Un 29 de abril tan gris, triste y lluvioso como en 2003
Vecinas y vecinos de la ciudad se concentraron en la Plaza de Mayo en memoria de la peor tragedia que sufrió Santa Fe: hace 21 años un tercio de la ciudad quedaba bajo el agua. “No nos conforma que el Estado no apele el fallo judicial”, dijo el inundado Jorge Castro.
Acto a 21 años de la inundación de Santa Fe de 2003. Manuel Fabatía.
La memoria puede ser visual, auditiva o kinestésica. Cada cual lleva en su cabeza una fotografía, el eco de una voz o esa sensación de humedad en la piel, en la ropa, en la casa. Lo cierto es que todas y todos los que marcharon este lunes 29 de abril desde la Plaza del Soldado hacia la Plaza 25 de Mayo para recordar la peor inundación que sufrió Santa Fe en su historia lo hicieron bajo un cielo tan gris y lluvioso como aquel martes de hace 21 años atrás. Corrió mucha agua por el río. Más de dos décadas. Algunos ya no están, como la seño de la escuela Zaspe, Ana María Salgado. O están presentes en el recuerdo de esos otros que hoy marcharon para no olvidarlos, como Claudia Albornoz, “La Negra”, la inundada de barrio Chalet que escapó del agua enojada y rabiosa, y montó junto a sus vecinos la Carpa Negra por la Dignidad y la Justicia en la misma Plaza 25 de Mayo, para así mantener viva la antorcha de la memoria. Ella recordó en este día a otra militante que ya no está, Mónica Fesi, “pero que está acá, adentro mío”, dijo, “porque ella me enseñó a luchar en esta plaza”.
Claudia Albornoz, una de las hacedoras de la Carpa Negra de los inundados. Manuel Fabatía.
En la marcha y posterior acto para recordar la inundación de la ciudad de Santa Fe de 2003 había este lunes esos rostros de siempre. Más gastados por el paso del tiempo. Más curtidos por las sucesivas crisis y vaivenes de la vida cotidiana. Siempre marchantes para manifestarse, para vociferar que allí van, caminando, ahora un poco más lento, los inundados de Santa Fe. Al igual que los que no se inundaron, pero que por aquellos días tendieron una mano solidaria, o abrieron la puerta de sus casas para alojar a los vecinos que lo perdieron todo. Y estaban en la plaza también aquellos niños y niñas inundadas, hoy hombres y mujeres, hijos del agua del Salado.
Acto a 21 años de la inundación de Santa Fe de 2003. Manuel Fabatía.
En la Plaza 25 de Mayo los esperaba un cartel ubicado junto a los mástiles para recordar a las víctimas fatales de la inundación. Allí antes había cruces de madera que ya no están. Un costado más allá habían montado el domingo la Carpa Negra. Y en el centro, un escenario por el que desfilaron quienes quisieron tomar la palabra y decir algo, con el cartel de fondo que recuerda a “los inundadores”. No hubo lectura de documento único. Hubo la rabia de siempre. Hubo micrófono abierto. Y resonaron los nombres de los muertos que permanecen vivos en la memoria: Carlos Carpes, Angel Gramajo, Amalia Oliva, Dora Benítez, Julia Peirano, Juan Castillo, María Chamorro, Priscila Andino, Diego Galván, Leticia Pedulla, Roque Zanutigh, Juan Balbuena, Omar Paolín, José Navarro, Roberto De Piano, Ricardo Puchol, Eden Campos, Hugo Galateo, Uriel Castillo, Domingo Cabral, Benigno Kratky, Delia Monzón, Juan Martínez, Jairo Maldonado, Rubén Gazziano, Lucía Bovino y Marino Pivato.
El acto organizado por la Asamblea de Inundados de Santa Fe, que cobija a distintas organizaciones como la Carpa Negra y la Marcha de las Antorchas, fue -como cada año- abierto a toda la comunidad. En esta oportunidad se recolectaron alimentos no perecederos para ser distribuidos en los comedores y merenderos de todo el cordón oeste de la ciudad. Los alimentos fueron acopiados en la Carpa Negra para ser distribuidos luego en los barrios.
Dolor presente en la plaza. Manuel Fabatía.
Hay que recordar que además de las 27 víctimas fatales por causas directas de la inundación hubo otras muertes colaterales. Los organismos de derechos humanos llegaron a contabilizar esa cifra en más de 150 personas. A las que se suman quienes padecieron enfermedades de todo tipo. Por este motivo, además de los severos daños materiales que sufrió la gente, la Legislatura Provincial declaró el 29 de Abril el Día de la Memoria del Pueblo Inundado. Un día para la reflexión, la memoria y el cuidado de los sistemas de defensas de la ciudad.
Antes del acto en la Plaza 25 de Mayo hubo una concentración desde las 17 en la Plaza del Soldado. Las columnas de manifestantes marcharon desde allí hasta el lugar en el que se realizó el acto central. Antes de llegar a la plaza debieron cruzar junto a la Catedral, a donde una familia en situación de calle pedía limosna, como un pesebre tan viviente que dolía verlos allí a la intemperie. Entonces una joven madre identificada con una remera de la organización “La Poderosa” se abrió por un momento de la columna de gente y le entregó el abrigo de su beba a la madre que aguardaba por ayuda, sentada en la escalinata junto al resto de su familia.
Madre e hijo, Claudia y Joaquín Albornoz, inundados de barrio Chalet.
Manuel Fabatía.
Ya en la plaza comenzó el acto. “La Negra” Albornoz, que ofició de maestra de ceremonias, dijo que “el símbolo más fuerte de este 21 aniversario de la inundación tiene que ver con la Justicia, que nos debe un montón”. La militante marchó junto a los vecinos de barrio Chalet entre los que se encontraba su hijo, Joaquín. “Mi vieja me sacó un día antes de que se inundara el barrio”, contó quien por entonces tenía 5 años. “Me tuve que quedar en la parte de la ciudad que estaba seca con mi abuela hasta que bajó el agua. El mayor recuerdo que tengo de esos días es esta plaza, los 198 días que pasamos acá, en la Carpa Negra. Pasamos la Navidad, el Año Nuevo y aprendimos a luchar por la dignidad del barrio, que la habían borrado el agua y el gobierno”.
Quién dijo que todo está perdido
Señorita Miraflores, acompañada por Juan Candioti en la guitarra, sumaron versos y melodía a las palabras de los disertantes con algunas canciones. Interprentaron "Cantor de Oficio", "Rompa el cielo" y "Testamento". Pero uno de los momentos más emotivos fue cuando sonó “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de Fito Páez. Piel de gallina y miradas cruzadas en la plaza. Como la de Guillermo Ifrán, ese otro inundado que aprendió a luchar tras el paso del Salado por su hogar.
Señorita Miraflores cantó junto a la guitarra de Juan Candioti. Manuel Fabatía.
Luego subió “La Matria”, una artista popular del cordón oeste que realizó una performance caracterizada con elementos simbólicos de la libertad: un gorro frigio, una túnica blanca y los colores celeste y blanco. Sobre las tablas dijo unas palabras y leyó un poema escrito por Horacle, un vecino inundado que falleció. Versos escritos en un cuaderno dedicados con suma amorosidad a sus vecinos.
"Yo soy la Matria que nos parió", dijo, y leyó un poema de Horacle, un inundado que ya no está. Manuel Fabatía.
Más tarde fue el turno de un duro y contundente discurso de Jorge Castro, el inundado que junto a Milagros Demiryi -su compañera- querellaron la denominada Causa Inundación en la Justicia. En resumidas palabras, Castro dijo que no se conformarán con la decisión del Estado Provincial de no apelar el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe que lo culpabiliza, por lo que deberán indemnizar a los afectados que todavía no recibieron lo que les corresponde. “Si es necesario, apelaremos en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, advirtió el militante del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. “Estamos viejos y cansados, pero no nos van a doblegar”, se afirmó en el escenario ante la ovación de los manifestantes.
Jorge, "El Negro" Castro dijo que seguirán luchando. Manuel Fabatía.
El acto cerró ya de noche con otro número musical. Pese al calor de la gente el viento frío se colaba desde la ochava del Paseo de las Tres Culturas y se hacía sentir. Los alrededor de mil manifestantes que participaron del acto comenzaron de a poco a volver a sus hogares. Muchos de ellos, a esos hogares a los que hace 21 años atrás los había tapado el agua.
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