Salomé Crespo
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El Paseo de las Tres Culturas, en el barrio Sur de la ciudad, presenta un estado deplorable. A metros de la Casa Gris, el espacio público enmarcado por el Museo Histórico Provincial Estanislao López, el Etnográfico y Colonial Juan de Garay y el Convento de San Francisco, es blanco fácil del vandalismo, especialmente por los grafitis.
En las paredes, en las veredas, en la ornamentación, en las escalinatas, en los árboles y en los edificios se ven manchas y garabatos de colores estridentes, que se extienden y reproducen en una hilera que conduce hasta el Parque del Sur.
Tal es el daño causado por las escrituras, que las autoridades del Museo Etnográfico y Colonial ya renunciaron a la idea de quitarlas cada vez que aparece una nueva. Para que eso ocurra, es suficiente que pasen un par de horas.
“Nos ocupamos de mantener el frente. Cuando aparece algún grafiti lo sacamos, pero al resto lo dejamos y así llegamos a lo que se ve”, dijo Luis María Calvo, director del museo, como quién perdió una batalla. Según explicó ya resulta imposible mantener el edificio en buenas condiciones.
El director del Museo Etnográfico también se refirió a los hechos de inseguridad de distinta gravedad que sufren con frecuencia. “Han llegado a limar las rejas de las ventanas y prendieron fuego una puerta de la parte de atrás por lo que la tuvimos que tapiar y cancelar”, recordó Calvo.
Otros daños
La plaza es muy concurrida, sobre todo durante la tarde cuando se ven niños andando en bicicleta y grupos de deportistas que van a hacer actividad física. El pasto, bien cortado, hace de colchón verde para hacer abdominales o tirarse a matear. Eso sí, el que necesite beber agua no podrá utilizar ninguno de los bebederos porque no funcionan.
Pero así como hay santafesinos que ocupan el lugar como lo que es, hay otros que lo utilizan de baño para las mascotas y aportan al mal estado general del lugar. Hay caca de perro por todos lados. La iluminación del predio es buena, pero pasa a ser un detalle entre veredas a las que le faltan baldosas, tachos de basura desvencijados que pierden el contenido porque no tiene bolsas y los bancos de granito rajados. Al reloj de sol ubicado en el centro del parque le arrancaron partes del granito que lo recubre y, por supuesto, está grafiteado.
En el Paseo de las Tres Culturas hay dos fuentes de agua, una ubicada a metros del Museo Histórico y otra, en el frente del Etnográfico a las que le falta mantenimiento. El fondo está verde de musgo, flota basura y, la del Etnográfico, vuelca el agua como un río que se pierde en calle 3 de Febrero.
Hace un año exactamente, El Litoral publicó una nota cuyo título reflejaba el estado del predio: “Falta mantenimiento en el Paseo de las Tres Culturas”. En esa oportunidad, desde la Municipalidad explicaron que estaba previsto realizar la reparación de la plaza durante abril del año pasado.
“Las obras que hay que hacer en El Paseo de las Tres Culturas están incluidas en el programa de reforma de plazas que está impulsando el municipio, lo que sucede es que se les dio prioridad a las que tienen juegos infantiles”, explicó en dicha nota Carlos Medrano, secretario de Desarrollo Social. Si las obras se hicieron, ya no se notan.
Datos históricos
El paseo fue inaugurado el 14 de noviembre de 1997, por el entonces intendente Horacio Rosatti. Se lo denominó Paseo de las Dos culturas. En ese momento, la obra generó polémica porque fue una intervención de peso en el casco histórico, al lado de verdaderas joyas arquitectónicas de la ciudad, como el Convento de San Francisco y la Casa de los Diez de Andino, en donde funciona el Museo Histórico Provincial.
En 2011, se le cambió el nombre a Paseo de las Tres Culturas, por decisión del Concejo Municipal, para reconocer también el legado de la inmigración africana.