Tal como cuentan los experimentados en el tema, cuando se trabaja como recolector de residuos se está preparado para determinadas "sorpresas" al momento de juntar las bolsas de basura. Cortes con elementos como vidrios, que no fueron cuidadosamente envueltos en papel; pinchazos con agujas de jeringas que no fueron tapadas después de su uso, y hasta tropiezos al correr que derivan en lesiones en diversas partes del cuerpo, entre otros inconvenientes habituales. Pero recibir una fuerte descarga eléctrica al descolgar una bolsita y vivir para contarlo, amerita preocuparse.
Si bien ya ocurrieron episodios leves, lo acontecido hace un mes en Santo Tomé despertó el malestar de las autoridades municipales. En horas de la mañana, uno de los recolectores pasó por un domicilio de la ciudad, quiso sacar una bolsa de desechos que estaba colgada de una luminaria pública y recibió un violento choque eléctrico que lo hizo "volar" hasta el medio de la calle. Por el hecho se interrumpió la recolección del momento, el muchacho tuvo que ser asistido por una ambulancia y quedó internado un día. Tardó varias semanas en recuperarse del "sacudón" pero por suerte, no le quedaron secuelas.
Esto llevó a que se replantee la prestación del servicio y se tome una decisión más que razonable. A partir del suceso, los trabajadores decidieron no juntar más los desperdicios domiciliarios dispuestos en columnas de iluminación de la calle, rejas o alambrados cercanos a los postes. Tampoco llevarán las que estén arriba de los pilares y medidores de luz. En paralelo, la Municipalidad comenzó con una campaña de concientización de la población para que los vecinos colaboren y no dejen sus bolsas en estos lugares inapropiados.
Y además, apuntan a que se instalen cestos en cada vivienda. "El objetivo con todo esto es corregir la conducta de los habitantes y resguardar la integridad de los empleados", sostuvo el secretario de Servicios Públicos del municipio santotomesino, Ricardo Méndez.
Respecto a este tema, el funcionario explicó que en la localidad hay unos 27 mil domicilios y en muchos de ellos, las bolsas con basura se colocan en lugares que resultan peligrosos para los recolectores. "Por el esfuerzo de la actividad que desarrollan y más allá de que tengan elementos de protección como guantes, a veces los trabajadores llegan transpirados, con manos y pies mojados, y al acercarse o tocar las columnas reciben descargas eléctricas, pero nunca vimos una tan fuerte como ésta. Sucede que por la mañana el rocío humedece las luminarias y se vuelven muy peligrosas, por más que tengan su descarga a tierra", explicó Méndez.
Y luego insistió: "Le pedimos a todos los santotomesinos que no dejen colgadas (las bolsas de residuos domiciliarios), porque puede pasar algo peor de lo ya ocurrido". "Esto empeora los días de lluvia, así que estamos informando que en los puntos donde los vecinos coloquen sus bolsas en las columnas o en sitios cercanos a los medidores, no se las juntarán", avisó.
Cabe aclarar que esta negligencia vecinal no ocurre en un único sector del distrito, sino en prácticamente todos los cardinales. "Lo ideal es que tengan sus propios canastos y lejos de elementos electrificados", indicó el secretario. Por otro lado, destacó que por la insistencia en el tema, muchos instalaron su cesto domiciliario, o los que ya tenían uno pero estaba cerca de postes de luz o medidores, les pusieron tablas de madera para aislarlos.
Sobre la prestación en general, Ricardo Méndez pidió "paciencia" a los santotomesinos porque las fiestas de fin de año y la reducción de un 20% del personal por contagios de coronavirus, dificultaron la normal prestación del servicio. "Por el Covid tenemos disminuido el personal, pero trabajamos con lo que tenemos para poder brindar la recolección y el desmalezados de la mejor manera", cerró.