El inicio de año trajo aparejado un nuevo pico de bajante del Río Paraná. En los primeros días de 2022 el nivel del río descendió 58 cm en el puerto de Santa Fe. Pasó de 36 cm, registrados el 31 de diciembre, a -0,22 mts registrados esta semana. Luego repuntó un par de centímetros y quedó en - 0,20 mts.
Con la poca agua que hay en la actualidad en la región, la Laguna Setúbal de la capital provincial quedó sensiblemente reducida y hay sectores que quedaron secos.
Como explican los especialistas, no se trata de bancos de arena sino del propio suelo de la laguna. Así las cosas, sobre todo al norte de los pilotes del viejo puente ferroviario, las orillas se extendieron y se puede ver la vegetación habitualmente oculta.
Como consecuencia del estiaje, el ecosistema de la región se ve afectado por la falta de agua. Un claro ejemplo fue la aparición de peces muertos flotando cerca de las orillas de la Setúbal. Un problema similar ocurrió al sur provincial, en la zona de islas frente a Rosario y despertó preocupación de la ONG “Paraná no se toca”.
A pocos kilómetros, ya en la cuenca del Río Salado, el panorama no es muy diferente con lo que ocurrió con la laguna Juan de Garay, ex Bedetti, en la ciudad de Santo Tomé. Ese espejo de agua quedó reducido al mínimo y debieron rescatar a decenas de tortugas de agua.
Los reiterados focos de incendio que se registran en el área metropolitana de la ciudad de Santa Fe provocan un incesante humo que afecta a la capital de la provincia.
El drone de El Litoral captó imágenes de la Setúbal también afectada por las consecuencias de las seguidillas de incendios en la región.
Como contó un especialista a este diario, el humo genera irritación e inflamación de las vías aéreas bajas y altas en personas con enfermedades previas y en quien no tiene antecedentes. Esto aumenta las chances de contagiarse de Covid. Hay que ventilar los ambientes y cerrar todo cuando la contaminación es mayor.