Judiciales no escapa a la realidad que se vive en las calles de la ciudad. Los robos y asaltos preocupan en la zona y constituyen un reclamo generalizado.
La historia de Jorge Elvio Paredes conmueve. Tiene 67 años, y un rostro que denota cansancio. Es que trabaja de lunes a lunes, “más horas que cuando estaba en actividad”. Es que la jubilación que cobra no alcanza y tiene que rebuscárselas de alguna manera. Junto a su esposa atiende un almacén en la esquina de French y General Paz.
El negocio de este matrimonio no tiene lujos. Es muy sencillo, de dimensiones muy pequeñas. Sin embargo, varios fueron los asaltos que tuvieron que afrontar a lo largo de los últimos años. Ésa es la explicación del porqué, don Paredes atiende hace tiempo detrás de las rejas.
“Fuimos víctimas de la inseguridad de las peores formas posibles. A mí me pusieron un arma en la cabeza y a uno de mis hijos un cuchillo en el cuello. Siete veces pasé por un hecho de inseguridad, por eso ya no abro las puertas del negocio a cualquiera”, cuenta el hombre. Sobre la realización de las denuncias advirtió que siempre las hizo en la seccional 8va. de Policía pero la última experiencia no fue buena. “La última vez que fui a hacer la denuncia daban vuelta para tomármela. Logré que lo hicieran, y cuando la leo resulta que habían puesto otro año. Encima que uno viene de sufrir un robo, debe aguantar maltrato. Todavía no me dieron copia de la denuncia, y eso que fue hace varios meses”.
Jorge Elvio Paredes alzó la voz para reclamar seguridad, pero se trata de un reclamo unánime, ya que si bien aumentaron los patrullajes en la zona, los actos delictivos siguen teniendo lugar y no merman. “Los chicos malos deambulan todo el día y no pierden la oportunidad de hacer de las suyas... ¿qué les vamos a hacer?”, refiere este jubilado que todos los días se levanta a las cinco de la mañana para preparar, entre otras cosas, alfajores de maicena con dulce de leche que luego vende a 3 pesos.
“Cuando era joven trabajaba de viajante por el interior de la provincia. Andaba mucho, pero los viernes ya estaba en casa y no me iba hasta el lunes. Ahora, con 67 años, no tengo fines de semana. Trabajo todos los días, desde muy temprano, para pagar impuestos y vivir el día a día. Mientras tanto, los chicos malos ganan más que yo”, dice resignado.
Alejandro González también es vecino y comerciante de barrio Judiciales. Su almacén queda sobre calle French, a unos 200 metros del que tiene Paredes. A él también le preocupa el tema de la inseguridad, aunque según su parecer “ahora el barrio está más tranquilo”. “Acá el mayor problema es que no hay prevención. Judiciales es un barrio donde todos nos conocemos. El tema no es acá, sino en los asentamientos aledaños donde permanentemente hay gente nueva y que vienen a este sector a cometer ilícitos”, señaló.
Jorge Elvio Paredes,
comerciante y vecino.
Alejandro González,
comerciante y vecino.
De larga data