Nacido en La Haya en 1881, encontró en Argentina un segundo hogar donde desarrolló buena parte de su obra. Fue un artista versátil cuyo estilo se desplegó en todo su potencial en sus paisajes, tanto holandeses como argentinos.
Obra de Witjens que integra el catálogo de Santa Fe Arte.
Foto: Mauricio Garín / Flavio Raina
Jacques Witjens nació en La Haya en 1881 y falleció en Argentina en el año 1956. En este país, donde vivió durante más de tres décadas, dejó una marca artística significativa. Aunque fue bautizado como Adrianus Hendrikus, se hizo conocido por su apodo “Jacques”. Su formación artística inicial se produjo en la Escuela de la Haya. Allí consolidó su talento y recibió reconocimientos. No tuvo una educación artística formal, pero aprendió bajo la tutela del pintor y litógrafo August Allebe, en su ciudad natal.
En 1912 ganó el Primer Premio en el Concurso Bignall. Durante la década siguiente, vivió en Haarlem y Utrecht. En 1920, llegó a Argentina, donde permaneció hasta su fallecimiento. Realizó numerosas exposiciones en ciudades como Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Tandil y Mendoza. Sus obras evolucionaron de paisajes neerlandeses a la geografía local. En Buenos Aires, comenzó a exponer individualmente en 1925 en el Círculo Belga. Su talento fue reconocido con premios. El aura de su obra se proyecta mucho más allá de su fallecimiento, el 7 de diciembre de 1956.
Períodos
Datos correspondientes al Museo de Tigre permiten analizar la evolución cronológica de su obra. Su primer período, desarrollado en Europa, se caracteriza por una factura pictórica de denso empaste y composiciones de tamaño reducido con paleta parda. Ya en Argentina, una segunda etapa se expresa a través de dibujos, acuarelas y óleos. Más allá de la temática su nota característica fue la ejecución de cielos profundos. Más adelante, la incorporación del uso de la espátula marca un nuevo tono en sus composiciones.
Según la página The Art Gallery Museum (TAG), “en sus telas logró amalgamar paisaje y el sentimiento que genera en el artista ese paisaje. En las primeras obras realizadas en Argentina, reflejó su mirada sobre el nuevo paisaje y también representó paisajes con molinos y canales holandeses que reflejan gran melancolía y añoranza”. En la página web de la Colección Fortabat, se indica que su tema principal fue el paisaje, pero que también trabajó “obras de género y naturaleza muerta, generalmente sirviéndose de un formato pequeño”.
Obra de Witjens que integra el catálogo de Santa Fe Arte.
Foto: Mauricio Garín / Flavio Raina
Artista versátil
El especialista en arte Ignacio Gutiérrez Zaldívar escribió en Ámbito, en enero de 2008, que este pintor “tenía una facilidad impresionante para pintar y una rapidez extraordinaria, y sus principales clientes eran los funcionarios de empresas extranjeras que lo visitaban en su estudio de la City porteña. Recorrió todo el país y también Bolivia y Perú. Pasaba temporadas en Calamuchita, Córdoba, pintando las sierras, y también la ciudad de Buenos Aires y el paisaje de Tigre, fueron algunos de sus temas predilectos”.
Alicia de Arteaga, en una nota publicada en La Nación, en febrero de 2002, destacó al pintor de origen holandés por sus paisajes mansos y sus bucólicos escenarios rurales. “Lo que vuelve más curiosa la historia de Witjens fue su mirada equidistante de Holanda y Argentina. Con la misma soltura resolvía en el lienzo las ondulaciones de un paisaje de Córdoba o recuperaba de la memoria un molino envuelto en la bruma de los Países Bajos”, remarcó.
Un punto de apoyo fundamental para la obra de Witjens, como aparece puesto de manifiesto en una nota publicada por Pagina 12, en septiembre de 2018, es el Delta del Paraná. Un paisaje que también interesó a otros artistas como Fernando Fader, Faustino Brughetti, Luis Cordiviola, Cupertino del Campo, Atilio Malinverno, Armando Repetto, Miguel Carlos Victorica, Carlos de la Torre y Stephen KoekKoek, de ascendencia holandesa al igual que Witjens.
Obras sobresalientes
Las características principales del estilo de Witjens, en especial su apreciación de los paisajes, son ostensibles en “Playa” y “A orillas del río”, dos obras que forman parte del inventario que posee Santa Fe Arte. En particular, aparece el vínculo con algo que ponía de manifiesto Gutiérrez Zaldívar y que es la cuestión de la mirada sobre los paisajes argentinos: “es como si lo vieran desde una atalaya, desde un punto de vista que les permite reparar en aquello que, por cotidiano para nosotros, no sabemos apreciar, y toca a ellos el señalarnos su importancia y los valores que la componen”.
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