En forma inusual, las alertas por estrés térmico para la hacienda bovina este año comenzaron a emitirse en noviembre a raíz del inicio temprano de las habituales olas de calor del verano.
Hasta el jueves habrá un elevado Índice de Temperatura y Humedad (ITH) en casi toda el área ganadera argentina. Un especialista explica cómo evitar daños en los animales y la producción.
En forma inusual, las alertas por estrés térmico para la hacienda bovina este año comenzaron a emitirse en noviembre a raíz del inicio temprano de las habituales olas de calor del verano.
Tras una primera advertencia, el pronosticador Joaquín Armendano, docente en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Tandil), anticipa un escenario muy exigente para la producción hasta el jueves 8 de diciembre.
Desde este lunes, pero con mayor intensidad martes, miércoles y jueves, el ITH (Índice de Temperatura y Humedad) permanecerá en niveles de "emergencia" en todo el centro norte del país. A su vez, el informe incluye dos previsiones para establecimientos de engorde a corral (feedlot), dado que se trata de un sistema con mayor incidencia del calor en la hacienda.
La información se presenta en mapas coloreados. La primera etapa de estrés se pinta en color amarillo e implica una probable repercusión en cambios en el comportamiento del animal para disipar el calor cuando le empieza a molestar. Mientras que en colores naranja y rojo, que implican peligro o emergencia, "tenemos más riesgo de comprometer no solo el bienestar sino la productividad del animal", explicó Armendano, que en casos extremos puede poner en riesgo la vida del mismo.
También aclaró que la información debe interpretarse en un contexto. Por ejemplo en el engorde a corral hay condiciones micro ambientales "que hacen que el problema sea todavía un poco más complicado". Se trata de un sistema que favorece mucho el estrés por calor.
Y en pasturas, si bien el ambiente puede ser menos agresivo, hay agentes peligrosos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Existen "algunos hongos, como el que provoca la festucosis, que afectan mucho la capacidad del animal de eliminar el calor y exacerba el efecto del calor". Esta habría sido la causa de una enorme mortandad en establecimientos santafesinos en enero de 2019.
Armendano remarcó la importancia de interpretar los mapas teniendo en cuenta cómo son las temperaturas mínimas del lugar, para saber si el animal tendrá tiempo a la noche para recuperarse del calor acumulado o no.
En cuanto a las acciones preventiva a realizar ante una ola de calor, mencionó: "hay una serie de 4 o 5 pautas que son transversales a cualquier sistema y que tienen que ver con, primero, ir monitoreando los pronósticos para ir planificando las actividades; pensando sobre todo que estamos con campaña de vacunación, con movimientos obligados de hacienda, por lo tanto hacer una buena planificación de esos movimientos y evitarlos en esos días en los cuales tenemos este tipo de pronósticos".
También recordó algo que, por más que parezca una obviedad, no hay que perder de vista. "Es importantísimo: la provisión de cantidad y calidad de agua, así como tratar de garantizar el acceso de los animales a la sombra".
Y además, hacer un seguimiento de los animales para observar cómo evolucionan estos días. "Si empezamos a ver que hay acumulación de calor en los animales, sobre todo en estos días así de olas de calor".
Otro aspecto de manejo importante consiste en establecer cuáles son las categorías más riesgosas, porque "sobre este grupo de animales se van a priorizar los cuidados". Al respecto precisó que "en el feedlot, los animales que están en terminación; con una mayor cobertura de grasa, con una dieta un poco más energética" son más sensibles. Y también, a veces, es importante "priorizar los animales que recién ingresan y aún no están aclimatados y son un poco más sensibles al exceso de calor".
Por eso el reporte incluye, además el ITH general, dos escalas de Carga Calórica Acumulada en feedlots, uno para razas británicas (más sensibles al calor) y otro para índicas (más tolerantes). Este concepto implica combinar el calor ambiental con otros aspectos que hacen a la ganancia de calor por parte del animal. "Es una sumatoria del calor ambiental, más la que genera el animal, menos la cantidad de calor que puede disipar", definió. Por ejemplo, una vaca lechera produce mucho calor metabólico y la hace mucho más sensible. Mientras en un feedlot, lo es un animal en terminación con mayor cobertura de grasa. "Son todos factores que hacen que ante una misma condición ambiental, unos animales ganen más calor que otros", precisó.