En esta capital, hay cinco estaciones meteorológicas del municipio. Son dispositivos electrónicos complejos que permiten emitir alertas tempranas ante eventos meteorológicos, como lluvias y vientos de intensidad. Volvieron a estar en escena luego de las lluvias de octubre.
El acumulado de agua caída este mes se acercaría a los 90 milímetros, dato que se toma de los reportes de agua caída que informa el Gobierno local. Hubo precipitaciones en 9 días (con corte a este lunes 28).
La peor jornada fue el jueves 24: si se toma el promedio de cuatro estaciones municipales, cayó un promedio de 33 milímetros, con una intensidad máxima de 111,00 mm/h, y una ráfaga máxima con intensidad de 33,9 km/h.
Las estaciones nacieron luego de la inundación de 2003 y 2007, con la intendencia de Mario Barletta, y con la implementación de una fuerte política de mitigación de riesgo hídrico en una ciudad que es un “plato” rodeado de dos de los ríos más importantes de Latinoamérica, el Paraná y el Salado.
Lluvia. Las estaciones meteorológicas municipales permiten no sólo medir el agua caída, sino monitorear presión atmosférica, intensidad del viento y humedad, entre otros factores. Crédito: Manuel Fabatía
En aquel, el actual diputado nacional le dio a la Dirección de Gestión de Riesgo la transversalidad que necesitaba y un rango de secretaría para mitigar el riesgo hídrico, luego de todo lo que pasó tras las inundaciones de 2003 y 2007. En paralelo, se crearon los anillos de defensa, las estaciones de bombeo, etcétera.
Si bien el organismo que emite las alertas oficiales es el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las estaciones les sirven al municipio y a la ciudadanía para un monitoreo propio.
Cuáles son
No deja de ser interesante el funcionamiento de las estaciones, y el esquema de “rotación” en los puntos del ejido urbano. Están ubicadas en la DOAE (COBEM); en Centro; el CIC de F. Zuviría; Colastiné y Los Polígonos (esta última aún se está reparando, y es la única momentáneamente fuera de servicio).
“Las estaciones se fueron agregando paulatinamente para conformar el sistema de alertas tempranas de la ciudad. Inicialmente se habían puesto cuatro estaciones meteorológicas; luego se sumó una más”, pone en contexto en diálogo con El Litoral Mariano Cabal, director de Gestión de Riesgo Municipal. A su vez, fue uno de los impulsores de las estaciones durante las gestiones del ex intendente José Corral.
Antes se hablaba de la protección civil, pero hubo un cambio de paradigma. “A nivel mundial, a partir del 2005, se cambió esa concepción por la de gestión de riesgo. Esto llevó a gestionar los riesgos hídricos, y a estar preparados siempre. De ahí surgió la idea de ciudad resiliente, que ayudó a hacer que éstas estén más preparadas para estos eventos, como estuvo preparada Santa Fe”, ponderó.
“Termómetro” meteorológico
Las estaciones sirven para ver el direccionamiento de las tormentas, es decir, si van “pegar” en la ciudad de Santa Fe. “Esto nos sirve de mucho. Hay que aclarar que todas las alertas de lluvia o de clima las brinda el SMN, que es la voz oficial de las alertas, calculando tres o cuatro departamentos provinciales, entre éstos La Capital”, dijo el funcionario.
Entonces, las estaciones meteorológicas municipales constituyen el sistema de alerta temprana para la ciudad, el propio municipio las administra. A esto debe sumarse que la Fich/UNL tiene la suya propia, y la información se sistematiza a través del Centro de Informaciones Meteorológicas de esa facultad, cuya información es muy confiable.
Las estaciones meteorológicas no sólo miden el agua de lluvia caída, es decir, el pluviómetro: “Nos permiten medir temperatura, humedad, viento, presión atmosférica… Con esa información calculamos las intensidades, incluso el punto de rocío. Son los elementos que nos dan las pautas de las tormentas”, explicó Cabal.
En 2019, había cinco instaladas. “Pero luego (con la administración del ex intendente Emilio Jatón), varias se desmantelaron, o quedaron fuera de funcionamiento. La de la Costa, por ejemplo, tenía una hora atrasada. Igual la de Los Polígonos, que nos daba mal la información. Estos equipos requieren de un mantenimiento regular”, aseguró el secretario.
Ahora, se fueron poniendo en condiciones, primero la de Colastiné y, como se dijo, la de Los Polígonos está en reparación. La del CIC de Zuviría estaba fallando, pero se la ajustó la semana pasada, o sea que está operativa. La del Centro y del DOAE COBEM también se encuentran en funcionamiento.
“Las vamos reubicando y haciéndoles el service correspondiente. Pensemos que las estaciones son máquinas electrónicas de muy buena calidad, con una batería, con un software complejo, a las que hay que realizarles un mantenimiento casi permanente. Y también una limpieza constante para que funcionen, porque están a la intemperie, porque de eso se trata”, agregó el director.
Respecto del esquema de rotación, contar con una estación en Los Polígonos, es decir, el límite norte de Santa Fe, donde a su vez está muy cerca la de CIC de Zuviría, no tiene mucho sentido, ya que no hay ninguna en el sur de la ciudad. “Quizás la de Los Polígonos puede ir hacia esa zona del ejido urbano. Esto se está analizando”, agregó.
Las tormentas
No sólo las lluvias pueden preocupar. También la intensidad máxima de los vientos. Un ejemplo: el 7 de octubre de 2024 cayeron unos 25 milímetros. Pero se registró una ráfaga máxima con intensidad de 36,6 km/h, de dirección Sur Sureste. Esto también se tiene muy en cuenta.
“Nunca hay que relajarse en materia hídrica”, dijo Cabal. “Hemos tenido problemas, en 2015, 2016… En 2010 cayeron más de 200 milímetros en un día. Esto no volvió a pasar, pero nosotros estamos reconstruyendo todo el sistema de alertas tempranas, porque hoy las tormentas severas son las que están predominando”, advirtió.
“Las tormentas vienen con ráfagas de viento cada vez más intensas”, dijo el director de Gestión de Riesgo, Mariano Cabal. Crédito: Flavio Raina
“Son puntuales y de gran desarrollo”, advirtió. “Vienen con un buen milimetraje y una intensidad que lleva a que si no se está bien preparado, tengamos más dificultades de las normales. Ante esto, el sistema de alertas tempranas son parte de toda una política de Estado municipal sobre la gestión del riesgo hídrico”, dijo Cabal.
Las nuevas características de las tormentas encuentran las causas en el cambio climático, según el especialista. “Esto ha llevado a tormentas severas como la de Bahía Blanca, o la de Corrientes; o la de Porto Alegre (Brasil). Pasa en el mundo entero. Hablamos de lugares puntuales donde llueven muchos milímetros en cortos períodos de tiempo, y con vientos de intensidades muy elevadas”.
Lo que hace daño
A la ciudad, en la actualidad le puede hacer daño una lluvia de más de 70 ú 80 milímetros, con una intensidad por encima de los 100 milímetros/hora. “En uno de los días de octubre, en el norte de la ciudad, se dio un chaparrón que fue intenso pero breve. Sin embargo, fueron 111 milímetros/hora. Es mucho, porque muestra la intensidad con la que está lloviendo”, explicó el director.
Por otro lado, “el sistema de drenaje urbano funciona perfecto, pero no escurre el agua pluvial como si tuviera una gran pendiente. Es muy plano, entonces el escurrimiento es más lento, y por eso se hicieron los reservorios para que acumulen el agua y el agua vaya siendo sacada con las bombas”, concluyó Cabal.
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