No hay lugar más emblemático para la ciudad de Santa Fe que la costanera, el Puente Colgante y la Laguna Setúbal. La zona del faro, punto turístico si los hay, tiene desde hace unas semanas una triste novedad. Debajo de donde alguna vez se posó un puente, un boliche y la estructura de la aerosilla, aparecieron signos de personas viviendo.
Quienes concurren a diario al lugar, coinciden al decir que primero instalaron un cartel con un llamativo mensaje: “Zona habitada - NO mear, cagar, ni otras cosas. Respeten. Gracias”. Pasaron unos días y se vieron otros elementos. como sillas, colchones y frazadas.
El cartel con el llamativo mensaje. Detrás, sábanas, frazadas y colchones. Foto: Fernando Nicola
Los problemas están a la vista y las fotos son elocuentes. La estructura del viejo pilote está muy deteriorada. Su construcción data de la década del ‘30 y sus últimas refacciones tienen al menos entre 20 y 30 años. Grietas por doquier y desprendimiento de mampostería siempre latente.
Grafitis y escrituras por doquier. El lugar está abandonado. Foto: Fernando Nicola
Como si no fuese suficiente, la naturaleza hace lo propio. La intromisión ocurrió en plena crecida del río Paraná con todo lo que ello conlleva. El nivel de la Laguna Setúbal sube y cada semana el agua avanza sobre las costas santafesinas. Además, la vegetación acompaña el proceso y la zona se llenó de plantas acuáticas, como camalotes, canutillos y catay. Lo que habitualmente se conoce como embalsado.
En la parte superior, lo que fue reconvertido como mirador y lugar de pesca, también se denotan algunas falencias. En primer lugar, la escalera de acceso está rota y faltan escalones. En segundo, se puede ver el piso agrietado, como así también residuos plásticos y botellas de vidrio.
La escalera al mirador es un peligro. Foto: Fernando Nicola
Descuidada
A pocos metros de allí, un cartel anuncia que se pondrá en valor el paseo de la costanera. Sin embargo, la realidad dista del mensaje. Losetas que no están, otras que sí pero les falta una parte, luces que no funcionan correctamente y falta de mantenimiento en general, son algunas de las cuestiones que se ven a simple vista tomando como referencia el faro hacia el norte.
Precisamente, la estructura donde se sostiene la lámpara ya fue vandalizada con un mensaje en graffiti. La luz fue restaurada en 2021 y en 2022 hubo otros trabajos correspondientes al sistema lumínico de la zona.
Residuos de todo tipo a pocos metros del paseo. La imagen fue tomada a principios de noviembre.
Al mismo tiempo, cabe recordar un informe que días atrás El Litoral publicó sobre basura de todo tipo arrojada debajo del faro. “Reina la basura en la orilla de la Laguna Setúbal”, fue el título elegido para describir la triste situación.
Como se aprecia en las imágenes, botellas plásticas, de vidrio, papeles, bolsas y otros elementos se agolpan sobre la defensa ribereña.
Esa basura que estaba en la orilla, ya fue alcanzada por el agua a medida que el río Paraná crece y sus afluentes llegan a la Setúbal.
Construcción
La estructura intrusada formó parte del sistema del ferrocarril que llegaba hasta el puerto de Colastiné y San José del Rincón. Sobre su “lomo”, se acopló un puente que atravesaba la laguna.
A fines de la década del ‘20 se contrató a una empresa alemana (Dyckerhoff y Widmann) para realizar la obra del puente. En 1929 comenzó la construcción de dos estribos y tres pilares.
Fotografía captada mientras se construía el puente y sus pilotes.
En los '80, una novedosa inversión colocó una aerosilla sobre los pilares, conectando ambas cabeceras de la la laguna.
Los trabajos culminaron en 1934 y en febrero del ‘35 se realizaron las pruebas con vagones y locomotoras. El final del puente se dio cuando a mediados de 1943 la Compañía francesa del F.C. Santa Fe realizó una operación de venta con los Ferrocarriles del Estado, cediendo los cuatro tramos de hierro del puente para ser utilizados por la empresa Ferrocarril Trasandino.
Uno de los pilotes en plena bajante del río Paraná. Foto: Pablo Aguirre.
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