Lunes 22.5.2023
/Última actualización 12:12
Con miles de años de antigüedad, la costumbre de tatuarse el cuerpo pasó de ser un rito, a algo prohibido o tabú a convertirse en un estilo de vida. En la ciudad de Santa Fe, hace 30 años un profesional del tatuaje plasma todo tipos de diseños en la piel de sus clientes.
Se trata de Martín Croce, más conocido por su apodo “Capocha”. El Litoral visitó su estudio, todo un emblema en la capital provincial y rescató los secretos de quien con los años se convirtió en uno de los artistas “más buscado”.
“Empecé con un interés por ver algunas bandas de rock y ver gente tatuada eso me llevó a querer tatuarme. Mi primer tatuaje me lo hice yo solo, me auto-tatué con una aguja de coser y tinta china. Se fue convirtiendo cada vez en algo que me interesó más hasta que llegué a Buenos Aires a buscar mis primeras herramientas, y así de a poco empecé a trabajar como tatuador”, comenzó el entrevistado.
—¿Qué es lo interesante del mundo del tatuaje?
—La gente que se tatúa generalmente vuelve a tatuarse. Nosotros decimos un poco en broma que es como adictivo el tatuarse. En cada persona es diferente, es muy personal; a mí siempre me atrajo ver las imágenes de las personas tatuadas. Te hablo en una época de fines de los ‘80 y los ‘90 cuando no era algo común y realmente se veía como algo no te digo tabú pero como algo raro, rozando lo marginal.
—¿Cuántos años llevas en este oficio?
—30 años cumplo en este 2023. Empecé en el año 1993 a tatuar.
Con el correr de los años, el tatuador se convirtió en uno de los más reconocidos de Santa Fe. Crédito: Fernando NicolaLos primeros
Al ser consultado por esos primeros tatuajes, “Capocha” comentó: “Al conseguir las herramientas primero empecé a tatuarme yo y después mi grupo de amigos. Era tatuarnos entre el grupo de amigos que escuchamos rock, que teníamos una banda de punk rock. El primero fue a mi mejor amigo que le hice un payaso en el brazo”.
—¿Qué cambió desde aquellos años?
— Cambió absolutamente todo. Cuando nosotros nos empezamos a tatuar, era algo que no estaba aceptado socialmente. No era algo que era tan común verlo. La gente cuando te veía con tatuajes pensaba que eras delincuente o que habías estado preso. No era algo como es hoy en día que donde vos vayas, vas a ver gente tatuada y ya no lo ven como algo raro.
Por ese lado ha evolucionado la apertura mental de la sociedad, no te olvides que nosotros veníamos de una dictadura y de mucha rigidez en muchos aspectos y ese tipo de libertinaje: llevar el pelo largo a hacerse tatuajes, esas cosas no eran aceptados en la Argentina.
"Capocha" remarcó que hay que tener mucho compromiso y estudio para ser tatuador. Crédito: Fernando NicolaPara siempre
En otro tramo del reportaje, el artista hizo foco en un punto clave para aquellos que se sumergen en el mundo de los tatuajes. “Es para siempre”, remarcó.
“No se va a poder modificar estético de lo que vos te puedes cortar el pelo. Podés tener este look, comprarte ropa, pero al tatuaje creo que no hay que hacerlo por moda o porque mucha gente lo tiene o por verse de tal manera, si no pensás que es algo perdurable”, sumó.
—¿Qué te genera hacer un tatuaje?
—Alegría, la verdad que es lo que me gusta hacer. Me emociona, es raro después de tanto tiempo y de tantos miles de personas que he tatuado, pero cada día hay felicidad de venir a trabajar.
—¿Hay secretos para ser un buen tatuador?
—Sí, estudiar. No hay escuela de tatuajes por lo que es más difícil. También es ser conscientes de que estás trabajando sobre otra persona que lo que vos le hacés lo llevará para siempre que no lo va a poder borrar. Entonces hay un cargo de responsabilidad y de estudio muy importante
—Definí tu oficio en una palabra
La entrevista en El Litoral en 1995