En el corazón de la República Argentina, el campo sigue siendo el motor de la economía. Sin embargo, los productores agropecuarios atraviesan un año 2025 particularmente difícil.
"La falta de lluvias en estos días preocupa bastante. Los cultivos están en etapas tempranas, pero la falta de agua les está afectando el desarrollo. Si no llueve pronto, perderemos mucho potencial de rendimiento", señaló Ricardo Argenti.
En el corazón de la República Argentina, el campo sigue siendo el motor de la economía. Sin embargo, los productores agropecuarios atraviesan un año 2025 particularmente difícil.
Con el horizonte de un 2025 incierto, los desafíos climáticos y las políticas nacionales parecen multiplicarse, dificultando aún más la tarea de quienes trabajan la tierra. Para analizar la situación, CYD Litoral charló con Ricardo Argenti, presidente de la Sociedad Rural de Santa Fe.
— ¿Cómo se cierra el año 2024 para el sector productivo, especialmente para aquellos de Santa Fe?
—Fue un año complicado, sin dudas. Arrancamos con una sequía fuerte que golpeó principalmente a la agricultura, aunque también afectó a la ganadería por la falta de pasto. En el caso de los cultivos, la falta de lluvias a tiempo hizo que muchos productores perdieran el trigo.
Otros intentaron salvar lo que pudieron, enrollando el trigo para forraje o sembrando más tarde, cuando las lluvias de fin de año trajeron algo de alivio. Pero en general, venimos de tres años difíciles, con cosechas malas, pérdidas y apenas recuperando lo invertido.
— ¿Cómo inicia este 2025 en cuanto a perspectivas climáticas?
— El inicio del 2025 trajo algunas lluvias que permitieron sembrar la cosecha gruesa, como soja, maíz y girasol, lo que nos dio un poco de esperanza. Pero la falta de lluvias en estos días preocupa bastante. Los cultivos están en etapas tempranas, pero la falta de agua les está afectando el desarrollo. Si no llueve pronto, perderemos mucho potencial de rendimiento.
— Además del clima, las políticas nacionales parecen seguir siendo un tema central. ¿Qué impacto tienen las decisiones del gobierno en el sector?
—Es un tema complejo. La principal preocupación sigue siendo el sistema de retenciones. Las retenciones son un impuesto sobre el precio bruto del grano, no sobre las ganancias, y eso distorsiona completamente la rentabilidad de los productores.
Con los costos en aumento y los precios internacionales deprimidos, las retenciones son insostenibles. Ya lo hemos dicho varias veces: deberían eliminarse. Pero los gobiernos, independientemente de su signo político, no parecen escuchar. Las retenciones no solo afectan a la soja, sino también al trigo, al maíz, al girasol e incluso a la carne.
El campo se siente castigado, y lo peor es que hay promesas de cambiar las cosas que nunca se cumplen.
— El gobierno, encabezado por Javier Milei, había prometido la eliminación de las retenciones. ¿Qué opinas de esta promesa, y cómo ves la situación actual?
— En campaña, Milei se comprometió a eliminar las retenciones, y a pesar de la situación económica complicada, muchos del sector esperábamos una gradualidad en esa eliminación. Pero se encontró con una economía destrozada, y tuvo que priorizar el déficit cero.
Eso frenó la inflación, pero la presión sobre el campo sigue siendo fuerte. La soja, nuestro principal cultivo, está muy afectada por el sobre stock de Brasil y Estados Unidos, lo que ha deprimido los precios internacionales. Estamos esperando que la situación cambie, pero la incertidumbre sigue siendo grande.
— En este contexto, ¿Qué medidas considera que son urgentes para aliviar la situación de los productores?
— Las retenciones deben ser eliminadas, sin duda. Pero también necesitamos medidas más concretas y efectivas, como créditos blandos y un verdadero apoyo a los pequeños productores.
La Ley de Emergencia Agropecuaria de la provincia, por ejemplo, ha sido insuficiente, porque se limita a un diferimiento de impuestos. Esto no ayuda cuando los productores no tienen ni para comer.
El Gobierno provincial ha hecho algunos esfuerzos, pero es necesario que haya más apoyo real a los que están pasando la peor parte de esta crisis."
— Finalmente, ¿Cómo ves el futuro para el campo en 2025?
—Es difícil ser optimista en este momento, pero siempre tenemos la esperanza de que las cosas cambien. El sector agropecuario tiene un potencial enorme, pero necesita condiciones adecuadas para poder crecer. La situación de sequía, las retenciones y la crisis económica general están golpeando muy fuerte.
Pero, como siempre, el campo sigue siendo la base de nuestra economía, y esperamos que en algún momento se logre un cambio que permita un verdadero crecimiento. Si en 2025 podemos hablar de lluvias y buenos rendimientos, será una buena noticia, pero por ahora la incertidumbre es grande.
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