Luis Falcini: un escultor que dejó huella en Santa Fe
Nacido en Buenos Aires en 1889, cultivó un estilo humanista guiado por su origen inmigrante. Fue uno de los renovadores de la escultura argentina. El vínculo con Santa Fe lo marca su labor como organizador de la Escuela de Artes Visuales, que lleva el nombre del que fuera su amigo, Juan Mantovani.
Luis Falcini fue, principalmente, un escultor argentino que, durante la primera mitad del siglo XX, ejerció una actividad que lo ubica entre los renovadores de esa forma de expresión artística. Nació en Buenos Aires en 1889. Su llegada al mundo se produjo en el seno de una familia de inmigrantes. Era, justamente, el contexto en el cual el país comenzaba a moldear su fisonomía vinculada con la llegada de extranjeros. Se calcula que entre 1880 y 1915 llegaron más de 1.500.000 de europeos. Los Falcini formaban parte de ese número.
Luis inició su formación artística bajo la tutela de Benjamín Asnaghi. En el taller de este artesano y tallista aprendió los primeros rudimentos, que luego profundizó junto al pintor Martín Malharro. Malharro, ilustrador pero también formador, fue uno de los introductores del impresionismo en Argentina. Y le otorgó nuevos instrumentos a Falcini para poder finalmente desarrollar su propia expresión. En 1912, Falcini realizó en Francia una escultura dedicada a Malharro.
"Desesperación II". Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
Sin embargo, las biografías de Falcini coinciden en señalar que estas influencias fueron tan importantes para definir las premisas de su obra como las lecturas de León Tolstoi y Máximo Gorki sumado a su mentado origen en una casa de inmigrantes. De este modo, Falcini integró un conjunto de artistas que renovaron la escultura argentina y desplegaron según consta en la página web del Centro Cultural Recoleta, un “estilo humanista con matices sentimentales y referencias a la opresión de las clases subalternas”.
Las primeras esculturas de Falcini fueron mostradas en un bazar en Buenos Aires pero más adelante participó en la Exposición Internacional del Centenario en 1910. Al año siguiente, gracias a una beca, fue a París, donde se interesó por el escultor Ivan Mestrovic, un yugoslavo que concibió cerca de cincuenta monumentos en la capital francesa. Bajo su influjo, Falcini adoptó un estilo que lo aproximó a un “decorativismo depurado”, de acuerdo con los datos biográficos del mencionado Centro Cultural.
"La madre". Foto: Arte de la Argentina
Ya en Buenos Aires en 1918, se unió a un grupo de artistas en la organización de un Salón Independiente y realizó esculturas notables. Formó parte de un colectivo de artistas independientes que publicaban las revistas "Acción de Arte" y "Campana de Palo". Luego, se mudó a Montevideo, donde enseñó escultura y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios.
A lo largo de su vida, continuó participando en exposiciones y concursos, recibiendo premios y reconocimientos. Además de su labor escultórica, Falcini se dedicó a la promoción del arte y la educación artística, impulsando reformas en la Escuela de Bellas Artes y colaborando con diversas instituciones culturales.
"La mujer del éxodo". Foto: Arte de la Argentina
Al igual que otros artistas plásticos atravesados por los conflictos del siglo XX, (Picasso es un ejemplo), Falcini denunció los horrores de la Guerra Civil Española. En 1958 exhibió su obra “La mujer del éxodo” en la Exposición Internacional de Bélgica, donde obtuvo el Gran Premio Internacional de Escultura.
En 1966 donó 50 esculturas al Fondo Nacional de las Artes para su distribución en museos especializados del país.
Falleció en Buenos Aires en 1973. Parte de su legado está contenido en el patrimonio de los Museos Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires; Provinciales de Paraná, La Plata, Santa Fe, Mendoza (Argentina) y Nacional de Montevideo (Uruguay). Además, obras de su autoría integran colecciones privadas de París, Milán, Montevideo, Rosario y Buenos Aires.
"Racimos". Foto: Arte de la Argentina
“Bigatti junto otros escultores, como Pablo Curatella Manes, Antonio Sibellino, Sesostris Vitullo, Luis Falcini y José Fioravanti, constituyeron un punto de inflexión, de quiebre entre la tradición y la vanguardia. Esta renovación implicó un tipo de imagen donde se combinaban elementos provenientes de las vanguardias artísticas, en especial del cubismo y del expresionismo, junto con el “retorno al orden”, que recuperaba la figuración filtrada por esos movimientos de vanguardia, dando origen a una nueva clase de realismo”, escribió Silvia Marrube en un artículo publicado en Página 12 el 10 de junio de 2014.
Su huella en Santa Fe
Sin ser santafesino, Falcini mantuvo un nexo significativo con la capital provincial, en buena medida guiada por la amistad que mantuvo con el educador Juan Mantovani. Ese contacto permanente se tradujo en un hecho concreto: Falcini fue quien tuvo la responsabilidad de dirigir la organización institucional de la Escuela de Bellas Artes de la Ciudad de Santa Fe, que se creó por ley el 7 de julio de 1939 y quedó inaugurada en mayo del año siguiente, cuando Mantovani definía el mandato fundacional a través de su discurso. Como dato de color, el primer director fue el artista plástico Sergio Sergi, de quien nos hemos ocupado en este mismo espacio pocos meses atrás.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
El valor de la tarea realizada por Falcini en Santa Fe, es ostensible en el homenaje que le fue realizado el último día de octubre de 1973 en la ciudad, concretamente en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez pocos meses después de su fallecimiento. En la misma jornada, se recordó también a Sergi. De esto dejó constancia El Litoral, en su edición del jueves 1° de noviembre de 1973.
“En las últimos horas de la tarde de ayer, se rindió homenaje conjunto al escultor Luis Falcini y al grabador y pintor Sergio Sergi, hace poco fallecidos y cuya influencia se prolonga en nuestra ciudad, a través de discípulos y amigos que se enriquecieron con el trato de ambos artistas, durante su residencia en Santa Fe”, señala la crónica del vespertino.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
La apertura del acto estuvo a cargo del vicepresidente de la Asociación de Amigos del Museo, Jorge Taverna Irigoyen, quien se refirió a la acción desarrollada por los que calificó de “figuras consulares del arte argentino”. La evocación de Falcini la hizo el escultor santafesino Roberto Favaretto Forner, quien trazó una detallada biografía del recordado artista. “Fue un amigo dilecto de Juan Mantovani -dijo- y vino a Santa Fe como organizador de la actual Escuela de Artes Visuales; le interesaba que funcionara en aquel entonces a nivel de taller, con algún conocimiento de materias teóricas, con el fin de dar a los alumnos un concepto general. Esas materias eran: perspectiva, anatomía, castellano e historia del arte”.
Tras aludir a los viajes de estudio realizados por Europa, Favaretto ubicó a Falcini en el duro trance de artista sin trabajo, como fundador del actual Museo Sívori de Buenos Aires; de la sala de exposiciones de la Sociedad Hebraica de la misma ciudad; y como “encauzador de vocaciones, maestro y promotor”; destacando los grandes paneles en piedra reconstituida, realizados en 1932 para la Unión Obrera Ferroviaria.
Foto: Museo Blanes
Por último, refirió la forma en que conoció a Falcini, al ir a Buenos Aires en 1966, cumpliendo una beca otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. “Daba los últimos toques a un grupo de 50 obras que ese año donó al Fondo, a fin de que se distribuyeran en los museos del país. Este gesto emocionó, tanto por la seriedad del creador, como por el sentido del mismo”. Y finalizó afirmando: “Figuras como la de Luis Falcini merecen el homenaje que se rinde a los artistas. El recuerdo de su nombre a través de una obra que perdura como expresión de la cultura popular”.
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