Varios frentes de obras de infraestructura intentan cambiarle la vida a los vecinos de barrio Atilio Rosso en Santa Fe
Las máquinas pesadas andan por todo el barrio. Construyen veredas, tendido eléctrico para las viviendas, cloacas, desagües, agua potable y cordón cuneta, entre otras. Los perros yiran desconcertados por las calles de tierra.
Máquinas. Y más máquinas, por todo el barrio. Crédito: Flavio Raina
Una topadora levanta polvareda entre el caserío junto al zanjón. Es el extremo oeste de la ciudad de Santa Fe. La Villa Oculta. A la que por ordenanza municipal le cambiaron el nombre para honrar a uno de sus principales impulsores: ahora es el barrio Atilio Rosso. Un homenaje al cura del Movimiento Los Sin Techo (MLST) que dejó la vida en esos callejones más necesitados de la ciudad.
La villa está al otro lado del terraplén por donde pasa el tren. Ese terraplén divide a los barrios Villa del Parque al noreste, Parque Garay al sureste, Estrada al sur y Atilio Rosso al oeste. El caserío bordea la ciudad al fondo contra la circunvalación. Allí sobrevive mayormente la gente humilde, los changarines. Y esta mañana corretean los perros entre las máquinas por las calles de tierra. El barrio está revolucionado por las obras de infraestructura urbana. Lo que tratan es darle otra vida a esa gente.
Rosa. La vecina ya tiene la nueva instalación eléctrica domiciliaria. Crédito: Flavio Raina
Al barrio Rosso se accede por calle Lamadrid, pasando por arriba del terraplén y por debajo del Puente Negro del ferrocarril. Desde allí se ven los techos de las casas de material que se despliegan en cuadrícula y forman una ele, hacia el norte y hacia el oeste. Al bajar y penetrar por esas calles se ven las nuevas veredas y los postes con la bajada de luz eléctrica. Y al fondo, las máquinas que construyen cordón cuneta y desagües.
Desde ese mismo Puente Negro se veían en 2003 los techos de esas casas tapadas por el agua del Salado. Y desde ese lugar fueron rescatados en lanchones los pibes del barrio y el resto de su gente.
"Yo vivo acá desde hace 40 años", dice Rosa, mateando a la sombra de un sauce, sentada en un sillón al frente de su casa. A un lado su hija abre una manguera y carga un tacho con agua potable. "Pero adentro tengo, sale de la canilla", dice Rosa. "También nos hicieron la instalación eléctrica nueva", cuenta sin que le pregunten. "Y ahora nos van a poner Internet gratis".
-Permiso, señora, ¿puedo pasar a su casa? -pregunta un electricista que se ocupa de las instalaciones eléctricas de cada hogar-. Es que tengo que sacar unas fotos para mostrarle lo que hicimos a mi jefe -dice, antes de que lo inviten a pasar.
Urbanización
Por todo el barrio se ve gente trabajando en obras de urbanización. La semana pasada la ministra de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat de la provincia, Silvina Frana, y la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, firmaron un convenio que permitirá el tendido de la red eléctrica y las conexiones domiciliarias para lo que resta del barrio, por un monto de 127.752.088,04 pesos, que beneficiará a más de 300 familias. Mientras que las instalaciones ya realizadas fueron gracias a un convenio de la Nación y la Provincia con la CTA.
Sobre las paredes de adentro de la casa de Rosa se ve la nueva instalación eléctrica. Los caños de PVC por donde pasan los cables, los artefactos, enchufes, y las lámparas. A un costado quedó la instalación vieja. Todo a la vista. Porque el techo es apenas un tirante y unas chapas. "Mi hijo es electricista y tiene que venir a sacar la instalación vieja", cuenta Rosa. "Pero tiene que trabajar, así que no tiene tiempo de hacerlo".
Operarios. Está lleno, por todo el barrio, en distintos frentes de obras. Crédito: Flavio Raina
"Llevar luz eléctrica, agua potable y cloacas a los barrios populares es una obligación del Estado pero también es un compromiso que tiene que asumir toda la sociedad para garantizar los derechos humanos en cada rincón de la provincia", dijo Ignacio Rico, subsecretario de Planificación del Hábitat de la Provincia.
Más obras
Junto al zanjón que separa al barrio Rosso de Estrada un cartelón de obra dice que se están ejecutando "obras de red vial y saneamiento", a través del Promeba y financiadas por el BID. Son obras iniciadas en mayo, por más de $259 millones, y un plazo de ejecución de un año. Detrás del cartelón están las máquinas pesadas, la obra en marcha.
Cabe recordar que estos trabajos habían sido licitados en diciembre de 2016 y se paralizaron en agosto de 2018, con un 47 por ciento de avance. Ahora la Municipalidad reencausó junto a la Nación los trabajos. "Con un enorme esfuerzo pudimos rescatar el contrato con Nación y hoy vemos este avance de las obras de agua potable y cloacas", dice Paola Pallero, de la Agencia Santa Fe Hábitat, municipal.
Los trabajos arrancaron con las conexiones de agua potable en el barrio Rosso y las conexiones cloacales en ese sector y también en Estrada. El proyecto se completa ahora con obras viales y desagües pluviales para generar corredores vehiculares para el ingreso y egreso de las líneas de transporte urbano de pasajeros, servicios de ambulancias, policía o bomberos.
Esas tareas se llevarán a cabo sobre Aguado, entre Borges y la calle de cierre de trama; Borges, entre pasaje Mitre y Padre Quiroga; Aguado, entre Borges y Magallanes; y en el encuentro de La Rioja y pasaje Mitre. También se incluye la reconstrucción de la bocacalle de Aguado y Tucumán, y la ejecución de cordón cuneta y mejorado granular en pasaje Frenguelli, entre Borges y Vera; y sobre esta última, entre Quiroga y Aguado. A su vez, se completa el cordón cuneta en el barrio y se realiza un mejorado de las calles con estabilizado granular.
Accesibilidad
"Con estas obras garantizamos la accesibilidad a las instituciones educativas", dice Pallero, en relación al Jardín de Infantes Municipal del barrio Rosso -que tiene un imponente edificio- y sobre calle Aguado, la escuela N.º1.111 "Luis Borruat", "para que los alumnos puedan ir sin problemas".
En paralelo a estas obras, el Municipio junto al MLST continúa el trabajo de reordenamiento de las viviendas y regularización dominial. Junto al Colegio de Agrimensores se están conformando los planos del barrio para avanzar hacia la entrega de las escrituras de las viviendas a cada vecino.
"Siempre que intervenimos, lo hacemos de manera integral", dice Pallero. "No es sólo la obra pública, sino todos los aspectos sociales, porque es lo que cambia el comportamiento con el entorno y en el barrio", dice, en relación a este barrio popular.
Al igual que lo que ocurre en el barrio Rosso, el Municipio junto a los gobiernos Nacional y Provincial vienen trabajando en 15 barrios populares de la ciudad, con una inversión de $5.600 millones. "No son promesas, todo está en obra", concluye Pallero.
Casi todas las casas del barrio son sencillas pero de material. Quedan al fondo apenas unos 30 ranchos nuevos, al otro lado del zanjón, cerca del bañado que termina en la Circunvalación. "A esos ranchos los tenemos que urbanizar con el programa No más ranchos en Santa Fe", dice José Luis Zalazar, del MLST. "Ahora estamos levantando casas para erradicar los ranchos en Santa Rosa de Lima, Las Lomas y Los Troncos", enumera.