La fecha conmemora un hito fundacional de 1920, que dio inicio a una actividad clave para el país. Ante la caída del stock lechero, un especialista nos brinda su mirada.
De acuerdo al Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), el año pasado el stock de vacas en ordeñe fue de 1,58 millones de cabezas, apenas por encima de las 1,52 millones que se contabilizaron el año previo. Algo que si bien a simple vista no resultaría problemático, en realidad encierra un estancamiento que es necesario revertir.
Así lo entiende el ing. Agr. Francisco Candioti, asesor y productor, quien afirma que hasta ahora, esta reducción del rodeo lechero de los últimos 25 años se ha disimulado un poco, porque las vacas producen más litros por animal, "y entonces ese fenómeno ha hecho que no se note tanto la reducción de vacas. De hecho la producción ha crecido un poco".
Según explicó, en los últimos años se superaron los 11 mil millones de litros, pero lo concreto es que hay cada vez manos vacas, o esa es la tendencia a largo plazo. "Pero la producción no va a poder reemplazarlo por siempre. Uno tiene que pensar que la producción individual y por vaca tiene un límite biológico, y que cada litro adicional que le pedimos a una vaca es más difícil de lograr y es más caro. Son límites biológicos y económicos", asegura.
Candioti sostiene que ya está pasando, y que por estas cuestiones no es fácil que la producción individual sea la vía de compensación de la caída del número de vacas. "Entonces vamos a necesitar revertir esa caída, si queremos crecer productivamente. Y a esto no hay que verlo como una cosa o la otra".
Trabajo a conciencia
Según manifestó, el crecimiento del rodeo lechero "es un laburo a mediano y largo plazo". Y que para ello se necesitan reglas claras, inversiones en infraestructura y equipamiento, "y en esta Argentina que uno nunca sabe que va a pasar, es todo un tema".
Sin embargo, analizó que esto tiene que ver con lo que hace cada productor en su establecimiento. "Cualquier productor más allá del devenir del país, va a ver beneficios si trabaja bien en materia del crecimiento del rodeo", sostiene.
De allí que apeló a que es virtuoso ponerse a trabajar para hacer crecer el rodeo. "El productor que crezca en vacas y pueda admitirlas en su tambo, va a tener un establecimiento más productivo. Crecer en carga animal diluye costos fijos, se hacen más fluidos algunos manejos y se optimizan recursos".
Según explicó, una opción es poner otro tambo que replique el modelo exitoso y agrandarse así de manera horizontal. "Y si en algún momento llegás a un punto donde no querés crecer más en tambo, a nivel nacional hay 3 puntos clave para trabajar a nivel masivo".
"El primero es la duración de las vacas, que duran poco (entre 3 y 4 lactancias) algo que a ciencia cierta no sabemos, porque no hay estudios que lo midan. El segundo es la mortandad de terneros y animales jóvenes, que si uno suma la recría, uno se sorprende. En Argentina debe estar en el 14 a 15 % y en recría y del 3 al 6 %, y si lo sumás, estás en el 20 % de pérdida de animales jóvenes que son potenciales vaquillonas de reposición que desaparecen. Y el tercer elemento que está mal cuantificado es el problema de los abortos, que hasta superan el 30 %, es algo gravísimo, por el trabajo que requiere preñar una vaca".
Algunos números de nuestra lechería
Argentina tiene casi 11.000 tambos registrados. Se calcula que unidad productiva genera 4,5 puestos de trabajo directo y 3 más indirectos. El 75% de los tambos en el país producen menos de 3.000 litros diarios (tambos pequeños y medianos). Córdoba es la primera provincia productora, seguida por Santa Fe y Buenos Aires. Santa Fe es la provincia con más tambos (3.600 aproximadamente). Producción nacional: 11.200 millones de litros anuales. El 20% de esa producción se exporta. Hay 670 industrias lácteas (18 grandes)