Lía Masjoan
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El río mide hoy 5,10 metros en Santa Fe y está a 10 centímetros del pico esperado, que llegaría el próximo 31 de julio, según la proyección del INA. El agua ya está al pie de las defensas y a punto de cubrir los pilotes del Puente Colgante. Desde allí puede observarse el constante y vertiginoso ingreso de la correntada, y una gran cantidad de camalotes que rodean al Yacht Club y sus inmediaciones.
En la Ruta 168, frente a Ciudad Universitaria, siguen evacuadas 13 familias de La Vuelta del Paraguayo. Y entre El Pozo y el rulo de La Guardia, hay varias casitas precarias bajo agua, muy cerca de los aliviadores de los puentes.
En Alto Verde, ayer se cortó el camino que lleva a La Boca, en el extremo sur del barrio, con lo cual quedó habilitado el puente de una sola mano y tránsito reducido. Las familias todavía no tienen ningún tipo de problema de anegamiento, pero sí de comunicación y traslado. “Ahora tenemos que caminar”, contó Yamila Cabrera, que hoy cruzaba con sus tres niños pequeños. Es que los colectivos no pueden circular por el puente, con lo cual dejan a los pasajeros de un lado.
Esta vez, el municipio dispuso que la Línea 13 deje un coche apostado del lado de La Boca, de modo que pueda atravesar los 2,700 kilómetros del paraje acercando a los vecinos a sus casas y a los alumnos a las escuelas. Allí funciona la Thompson, el único establecimiento secundario público. Su director, Pedro de Martino explicó que esta semana faltaron varios chicos porque con este cambio de sistema, el colectivo no les está cobrando el boleto escolar a 0,50, sino una tarifa de $ 2,25, que muchos alumnos no pueden pagar.
En cada extremo del puente hay apostado un inspector de la Brigada de Controles Generales del municipio para organizar el cruce, ya que es de una sola mano. “Pero deberían venir más temprano porque hoy a las 8 una docente tuvo que retroceder porque se encontró con otro vehículo a mitad del trayecto”, contó el director. Esta mañana trabajaban operarios para mejorar la iluminación en el viaducto.
En Colastiné Sur hay una sola familia evacuada en los refugios que dispuso el municipio en el ingreso al barrio. Pero el agua comenzó a llegar a cinco casas de material que están fuera del anillo de defensa. Allí viven las familias de Leonardo Camargo, Ramona Céspedes, Yésica Parola, Juan Carlos Molina y Gastón Franco, con muchos chicos. Esta mañana, llenaban y acarreaban bolsas con tierra y arena, con la ayuda de otros vecinos, para intentar defender sus casas. “La Municipalidad recién nos trajo hoy un poco de tierra pero como estamos fuera de las defensas no nos quieren ayudar. Y nosotros queremos pelearla hasta al final porque vivimos acá toda la vida”, dijeron.