Federico Aguer | faguer@ellitoral.com
En Cayastá, la producción de nueces Pecán empieza a reflejar un crecimiento sostenido, sustentado en la agroecología, la fuerte demanda mundial, y una tecnología de cosecha adaptada específicamente al lugar.
Federico Aguer | faguer@ellitoral.com
Una apuesta para garantizar un respaldo económico para la etapa del retiro activo. Un regalo productivo para las generaciones venideras. Un alimento con todas las virtudes para la salud, cuya demanda crece fuerte a nivel mundial (realizado a contraestación del hemisferio Norte). Un sistema productivo agroecológico, ideal para implantar (con las adaptaciones de cada caso) a las zonas periurbanas que salen de la agricultura tradicional.
Con todo esto en la cabeza, Gustavo Simonutti se decidió años atrás a invertir en la Nuez Pecán. Pero para él había algo más. Como hombre de ciudad, implicaba el desafío de meterse en el campo a producir, un sueño hecho realidad.
“Muchos productores de Pecán somos profesionales de la ciudad que tenemos un gusto por la producción agropecuaria”, le confiesa a Campolitoral, mientras recorremos los nogales. “Y en estos proyectos de largo plazo uno piensa en la jubilación y en la continuidad para las nuevas generaciones. El Pecán dura 100 años dando nueces, por lo que será el sustento de otras generaciones que nos sigan”, agrega.
Pasado y futuro
Mayo es el mes álgido en el campo de 37 hectáreas a la vera del kilómetro 77 de la Ruta Provincial N°1. Tal vez por una paradoja de la historia, o por el destino escrito en su ADN, es que los arenosos campos de Cayastá albergan este emprendimiento que enlaza el pasado y el futuro. Muy cerca de donde Juan de Garay decidió “abrir las puertas de la tierra” para iniciar la agricultura en Santa Fe (la vieja), los nogales empiezan a reflejar todo su potencial productivo de largo plazo. Durante casi todos los días del quinto mes del año se realiza la cosecha, el punto cúlmine de todo un ciclo de trabajo.
“Acá se trabaja los 12 meses del año, pero el momento trascendente es la cosecha de mayo. Antes se hacía con lonas y sacudidores de linga (elementos más bien artesanales), pero hay un momento en el que hay que crecer”, asegura, en relación a la escala que va tomando el emprendimiento. Este año incorporaron el “Shaker” (sacudidor), una especie de pinza enorme (que se fabrica en la Argentina), que se engancha atrás del tractor, y sacude literalmente el nogal durante 7 segundos, haciendo caer las nueces sobre unas mantas.
Vamos por más
Claro que el aumento de la escala trae aparejado desafíos de mayor tamaño. “Todo este equipamiento tiene costo y entonces tenemos que buscar alternativas económicas, de rinde, de eficiencia y de tecnología. En el mundo hay dos o tres tipos de maquinarias específicas, pero nosotros optamos por fabricar el equipamiento específico para estos campos”, manifiesta. “Y podemos decir que hoy, en el año 10 de nuestra plantación, estamos recolectando la nuez con una máquina muy eficiente, porque nos permite cosechar un árbol entre 3 1/2 y 4 minutos, son 110 árboles en el día. Datos que reflejan la eficacia del método”, agrega con orgullo.
En este sentido, Simonutti enfatiza cómo la paciencia rindió sus frutos. Es que el Pecán se planta, y recién a los 4 años empieza a dar algunas nueces para consumo familiar; pero a partir del año 7 empieza una curva exponencial en donde las nuez “nos tapa”. Las 25 toneladas obtenidas el año pasado y las casi 35 este año (falta el dato final una vez concluida la cosecha) reflejan un crecimiento impresionante.
Y a la vez, plantea la necesidad de una nueva logística. “Tenemos que incorporar tecnología en campo y en galpón como para poder deglutirnos esa capacidad de nuez, y en eso estamos. Según indican las tablas, vamos a llegar al año 15 con una producción amesetada de unos 25 kg por planta”, proyecta con precisión de ingeniero. El objetivo, es consolidar el pico productivo en 4 o 5 años más “trabajando a este ritmo para poder ver los frutos”.
El ciclo biológico del Pecán
Los plantines se hacen a partir de semillas del Delta argentino, con distintas variedades desarrolladas en 4 viveros. “Nosotros recibimos la planta de 1 metro con un pelo de raíz, y la sembramos en un marco de 12 metros por 12”. Año a año se le sigue el ciclo evolutivo: la poda de formación se lleva los 3 primeros años; mientras tanto se debe regar mucho (por goteo), e implementar planes de nutrición de carbono y fertilización muy precisos, donde no hay que escatimarle nada”.
En el inicio, hay que incorporar pulverizadoras y cosechadoras para las primeras recolecciones, pero a medida que los árboles toman porte y esas máquinas ya no sirven, se debe agrandar la maquinaria. Es que las plantas crecen de 1 metro hasta 15 metros de altura por 12 metros del ancho de la copa. Simonutti destaca la importancia del trabajo de los asesores agronómicos y los ingenieros con experiencia en el cultivo.
“En esta zona estamos muy favorecidos, no tenemos los problemas de hongos que hay en EE.UU. por eso mismo hay que cuidarse con el uso de productos, acompañando ese crecimiento de 1 metro por año hasta llegar a esa altura final del árbol de la mejor manera”, aconseja.
Naturalmente que toda la cuestión agroecológica también es muy importante, ya que en el predio desde el inicio llevan un emprendimiento de esas características. “Hemos bajado en una proporción notable el uso de agroquímicos, que si bien no son muchos los que usa el Pecán, nosotros lo hemos reducido todavía más con el uso de los corderos para mantener el pasto corto y prolijo debajo de los árboles sin el uso de herbicidas. Las nueces no tocan el piso. Además, el Nogal es uno de lo dos árboles que produce mayor evapo transpiración, así que nos devuelve oxígeno por la noche”.
Un fierro
Es notable ver la cosecha. Sobre todo por asistir a un trabajo realizado con una maquinaria única a nivel nacional. La misma fue pensada en conjunto por este productor junto con el Ing. Mecánico Jorge Hanna de Chilecito, La Rioja. Se trata de una adaptación de la recolectora de olivo. “Con mi empresa nos iniciamos con los frutos secos hace 25 años en Chilecito (el centro del nogal europeo), y nuestro fuerte siempre estuvo en el proceso de poscosecha, por eso nos animamos a probar con el pistacho y el Pecán”, evoca con un inconfundible acento riojano.
Hanna explica que los frutos secos tienen varias etapas comunes de poscosecha, y cada uno requiere labores especiales. “El crecimiento del Pecán llevó a tener que cubrir cierto espacio, en virtud que no había equipos específicos de limpieza, de deshidratación, de traslado, etc. De allí que en base a mi amistad con Gustavo nos pusimos a desarrollar esta máquina para hacer un método de recolección sin mucha sofisticación”, admite con modestia. “El eje de nuestro producto es la sencillez constructiva y operativa”, sostiene. Y es tal cual.
“Siempre se evoluciona desde algún punto de partida. Estas recolectoras de manta enrollable vienen del olivo, pero el umbral de rentabilidad de ese cultivo obligó a sofisticar este proceso (que se fue abandonando), y lo tomamos para aplicarlo a la nuez europea y luego al Pecán”, expresa.
Cosecha y poscosecha
La maquinaria desplegada en Cayastá es un poco más corta que las que se usan en La Rioja, requiere unos 12 metros de lona y termina haciendo un tándem con el tractor de arrastre que supera los 16 metros. La agricultura permite aplicar imaginación optimizando o jerarquizando factores de producción, como el hecho que la nuez no toque el piso. Y eso el mercado lo paga.
Finalmente, la importancia de la poscosecha. “Al circuito de poscosecha lo tenemos desarrollado. Implica el traslado, la recepción en el galpón, la limpieza y deshidratación, la separación de las nueces vanas, y el acondicionamiento para exportación”, cierra Hanna.
Y afirma que el consumo local es exiguo, y si bien todavía no está instalado en el consumo cotidiano, eso va a cambiar. “La tendencia está llevando a un mayor consumo de frutos secos en todos los países del mundo. Lo que se debe lograr es un salto de la calidad, y eso se logra con procesos de recolección y cosecha rápidos”, afirma el riojano.