La vida anidando en la muerte: para las aves, los cementerios se volvieron un buen refugio
Participaron investigadores del Conicet -de los cuales dos son de Santa Fe- y de toda América latina. Se concluyó que en las grandes necrópolis, hay una biodiversidad de especies de aves similar a la de los parques urbanos. Esto se debe a que en los espacios de morada final hay buena heterogeneidad arbórea y vegetal.
Ambos registros gráficos son del Cementerio Municipal, y muestran cómo dos especies de pájaros distintas, "acurrucadas" y cómodas en el arte funerario de la necrópolis local. Crédito: Flavio Raina
Una curiosa metáfora arrojó un estudio de alcance internacional, del que Santa Fe también participó. Las aves, uno de los símbolos de la vida, encuentran en los lugares donde nuestros seres queridos muertos están en su descanso eterno -los cementerios- un lugar propicio para su biodiversidad, muy similar a los parques urbanos.
Esta es la conclusión a la que arribaron especialistas del Conicet nacional, que se sumaron a un equipo internacional de investigación integrado por 40 especialistas. El estudio se realizó en 18 ciudades de ocho países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y México. Algunas ciudades relevadas fueron Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe capital, Chilecito (La Rioja); Santiago de Chile, Taubaté (Brasil), La Paz (Bolivia) y México DF.
La metodología fue la siguiente: se localizaron cementerios y parques urbanos de similares características (como tamaño por hectáreas y la ubicación dentro del ejido urbano de cada gran urbe). Luego, dentro de cada sitio, se contaron las aves: aquí, los investigadores asignados contabilizaron todas las aves que fueron vistas o escuchadas durante un tiempo de 10 minutos.
En total, se detectaron casi 18 mil aves pertenecientes a 281 especies diferentes. Y luego, al comparar la población y la diversidad de aves en cementerios con las de los parques urbanos, se demostró que la cantidad de especies de pájaros crecía en sitios con vegetación heterogénea, contando césped, arbustos y árboles, además de las estructuras construidas por el hombre en los cementerios.
"Lo que detectamos es que la cantidad de especies de aves en los cementerios es similar a la de los parques urbanos: Parte del estudio se basó en comparar que un parque o un cementerio a ser analizados tengan similares proporciones de césped, arbustos, árboles, y algunos edificios. Si hay proximidad de proporciones de esos cuatro elementos, va a aparecer una muy buena diversidad de pájaros", añadió.
"La heterogeneidad de la vegetación es un elemento clave", insistió Leveau. Esto quiere decir que a mayor diversidad de vegetación en una necrópolis, hay más especies de aves. Porque si una especie utiliza arbustos, esto la favorece; si otra anida en los árboles, lo mismo; igual si una especie necesita césped para alimentarse, y si hay un tipo de pájaro anida en edificios y come vegetación.
La poca luz artificial y el silencio pueden ser factores importantes. Crédito: Fernando Nicola
Menos luz, más silencio
"Puede además que incida que en los cementerios, al haber poca luz artificial y silencio, que allí se asienten las aves", agregó Leveau. Una de las características comunes de los cementerios de Latinoamérica es que en general a ellos concurre menos cantidad de gente (que visita las tumbas de sus seres queridos) que va a los parques. Y a pesar de que tenían un poco más de cemento que en los parques, a menor cantidad de gente, y esto puede ser un factor que ayude a que la proliferación de la biodiversidad de especies de aves", dijo.
Un caso: en la ciudad de Buenos Aires se analizaron el Cementerio de la Chacarita, Recoleta y el de Flores. Y se cotejaron con espacios públicos cercanos y del mismo tamaño de estas necrópolis. "A Chacarita se lo comparó con Agronomía, que es un gran área verde de acceso público, de similar tamaño", explicó el investigador.
Y aún más: "En Chacarita detectamos más variedades de golondrinas que en el parque de Agronomía. En el cementerio hay unos sectores de cemento, que son nichos ubicados en el subsuelo, y rodeados de césped y árboles. Esto es ideal para las golondrinas, porque éstas necesitan huecos para anidar, y va a alimentarse justamente en los árboles", puso como ejemplo.
Esta metodología de cotejo/comparación se hizo en las 18 ciudades donde se desplegó el trabajo. Y las conclusiones son las mismas: "La biodiversidad de especies de pájaros es muy similar en los cementerios y los parques", subrayó Leveau.
-Estas conclusiones, ¿dan pie como para pensar en futuros diseños tanto de nuevos cementerios como de parques públicos en las grandes urbes de Latinoamérica? -preguntó El Litoral al investigador del Conicet.
-Sí. Primero, hay que tener en cuenta que, evidentemente, los cementerios son importantes para la biodiversidad. Y segundo, que si tanto en necrópolis como en espacios verdes se hacen reformas edilicias, se tendría que tener cuidado, por ejemplo, de no llenar estos lugares de cemento, de mantener la vegetación que de sumar vegetación heterogénea. Creo que también sería importante utilizar árboles de especies autóctonas, dependiendo de las fisonomías de cada una de las ciudades o de una determinada región
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