Genaro Pérez: devoción, retratos y costumbrismo en la Córdoba del siglo XIX
Gracias a sus trabajos relacionados con motivos religiosos y sus retratos sociales, este artista plástico cordobés, que además fue magistrado y teólogo, dejó un cúmulo de obras que lo colocan en un lugar central en la historia de la pintura argentina.
“Escena de costumbres”, óleo sobre tela de 1888. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
En la misma época en que la santafesina Sor Josefa Díaz y Clucellas comenzaba a moldear en Santa Fe la obra que la convertiría, a la postre, en la primera pintora con firma del continente, en Córdoba desarrollaba su obra Genaro Pérez, uno de los precursores de la pintura de la vecina provincia. Fuertemente influido por las temáticas religiosas (además de pintor fue un prominente abogado y llegó a ser doctor en Teología) se dedicó a su vez al retrato de las personas de su entorno social y sobrevoló, en este caso sin mucha profundidad pero con gran pericia, motivos costumbristas y paisajísticos, asociados a su terruño.
Museo Genaro Pérez
Nacido en Córdoba en 1839, la misma ciudad donde dejó de existir 61 años más tarde, se formó junto a Luis Gonzaga Cony, conocido como “el Viejo Cony”, quien desde mediados del siglo XIX proponía cursos en la Universidad de San Carlos. El mérito de este artista portugués, que se instaló en Córdoba cuando había pasado los 50 años de edad, es que brindó el primer impulso organizado a las artes plásticas cordobesas. “Puede decirse que Pérez centralizó el grupo de pintores formado en la última parte del siglo XIX”, señala Marcelo Nusenovich en su artículo “Genaro Pérez, retratista ‘hispánico’ de Córdobade la nueva Andalucía (Argentina)”.
Museo Genaro Pérez
La producción pictórica de Pérez se orientó a los motivos religiosos, entre ellos referidos a los apóstoles (de hecho una serie al respecto se conserva en la iglesia de la Compañía de Jesús). En esta vertiente, desarrolló lienzos de gran formato. “Sus primeros cuadros fueron de asunto religioso, lo que constituía ya una separación con respecto a su maestro Gonzaga Cony, que era muy afecto a la representación de alegorías llenas de alusiones mitológicas”, explica Nusemovich. Y añade que las huellas del distanciamiento de Pérez con respecto a las preocupaciones morales y estéticas de su maestro se notan en los envíos de ambos a la Segunda Exposición de 1860. El mayor se presenta con una Judith vistiéndose para decapitar a Holofernes, cuya temática remite a un episodio particularmente erótico- tanático en la tradición decimonónica de la mujer fatal. El ex discípulo lo hace con una Purísima (copia de la Inmaculada Concepción de Bartolomé Murillo, llamada de Soult) y una Dolores”.
Museo Genaro Pérez
Destacado retratista
En otro plano, en el cual logró hacer prevalecer el lugar que ocupaba en su medio social (es que a su amplia labor dentro del Derecho sumó la función de diputado provincial) Genaro Pérez fue retratista, uno de los mejor conceptuados de su generación. Algunos autores se refieren a él, inclusive, como el principal retratista de la sociedad cordobesa de la segunda mitad del siglo XIX. “Su técnica privilegiada fue el óleo y su estilo fue de corte neoclásico y tratamiento academicista”, señala el portal Arte de la Argentina. Lo cierto es que realizó retratos ovales y de cuerpo entero, figuras de medio cuerpo en formato rectangular y otras sedentes también en formato rectangular.
Museo Genaro Pérez
“Las personas retratadas por Pérez se nos presentan como tipos de una burguesía circunspecta, cuya rigidez tenía que ver tanto con cuestiones morales como con esa utilización de la foto, sobre todo si recordamos la lentitud del dispositivo fotográfico de la época y su monocromía”, señala al respecto Nusenovich. Y agrega que “en los retratos de Pérez pintados entre las décadas de 1870 y 1890, dominaba una moda que mostraba poco y ocultaba mucho. Como siempre, la moda era más que las ropas, ya que se ocupaba, además de dar protección al cuerpo desnudo, de ataviar y diferenciar a las personas”.
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Costumbrismo
El tercer campo en el cual se pueden incluir las pinturas de Pérez es el costumbrismo, que aunque no fue su eje si fue una demostración más de su talento. En el mismo está comprendida su obra “Escena de costumbres”. Esta obra alude a un recreo de las tareas cotidianas de un ámbito rural típicamente cordobés, donde un capataz y un peón toman mate al lado de un rancho. “La axialidad compositiva, el convencionalismo de las figuras en pose y el acabado tratamiento del color, proponen una visión signada por el realismo mimético y literario que logra descripciones objetivas para resaltar la apariencia externa de las cosas. Este lenguaje otorga a la obra valor documental, así los detalles de la vestimenta de las figuras contraponen enfoques sociales: el gauchesco capataz arropado en chiripá de merino con guardas, corralera, pañuelo y chambergo y el propietario con prolijo saco de solapa corta, botas fuertes y gacho de buen fieltro”, explica Tomás Ezequiel Bondone.
Museo Genaro Pérez
Su nombre en un museo
La obra de Pérez obtuvo amplio reconocimiento nacional. En su elogio fúnebre, se lo mencionó como un artista “vaciado en el molde del cristianismo”. En 1943, se creó en Córdoba el Museo Municipal de Bellas Artes que lleva su nombre, que posee una colección de más de 800 obras que sintetizan dos siglos de arte argentino. Además de trabajos del propio Pérez, entre sus paredes hay algunos de Prilidiano Pueyrredón, Emilio Caraffa Lino Enea Spilimbergo, Raúl Soldi, Enrique Policastro, Miguel Carlos Victorica, Antonio Berni, Antonio Segui, Luis Benedeti, Carlos Alonso y Marcelo Bonevardi.
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