De los Balcanes al Río de la Plata: el camino artístico de Iván Vasileff
Nacido en Bulgaria, llegó a la Argentina en el contexto propicio de los años ‘20. Tras establecerse en el país, logró generar una narrativa cromática que influenció a pintores de las décadas posteriores.
“Paisaje de Bella Vista”, óleo sobre tela de Vasileff. Foto: Arte de la Argentina
En mayo de 1961, se abrió en Santa Fe el XXXVIII salón anual de Bellas Artes en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez. En la oportunidad, el primer premio fue otorgado a Iván Vasileff, por “Sueño de un romántico”. Una obra que, a juicio del cronista de El Litoral que escribió una reseña al respecto que se publicó el 25 de mayo de ese año, “podría denominarse informalista, aunque en el ritmo de su composición se advierte una estructura o el esquema de una construcción luego anulada por manchas y arabescos”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
¿Quién fue Vasileff? Fue un artista plástico de origen búlgaro que realizó sus primeros acercamientos a la pintura en su país de origen, en el sureste europeo, que luego fortaleció en la ciudad de Florencia, en Italia, donde accedió a los cursos disponibles en la Academia de Felice Carena. Este personaje, determinante para la formación de Vasileff, se vio fuertemente influenciado por el estilo de Cézanne y Matisse, antes de dedicarse a la enseñanza en el entorno florentino.
Arte de la Argentina
El primer vínculo de Vasileff con la Argentina tuvo lugar a mediados de la década de 1920. El auge económico y la estabilidad política de la Argentina en esos años, potenciado por el auge económico derivado de la exportación de productos agrícolas creó en paralelo un ambiente propicio para el florecimiento del arte y la cultura. En la pintura, artistas como Benito Quinquela Martín, Raúl Soldi y Emilio Pettoruti exploraron en esos años diferentes estilos y movimientos artísticos, desde el realismo social hasta el cubismo y el surrealismo. Además, se fundaron escuelas de arte y se crearon espacios de exposición.
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Radicación definitiva
Desde aquel vínculo inicial, la relación de Vasileff con el país se consolidó, posiblemente debido a ese ambiente propicio. Tras una breve estancia, regresó a Italia, pero el éxito de sus exposiciones lo llevó a tomar una decisión: establecerse definitivamente en Argentina.
Arte de la Argentina
La década siguiente lo encontró muy activo: tras obtener la ciudadanía en 1936, revalidó sus estudios en la Academia de Bellas Artes y recibió el título de Profesor de Dibujo y Pintura. Esto le abrió las puertas de la docencia, en las escuelas Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, compartiendo su conocimiento con las generaciones venideras de artistas argentinos.
Juan Carlos Boveri
La consagración de Vasileff llegó con el reconocimiento del Salón Nacional, donde su participación activa se extendió desde 1933 hasta 1958, año en que obtuvo el Gran Premio de Honor. Además, su influencia fue clara en los salones provinciales, entre ellos los de Santa Fe.
Juan Carlos Boveri
Los especialistas lo consideran un faro para los pintores argentinos de las décadas del ‘60 y del ‘70, como Kenneth Kemble, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé, Martín Blaszko y Carlos Alonso. Según Julio Payró, “interpretó la figura, la luz y el espacio, todo, mediante la sabia trabazón de planos intensamente coloridos”.
Profeta en la tierra elegida
Buena parte de la producción de Vasileff la produjo en su quinta situada en Bella Vista, localidad del noroeste del Gran Buenos Aires que pertenece al partido de San Miguel. El renombre que alcanzó el pintor desde ese punto geográfico, derivó en su inclusión en una gran muestra que se realizó en 2012 bajo el título “San Miguel, cuna de grandes maestros”, en la cual se exhibieron obras de los máximos exponentes de la plástica que residieron en ese distrito: los que fueron galardonados con el Primer Premio del Salón Nacional de Artes Plásticas y el Gran Premio de Honor.
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“El distrito de San Miguel cuenta con una asombrosa tradición en la presencia de artistas locales premiados”, señalaban, en sus fundamentos, los organizadores de esta exposición. Desde Arturo Irureta y Alberto Klix, hasta Alberto Barsotti y Washington Fernández y Ernesto Scotti. Lista a la cual se suma, precisamente, Iván Vasileff, distinguido con el Primer Premio en el año 1943 y con el Gran Premio de Honor en 1958. “Todos conforman, con sus trabajos actuales y su producción pasada, un acervo fundamental para la cultura de San Miguel”, añadían los curadores.
J. C. Naón
Desde sus primeros pasos en Bulgaria hasta su consolidación argentina, Vasileff fue un hábil intérprete de las figuras, la luz y el espacio, influyendo así en la pintura contemporánea. El aura de su trabajo se mantuvo tras su fallecimiento, que se produjo en agosto de 1966 en su residencia bellavistense.
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