos que suspender la copa de leche; pedimos donaciones por Facebook pero no tuvimos respuestas", cuentan allí horas antes del Día de las Infancias que ya se anticipaba como magro en regalos. Todo viene bien y hace falta: leche en polvo, frazadas, ropa, calzado. Para colaborar, se puede llamar a los teléfonos: 342-5576128 y 342-4277988.