Viernes 13.10.2023
/Última actualización 10:20
Entre fines del siglo XVII y comienzos del XVIII en Italia se dieron los primeros pasos en lo que se refiere a instrumentos con teclado. Para ese entonces, se le atribuyó la creación del piano al músico Bartolomeo Cristofori, quien respondió el pedido del príncipe Fernando II de Médici.
Pasaron más de 300 años y el piano continúa siendo uno de los instrumentos más importantes a la hora de la composición de música. Géneros modernos como el rock y el pop han adoptado al teclado como pieza clave en su ejecución. Resta la aclaración, pero cada aparato debe adecuarse a quien lo toque, es así que toma relevancia la figura del afinador.
Precisamente, esta entrega de Oficios pone el foco en la labor de un técnico profesional de piano. Para ello, El Litoral entrevistó a Gabriel Lorenzi, quien contó algunos de sus secretos para conocer su profesión.
Mundo fascinante
“A los 8 años había dos opciones, botines o guitarra. Me incliné por los primeros pero los usé dos veces. A los 12 arranqué con la música y nunca la dejé”, así comienza la conversación con el entrevistado.
En ese sentido, Lorenzi dejó en claro que la música es “su vida”, más allá de un instrumento. “Me gustó siempre toda la cuestión mecánica, desarmar y armar.”, agregó. “El paso de la guitarra al piano fue una transición, dando clases y tocando”, contó.
“Me enamoré de los instrumentos, es un mundo fascinante que no se termina nunca de aprender”, se sinceró el profesional.
— Trabajo con pianos acústicos, tanto verticales como de cola. Las tareas que hace un técnico son básicamente de afinación, la reparación, la regulación y la entonación.
Cuando hablamos de regulación hacemos referencia a todo lo que tiene que ver para que cada tecla funcione como quiere el pianista. Si quiere tocar cinco notas fuertes y dos más suaves, lo puede hacer o si tiene que tocar rápido, lo pueda lograr.
Mientras que las entonaciones están vinculadas a lo que en música llamamos el timbre, o sea si el sonido es más brillante u opaco. O directamente más o menos volúmen.
Precisión al máximo, es lo que se necesita para este tipo de trabajos. Foto: Fernando NicolaPianos con historia
En un tramo de la entrevista, Lorenzi relató que tuvo entre sus manos instrumentos con importancia histórica.
“Este es uno”, indica el técnico al señalar ante la cámara de El Litoral el majestuoso piano. “Perteneció a Carlos Guastavino, compositor y pianista santafesino. También trabajé con el de Ariel Ramírez que está en la Estación Belgrano”, enumeró.
Al mismo tiempo, el entrevistado detalló que tuvo la posibilidad de trabajar en el Teatro Colón, en el Festival Argerich. “Allí estuvimos rescatando un piano Steinway D, que por los datos que pudimos recabar, aparentemente habría sido traído por Arthur Rubinstein en algún momento de su gira, porque antes los pianistas salían con sus pianos. Este estaba sin uso”, comentó.
Además, Lorenzi contó una anécdota con el maestro Mariano Mores. “Cuando llegó para los ensayos yo estaba trabajando en la afinación del piano. Entonces, empezó a mirar todo con un paso muy lento, y pensé que estaba como perdido; ‘no va a poder tocar nada’, supuse. Y en el momento del concierto, habló, tocó, se transformó en otra persona”, recordó.
Lorenzi contó algunas anécdotas con pianos con mucha historia. Foto: Fernando NicolaAmar lo que uno hace
Sobre el final de la entrevista, el afinador dejó de lados tecnicismos de su labor y habló de la pasión necesaria para este tipo de tareas.
“El piano tiene vida. Además que se escucha, se siente. Tocás una tecla y sentís la vibración, a veces en el piso o escenario que es de madera. Así como pasa con el libro, que no es lo mismo que leer en una tablet, que uno lo puede oler, tocar, hojear...”, afirmó Lorenzi.
—¿Cómo definís a tu oficio?
— Me parece que todos los oficios están atravesados por una pasión, que si uno no la tiene, se nota. Lo charlo con mis hijos y alumnos, les digo que traten de encontrar algo que les permita vivir pero también que les guste. Tiene que haber un balance, sino no se disfruta ni de la vida ni del trabajo.