Su conexión con la naturaleza y su emotiva interpretación de los paisajes fueron parte de un capítulo de la historia del arte santafesino. Aunque había nacido en Italia, encontró en Santa Fe un hogar donde plasmó su amor por el entorno.
“Las parvas”, de Virginio Pozzi. Foto: Archivo El Litoral
Virginio Pozzi, un artista plástico de dos mundos, nació en la Mantua, Italia, en 1886. Capital de la provincia homónima en la región de Lombardía, esta ciudad se destaca no solo por su belleza histórica y cultural, por su escenario fluvial, rodeado por el río Mincio, y por ser el escenario de la famosa ópera “Rigoletto”, de Giuseppe Verdi.
La vida de Pozzi comenzó en suelo italiano, pero su labor artística tuvo mucho que ver con Argentina. Pozzi se naturalizó argentino y encontró su hogar en Santa Fe. Su presencia en la Asociación Dante Alighieri y en la Sociedad de Artistas Plásticos Santafesinos, fundada en 1927, marcaron un tiempo de amplia y variada creatividad.
Museo Rosa Galisteo / Archivo El Litoral
La pintura no fue el centro de su vida, pero no obstante Pozzi dedicó muchas horas a los pinceles, lo cual derivó en reconocimientos y premios. En su libro “Cien años de pintura en Santa Fe”, el crítico Jorge Taverna Irigoyen describe la obra del italiano como una firma naturalista, exenta de artificios, centrada en los paisajes ribereños.
Taverna lo sitúa en la primera generación de pintores santafesinos, un grupo que incluye nombres como Ludovico Paganini, Héctor Lauría, y Juan Mula, quienes forjaron los cimientos de la expresión artística en la región. A quienes, luego, se sumarán José García Bañón, y Mauricio Grewel, artistas de quienes esta sección se ocupó oportunamente.
Altrocché
Sentimiento en los paisajes
En octubre de 1935, Pozzi exhibió su arte en el IX Salón de Pintura, Escultura, Grabado y Dibujo, una muestra que tuvo lugar en el Círculo Italiano de Santa Fe. El diario El Litoral, en su edición del 11 de octubre de 1935, elogió la obra de Pozzi, destacando su habilidad para captar la esencia de la naturaleza con una mirada emotiva.
“Virginio Pozzi concurre con cuatro óleos titulados ‘Caminos’, ‘Peñasco’, ‘Paisaje serrano’ y ‘Atardecer (Guadalupe)’, tres notas de Córdoba las primeras y local la última. Se observa con verdadero agrado que este pintor se reafirma en sus manifestaciones y aciertos anteriores, y que camina con paso seguro en la emotiva interpretación de la naturaleza, que él traduce con, amor y sentimiento en sus paisajes, género de su preferencia”, expresa el cronista.
“En ‘Camino’, da una nota vibrante, vigorosa y sólida, de excelente perspectiva y amplio horizonte, un cuadro con sus tres dimensiones. Lo mismo en ‘Peñasco’ y en “Paisaje serrano’, sinfonía en azules, en que las sombras de la tarde envuelven dulcemente las cosas y descienden en suave sensación de plenitud sobre la tierra silenciosa. ‘Atardecer’ es una sabrosa nota bien empastada, de hondo sabor local”, añade luego.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
Plasmar el territorio
La muerte de Virginio Pozzi se produjo en 1949 pero su contribución a la escena artística de Santa Fe sigue presente. Es un recordatorio de que, a través del arte, es posible dejar testimonio sobre la vida en la tierra en la cual se habita.
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