Con el tránsito parcialmente habilitado, continúan los trabajos de reparación del puente Carretero, conexión vital entre las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé. Como se recordará, en Semana Santa se cerró el paso vehicular por el riesgo vial latente a raíz de una rotura en una de las juntas.
El Litoral elaboró un informe especial días antes de la clausura que puso en agenda ese problema y los inconvenientes que podría traer aparejado. Dos semanas después, Vialidad Nacional confirmó el bloqueo del tránsito y se aceleraron los procesos para repararlo.
Desde el interior de los andamios, los obreros instalando las mensulas.
A seis meses de aquel cierre, la obra de reconstrucción de los sectores dañados avanza a un ritmo sostenido. Esas tareas comenzaron en mayo y a mediados de septiembre ya cuentan con alrededor del 50%, según pudo saber El Litoral. De los los cuatro apoyos a intervenir, se culminaron dos y se encaraban cuestiones más complejas.
Con este panorama, se mantiene en noviembre el plazo estipulado a inicios de los trabajos para retirar el puente Bailey que provisoriamente se usa para posibilitar el paso de vehículos de emergencia, colectivos y para aquellos que tengan el certificado de discapacidad.
Además, se hicieron trabajo de bacheo en los accesos al puente.
Lo que se hizo recientemente
El 4 de septiembre, Vialidad Nacional interrumpió el tránsito de manera total sobre el Carretero para el necesario fraguado del hormigón utilizado en las ménsulas suplementarias. Este clausura momentánea se extendió hasta el 9 del corriente mes.
Desde VN explicaron en un comunicado que se procedió al hormigonado de seis dispositivos en dos apoyos ubicados en la zona cercana al Vado. Con el cierre al tránsito vehicular, y el paso a pie en los primeros días de motociclistas y ciclistas, se garantizó la primera etapa de fragüe del material vertido en los encofrados sin las vibraciones producidas por el tránsito.
“Estas piezas especiales, colgadas de la estructura del puente, luego de 28 días de curado podrán ser izadas con los tensores metálicos instalados, que finalmente las ubicarán en su posición definitiva para reforzar y distribuir los pesos en los apoyos. Estas obras actúan de manera preventiva para evitar futuras afectaciones sobre la estructura”, explicaron.
Las tareas de reparación comenzaron en mayo.
Y agregaron: “Donde se encuentra ubicado el puente Bailey de emergencia, la empresa avanzó con las resoluciones técnicas de fijación de la estructura, diseño y cálculo de las tres ménsulas especiales, más la definición del proceso de izado mediante gatos hidráulicos para restituir el nivel de la calzada”.
Paralelamente, personal de VN realizó trabajos de bacheo en el acceso del lado Santa Fe al puente, puntualmente frente al club Cilsa. Finalizadas estas tareas, se rehabilitó el tránsito especial sobre el Carretero.
“La apertura a la circulación se alcanzó luego de cumplida y verificada la primera etapa de fraguado de las ménsulas hormigonadas la semana pasada”, señalaron desde Vialidad Nacional el martes 10 de septiembre.
El fraguado del hormigonado permitió rehabilitar el tránsito especial.
Lo que reveló El Litoral
El martes 12 de marzo, un informe especial titulado “Puente Carretero: un especialista advierte riesgo vial por una rotura”, puso en agenda el problema de la vetusta conexión entre la capital santafesina y Santo Tomé.
El artículo resaltó el testimonio del ingeniero civil Guillermo Ferrando quien trabajó en Vialidad Nacional por más de tres décadas. “El problema ocurre en lo que denominamos viga Gerber”, dijo el especialista y agregó: “Es un diseño estructural que tiende a lograr una uniformidad en los esfuerzos de deflexión que sufren las vigas”.
El puente Carretero fue inaugurado en 1939. Hoy “presenta un problema en las juntas articuladas, lo que en su momento se solucionó con un sistema de contra ménsulas”, explicó Ferrando. “Aparentemente algunas de esas contra ménsulas se han caído, probablemente por oxidación de los tensores, lo que hizo que la junta original del puente, después de casi 80 años de uso intensivo, muestre signos de deterioro”, sumó.
“La placa de apoyo de la ménsula se arrancó. Por eso se produce el desnivel en la vereda”, sostuvo el ingeniero. “Los tramos Gerber tienen dos vigas, así que todavía queda una para aguantar, porque el tramo simplemente apoyado se podría caer si llegan a fallar los dos tramos de ménsulas”, argumentó.
Con este panorama el ingeniero advirtió en marzo: “En las condiciones que está, el impacto de los vehículos es bastante desfavorable. Por ello “hay que tomar alguna medida, como por ejemplo restringir la velocidad”. Dos semanas después, se cerró el paso vehicular. El 4 de abril instalaron el Bailey y cinco días después habilitaron el tránsito especial. Luego, lo dicho, en mayo comenzaron los arreglos.
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