Apicultores del departamento San Martín denunciaron el envenenamiento de colmenas en cercanías de San Martín de las Escobas y temen que se repita la misma situación de hace un año, cuando perdieron unas 1.000 colonias y nunca se pudo determinar a los responsables.
"Tenemos miedo que nos pase lo mismo que el año pasado", dijo a Campolitoral Alberto Gros, propietario de un establecimiento apícola en la zona, luego de que esta semana dos colegas le comunicaron la pérdida de 60 a 70 colmenas en apiarios cercanos. La denuncia fue acompañada por un video en el que puede observarse las piqueras cubiertas de abejas muertas.
Mirá también¡Aleluya! devaluadas, llegaron las compensaciones para los tamberosEl productor relató que en marzo de 2022 contabilizaron más de 1.000 colmenas envenenadas de 5 apicultores, motivo por el cual hicieron las correspondientes denuncias a Senasa y al Ministerio de la Producción. "No tuvimos noticias; nos dijeron que guardemos una muestra de las abejas en el freezer para analizarlas y es el día de hoy que las abejas siguen ahí porque pasó el tiempo y nadie respondió nada".
El martes 21 de marzo "un apicultor de San Martín de las Escobas va a un colmenar y se encuentra con todas las colmenas muertas, nos pone en alerta y otro productor encuentra también un colmenar muerto", por lo que hicieron nuevamente las denuncias.
Gros indicó que el hecho se produjo a unos 5km del pueblo, en medio de campos mixtos de tambo, carne y agricultura. "Lo que mata la colmena son insecticidas no permitidos, de alto poder residual; hasta las hormigas mata", sostuvo, por lo que suponen una mala aplicación de pulverizaciones.
"El año pasado se hizo la denuncia, pidieron que guarde la muestra, no apareció nadie ni a ver ni a buscarlas", protestó.
Mirá tambiénBuscan un GPS imprescindible para evitar la extinción del Águila CoronadaSobre los perjuicios, sostuvo que en 2022 ya habían cosechado y estaban entrado a la invernada, por lo que la pérdida fue sólo de colmenas, que hoy tienen un valor aproximado de $16.000. Pero este año, a causa de la menor producción por la sequía, decidieron demorar la cosecha con la expectativa de sumar algunos kilos más antes del invierno, por lo que suman el perjuicio de haber perdido también la cosecha por la probable contaminación de la miel.
Respecto de la búsqueda de las causas del envenenamiento, Gros indicó que "el que fumiga no te lo va a decir y no se puede acusar a alguien por sospecha". Por ello consideró que debiera intervenir Senasa para "analizar con qué veneno las mataron y después analizar potreros para saber donde se aplicó".
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