Eduardo Sívori: un artista que rompió moldes en la argentina del siglo XIX
En el aniversario de su fallecimiento, el recuerdo de una figura clave para la conformación de un arte nacional. Sus paisajes pampeanos, desnudos y retratos, descansan en instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Artes Plásticas que lleva su nombre.
“Mujeres banándose (paisaje)”, obra de Eduardo Sívori de 1916. Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
Eduardo Sívori, nacido en Buenos Aires el 13 de octubre de 1847 y fallecido un día como hoy de 1918, resulta un eslabón clave al analizar la evolución de las artes plásticas argentinas, a la altura de pioneros como el propio Prilidiano Pueyrredón. Aludido por algunos investigadores como “el pintor de la pampa”, su obra y trayectoria señalan un compromiso con la representación del paisaje y la cultura de su país.
Castagnino/Macro
A los 27 años, Sívori inició su formación artística con Francisco Romero, José Agujari y Ernest Charton. En 1874, viajó a Europa, donde su estancia en París hasta 1876 determinó su vocación. Visitó museos, talleres y academias, y se involucró en forma directa con las corrientes artísticas europeas. De vuelta en Buenos Aires, fundó la Sociedad Estímulo de Bellas Artes en 1875, institución que sería un pilar para el desarrollo de las bellas artes argentinas.
Museo Nacional de Bellas Artes
Sívori fue una figura relevante de la llamada Generación del ‘80, un grupo de artistas entre los que se encontraban Schiaffino, Della Valle, de la Cárcova y Giudici. Este colectivo se destacó por su producción artística de alta calidad y por su papel de organizadores, educadores y polemistas en torno a la idea de un arte nacional. En 1881, Sívori colaboró en medios que debatían con fervor sobre tal posibilidad.
Museo Nacional de Bellas Artes
En 1882, volvió a Europa e ingresó al taller de Jean Paul Laurens, uno de los últimos referentes del academicismo francés y de la pintura histórica. En ese lugar permaneció hasta 1888. Durante este período, el argentino se formó en el academicismo y el naturalismo. Su participación en el Salón de París entre 1886 y 1891 confirmó su talento y le abrió las puertas del mundo. Tras retornar a la Argentina en 1891, continuó pintando y exponiendo hasta su muerte.
Museo Nacional de Bellas Artes
No fue solo pintor, también ocupó el cargo de director interino del Museo Nacional de Bellas Artes y enseñó tanto en la Academia Nacional de Bellas Artes como en su propio taller. Sívori falleció a los 70 años en Buenos Aires en 1918, dejando numerosos desnudos, retratos y paisajes pampeanos. Su obra descansa en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, inaugurado en 1938.
Museo Nacional de Bellas Artes
Laura Malosetti Costa y Carolina Vanegas Carrasco, curadoras de una muestra sobre el artista que tuvo lugar en el Museo de Bellas Artes, precisaron que fue el representante de una generación “que puso su privilegio de clase, talento y conocimiento en beneficio de las generaciones futuras de artistas”.
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Pionero
De los estudios realizados sobre su obra, deriva que fue un pionero en varios sentidos. Graciela Smith, en el artículo “Eduardo Sívori entre París y Buenos Aires”, publicado por Revista Magenta, destaca el rol que cumplió en la introducción del grabado al universo de las bellas artes y su inclusión en los programas de enseñanza artística en el país. Además, pone énfasis en que “fueron numerosas, y muchas de ellas destacadas, las discípulas de Eduardo Sívori, en un tiempo en que las bellas artes eran consideradas una actividad deseable en la formación de las señoritas elegantes”.
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Según las mencionadas Malosetti Costa y Vanegas Carrasco, Sívori fue quien desplegó una producción artística más amplia y sostenida entre los primeros modernos argentinos. “Era el único que había viajado a Europa a comienzos de la década de 1870 y que, al regresar, compartió con sus jóvenes amigos las ideas acerca de la modernidad artística francesa y la pintura al aire libre. Constante y profesional, envió obras a todos los salones parisinos durante su estadía en la capital de Francia y expuso en cada salón argentino, desde su regreso a Buenos Aires hasta su muerte”.
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Una obra emblemática
“El despertar de la criada” es un cuadro que en su momento escandalizó al público, algo similar a lo que había ocurrido con “El baño” de Prilidiano Pueyrredón, un par de décadas antes, un paralelismo que señala Laura Feinsilber en un artículo publicado en Ámbito en 2023. Sívori lo pintó en París, lo presentó en el Salón de esa ciudad y después en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes de Buenos Aires.
Museo Nacional de Bellas Artes
“Es un desnudo naturalista. Aun cuando el título y algunos elementos de la composición lo connotan, la pintura pertenece al género que a lo largo del siglo XIX fue campo de batalla de las audacias modernistas. No hay narratividad en la escena, se limita a presentar el cuerpo de una muchacha joven en el que se lee su pertenencia a la clase trabajadora”, comenta Laura Malosetti Costa en el texto que acompaña la obra incluida en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
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Y agrega que, en la medida en que Sívori sabía de antemano que su exhibición despertaría polémica, este fue el primer gesto vanguardista en la historia del arte argentino. “La llegada del cuadro desde París, probablemente traído por Eduardo Schiaffino, fue precedida por una serie de artículos de prensa en los que la misma Sociedad Estímulo anunció que era un cuadro problemático, que sería de exhibición restringida, y que había recibido en París algunos comentarios (que fueron traducidos íntegramente) en los que se ponía en duda el buen gusto del artista al encarar un tema semejante”. Un dato más para considerar la grandeza de un artista que se adelantó a su tiempo.
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