El Cementerio Municipal de Santa Fe incorporará nuevas actividades culturales bajo la denominación de Museo a Cielo Abierto.
El 27 de marzo, a la tradicional visita guiada nocturna por el cementerio, se hará la inauguración de una muestra en homenaje al escultor santafesino que falleció el año pasado.
El Cementerio Municipal de Santa Fe incorporará nuevas actividades culturales bajo la denominación de Museo a Cielo Abierto.
En este marco, el 27 de marzo se llevará a cabo una visita guiada nocturna y la inauguración de una muestra en homenaje al escultor Roberto Favaretto Forner.
La exposición, organizada en conmemoración del primer aniversario de su fallecimiento y en el contexto del Día del Escultor, presentará una selección de sus obras en gran formato.
El evento comenzará a las 19.30 con un recorrido guiado por el cementerio, acompañado por la interpretación musical en vivo del violinista Dylan Villanueva, y culminará con la apertura oficial de la muestra.
Esta actividad forma parte de un programa anual que incluirá exposiciones, eventos culturales y visitas guiadas durante 2025. La participación será libre y gratuita.
Favaretto Forner, nacido en San Justo en 1939 y formado con becas en Europa, fue docente, curador, jefe de cátedra en la Escuela Juan Mantovani y restaurador.
Participó en más de 500 muestras y ganó 70 premios, incluido el del Fondo Nacional de las Artes. Abordó lo figurativo y abstracto, integrando geometría, espacio y color.
Ya en su juventud despuntaba como un artista de fuste. Jorge Taverna Irigoyen le dedicó una columna en El Litoral, el 28 de diciembre de 1965 donde da cuenta de esto.
“Una de las imposiciones de la escultura contemporánea es la integración con la arquitectura o el paisaje, sirviendo como nexo espiritual entre el cemento y el verde de la naturaleza”, escribe Taverna.
“De este modo, la escultura de hoy toma una relación con el mundo y una situación en el mundo, pudiendo convertirse en una realidad más carnal y auténtica del hombre”, añade.
“Así lo debe haber entendido Roberto Favaretto Forner al emplazar un grupo de sus esculturas en los jardines de su taller. Allí, entre los verdes más humildes y la naturaleza más libre, exhibe parte del producto de cinco años de labor intensa y seria”, señala luego.
“Piedra, yeso metal, barro, se van dando en la serie de materias elegidas, como medios vigorosos de la creación Y a través de los mismos, las formas escultóricas se suceden desde los encuentros clásicos hasta los buceos de vanguardia con verdadero ímpetu, con innegable lucidez proyectiva”.
“En su juventud, sus formas gozan ya, no pocas veces, del sereno reposo, de la necesaria augustez que hacen respetar a un pedazo de piedra”.
“Recorriendo la sucesión de sus trabajos se nos ocurre pensar que es esta una hermosa forma de realizar un examen de conciencia. Examen de conciencia por lo que se ha hecho y por todo lo que resta por hacer, examen de cuya valentía el artista entresaca los vínculos que le unen a su obra anterior, y se revitaliza en su visión futura”, añade.
La presentación de las obras reseñadas por Taverna se produjo poco antes de que Favaretto, becado por el Fondo Nacional de las Artes, marchase a estudiar con los argentinos Victor Marchese y Leo Tavella.
Una década más tarde, El Litoral volvió a dedicar parte de sus páginas al escultor sanjustino. El domingo 7 de marzo de 1976, un periodista de la casa lo entrevistó cuando recién había llegado de Europa.
“Recientemente llegado de Europa, Roberto Favaretto Former lleva dentro de sí un cúmulo de vivencias, de experiencias y de nuevos conceptos, que tornan doblemente importante su palabra”.
En efecto, el artista había estado en Bélgica. Donde adquirió rigor y precisión respecto a los problemas del arte y de la escultura en particular, en un momento de transición de las creaciones plásticas.
“Es que en Europa se le da un lugar prominente a la escultura. La gran pieza debe respirar, lucir, irradiar, en el espacio que le corresponda y se haya ganado”, indica Favaretto.
“Las piezas no quedan relegadas a los museos, si bien hay algunos que son excepcionalmente ricos y saben exhibir su material con inteligencia. Es el caso del de Arte Moderno Religioso, en el Vaticano, que ofrece obras de los más grandes maestros de la escultura del siglo XX”, añade.
“Pero al lado de ello, están otros diametralmente opuestos en el concepto expositivo, como el caso del excepcional Museo de Esculturas al Aire Libre de Bélgica, en el parque Middelheim de la ciudad flamenca de Anvers”, subraya.
En el final de aquella entrevista, quedaba patente el compromiso del escultor para seguir estudiando y trabajando con ahínco, enseñar todo lo aprendido y tratar de que la fe en el arte no deje de hacerlo nunca. Así fue.
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