Santa Fe: aprendieron a confeccionar pelotas y armaron un taller en la vereda
La mini fábrica funciona en la casa de uno de los cinco integrantes. Ya hicieron un pedido grande para Buenos Aires y apuestan a crecer para seguir manteniendo la fuente laboral e ir incorporando jóvenes al oficio.
Por ahora, la mini fábrica funciona en la vereda, pero están buscando un espacio físico donde montarla de forma permanente. Crédito: Luis Cetraro
El emprendimiento fue surgiendo de a poco, como suele pasar: un curso de oficios, tres pelotas de fútbol que "quedaron lindas" y las ganas de salir del desempleo. Así empezó en octubre pasado, la mini fábrica de confección y arreglo de pelotas "El Brigadier", que cada día se monta en la vereda de la casa de uno de los socios, al norte de la ciudad de Santa Fe.
Se trata de un grupo de cinco miembros: Lucas Montes y Micaela Vázquez -que son pareja-, Jorge Dueñas; también Oscar y Verónica. El proyecto nació con una idea y a partir de que los integrantes se conocían del club de fútbol Los Crack de Guadalupe, del cual Micaela es presidenta y otros son entrenadores. Esa institución congrega a 150 chicos que practican en la cancha de avenida Aristóbulo, entre Azcuénaga y Matheu.
"Nosotros teníamos un 'profe' antes, que sabía de arreglo y costura de pelotas y nos dijo un día que juntáramos un presupuesto para empezar a comprar cueros. Hicimos un curso de confección de pelotas a partir de una idea de la Liga Barrial, que nos impulsó a esto y le agradecemos. A través de los días, fuimos aprendiendo el oficio, vimos que era fácil, que podíamos hacerlo y salir a la venta con dos o tres pelotas que nos salieron buenas", cuenta Lucas, vocero del equipo.
Las pelotas se cosen a mano, en dos calidad de cuero. Crédito: Luis Cetraro
"Nos mirábamos entre nosotros; éramos varios locos que estábamos sin trabajo... y bueno, empezamos con este proyecto", detalla.
A partir de ahí, subieron fotos de las primeras pelotas "que quedaron lindas" a las redes sociales; la suerte hizo el resto. "Un señor de Rafaela que sigue a Los Crack en las redes vio fotos de las pelotas y nos donó toda la maquinaria y los cueros para hacerlas, porque él se empezó a dedicar a otra cosa", comenta Lucas. Y agrega: "Las máquinas donadas -prensadora y moldeadoras-, no podríamos comprarlas nosotros por su costo".
En la vereda y a puro hilo y aguja
El tallercito o "mini fábrica", como ellos la llaman, se arma cada día en la vereda del hogar que Lucas y Micaela comparten con sus hijos, en 25 de Mayo al 8000. Cada siesta, sacan afuera la prensadora, viene el resto del grupo y se ponen a cortar y coser las esferas.
"Ya tuvimos ventas: unas 70 pelotas que nos encargó una Iglesia de Buenos Aires, y ahora estamos haciendo 100 para la Liga Infantil de los Barrios", comenta Lucas, quien sostiene que están esperando cerrar un pedido grande de un club de la zona y de otros que están haciendo consultas. "Cuando empiecen a abastecerse de pelotas, seguramente nos van a contactar porque es la única mini fábrica que hay en Santa Fe. Si vos querés comprar una pelota en un lugar que no sea un comercio deportivo, hoy tenés que irte a Buenos Aires o Córdoba", indica.
Lucas utiliza la prensadora para cortar los gajos. Crédito: Luis Cetraro
Además, están a la espera de concretar una reunión para la realización de un encargo especial. "Quieren que aprendamos a hacer pelotas para jugadores ciegos; de esas que llevan un sonajero adentro", se entusiasma Micaela. A su lado, Jorge dice que también hacen reparaciones de pinchaduras, cortes. "Muchos chicos nos traen las pelotas de Qatar que les regalaron y les duraron poco", se ríen.
Desafíos futuros
Lucas, que es entrenador de un equipo de fútbol femenino, dice que la idea del grupo es apostar a crecer y consolidar el emprendimiento. "Si nos empieza a ir bien, queremos incluir a más jóvenes. Si llegamos a tener más pedidos grandes, no vamos a llegar a confeccionarlos nosotros cinco, así que quisiéramos que más chicos aprendan el oficio y nos empiecen a dar una mano", se esperanza.
Micaela, Lucas y Jorge, tres de los integrantes del grupo en plena tarea. Crédito: Luis Cetraro
El otro desafío es conseguir un lugar donde montar el taller y poder resguardarse del calor y de la lluvia. "Queremos tener un lugar propio para seguir creciendo con el emprendimiento", cierra.
Cómo se hacen
"Primero, cortamos con la máquina todos los gajos; algunas llevan 32, otras menos, dependiendo del modelo. Una vez que tenemos los suficientes, los repartimos entre nosotros para empezar a coserlos y losllevamos a nuestra casa, así avanzamos", cuenta Lucas Montes. Ahora tienen una moldeadora para empezar a probar con pegamento, en vez de coserlas.
A su lado, Micaela asegura que "coser el cuero a veces cansa y te cortás", mientras está en plena tarea con el uso de un guante. También cuenta que aprendieron a hacer serigrafía para grabar las pelotas con la marca "El Brigadier".
Las pelotas se venden a $8.000 y $10.000. Crédito: Luis Cetraro
La "mini fábrica" produce dos tipos de pelotas: una con cuero Nassau y otra con PVU, que es una calidad inferior y tiene otro valor. "Al cuero lo compramos en Córdoba y ahora vamos a tener que aumentarlas a cerca de $ 10.000 la más cara, y de $ 8.000 la otra, porque nos subió el precio del material", dice Lucas.
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