Es un imán de historias, de estudios; es el paisaje más pintoresco que tiene la ciudad de Santa Fe y, a su vez, que caracteriza como ningún otro punto a la capital provincial.
Repaso a toda velocidad de los últimos años desde el drone de El Litoral. La bajante y los “bancos de arena”; el repunte y los embalsados.
Es un imán de historias, de estudios; es el paisaje más pintoresco que tiene la ciudad de Santa Fe y, a su vez, que caracteriza como ningún otro punto a la capital provincial.
Está flanqueada por otro de los emblemas, el Colgante, ese puente que simboliza el progreso del Siglo XX. Se trata de la Laguna Setúbal, el espejo de agua más representativo que tienen los santafesinos.
Desde 2019 a la actualidad, es decir en el pasar de cuatro años este lugar cambió su fisonomía notablemente. La Setúbal fue el fiel reflejo de la bajante extraordinaria que sufrió el río Paraná durante los años 2020, 2021 y parte del 2022.
Se registraron niveles mínimos pocas veces visto en el puerto de la capital provincial, alturas que impactaron de lleno en la laguna, reduciéndola casi a su mínima expresión. Ello despertó la curiosidad de la sociedad toda que vio atónita cómo surgía el suelo lagunar, popularmente llamado “banco de arena”.
Autoridades con el apoyo de especialistas debieron salir de urgencia a pedir que no circulen por allí, ni a pie ni con vehículos, por la peligrosidad que significaba. Prueba de ello fue el fallecimiento de dos hombres tras ahogarse mientras caminaban por el lugar.
Esas imágenes desoladoras, muchas de ellas registradas por fotógrafos y el drone de El Litoral, recorrieron el mundo y mostraron una Santa Fe poco conocida. Sin agua en sus paseos ribereños, reinaba una conmoción generalizada por saber qué ocurriría con estos ecosistemas.
El proceso de bajante extrema fue virando progresivamente. Con ayuda de la apertura de compuertas de represas en el sur de Brasil y el regreso paulatino de lluvias, de a poco el río Paraná fue retomando su vigor.
Así las cosas, los arroyitos y lagunas fueron recobrando su fisonomía y la vida volvió a los humedales de la región. En estos años, en las orillas de la Setúbal creció vegetación que el gobierno local protegió y nombró como “bosques nativos”.
Ya en el verano del 2023, el repunte sostenido del río Paraná elevó los niveles de los registros de alturas en los puertos santafesinos y, como suele ocurrir, trajo del noreste las pintorescas plantas de camalote y flora acuática. Fue entonces, que junto a otras especies, se formó un embalsado que quedó atascado a la altura de los pilotes del ex puente ferrocarril que cruzaba la laguna.
En plena temporada estival se armó un debate público entre habituales navegantes de la Setúbal y autoridades locales por el despeje del citado sector del espejo de agua. La conclusión del intercambio de posturas fue que la propia naturaleza debía remover la vegetación y así fue.
Pasaron las semanas y se formó otro embalsado, de mayor tamaño. También quedó atascado donde una vez corrió el tren hacia el puerto de Colastiné y San José del Rincón. Con la particularidad que en esta oportunidad, la vegetación “flotante” se acopló a los “bosques nativos”, formando una gran pared verde. El acceso al norte de la Setúbal quedó bloqueado.
Pese al intento de navegantes privados de abrir un paso, el embalsado “prestó” resistencia y la misión no pudo ser cumplida. Autoridades locales tomaron el asunto y definieron retirar la vegetación, con asistencia del Cuerpo de Pontoneros de Santo Tomé. Restaba conocer el plan de trabajo y cómo serán esas tareas.
En medio de la pandemia de coronavirus y de las severas restricciones dispuestas por el gobierno nacional (ASPO), El Litoral recorrió un sector de la Laguna Setúbal que estaba siendo visitada por flamencos.
Las espectaculares imágenes que registró el equipo periodístico y el posterior informe, titulado “Danza de flamencos por las ‘venas’ de la Setúbal”, le valió a El Litoral reconocimientos y premios.
“A la altura del Paraje El Chaquito, en la orilla oeste, y de Rincón Norte, en la este, es donde nace la Setúbal. Y con esta bajante histórica del río Paraná, que este sábado había alcanzado 0,69 metros, una marca nunca vista en la última mitad de siglo en el hidrómetro del Puerto de Santa Fe, se puede apreciar el arenal inmenso de la costa, que llega hasta Monte Vera”, explicó el trabajo.
Y agregó: “Allí es donde decidió habitar un puñado de flamencos rosados, majestuosos. Desde la orilla apenas se percibe su presencia en el horizonte, sobre los bancos de arena que se formaron en medio de la laguna”.
Qué pasará con el río
Este sábado por la mañana el Paraná midió 3,44 mts en el puerto de la ciudad de Santa Fe. Perdió dos centímetros en las últimas 24 horas y 66 cm desde hace 10 días, momento en que comenzó a descender. Lo más alto que registró por estas semanas fue 4,11 mts el 8 de abril.
De acuerdo al último reporte emitido por el Instituto Nacional del Agua (INA) este viernes, se espera que continúe en descenso para los próximos días. Para el martes 25 podría caer a 3,36 mts; mientras que siete días después podría repuntar a 3,54 mts.
“De acuerdo con la perspectiva meteorológica y los caudales previstos desde la alta cuenca, los niveles se mantendrían en esa condición en las próximas semanas”, cierra el citado informe.
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