Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Santiago de Chile)
Cruz sigue jurando que trabaja en Chile...
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Santiago de Chile)
Encontré de todo menos ese tan bendito licor de oro, apto para saciar la incontinencia etílica de estas chicas del Diario que lo único que hacen es alterar la santa paciencia de uno, que viene a trabajar y a cuidar los viáticos. ¡Qué cosa seria!
Se están agotando ya las últimas horas en este país, a la espera de ver por fin a Argentina campeón. Mientras tanto, los mensajes abundan. Y el precio de las entradas, en la reventa obvio, es casi prohibitivo. Se paga desde 2.000 hasta 20.000 dólares. Ya 2.000 dólares (unos 25.000 nuestros) es un precio exorbitante. ¡Imagínese si alguno ofrece y consigue un comprador que pague 20.000 dólares!
¿Les conté que en dos o tres oportunidades me quisieron comprar la credencial?, eso no tiene precio. Es peor que la película “Propuesta indecente”, la del millón de dólares. El otro día salió el tema y me divertí mucho. “A mi mujer le pido de rodillas y por favor para que acepte. Matamos dos pájaros de un tiro, me paro para todo el viaje con un palito verde en el bolsillo y mi mujer, por fin, tiene una alegría”, dijo el amigo con el que compartimos el viaje, suelto de cuerpo, totalmente seguro de lo que estaba diciendo y casi hasta deseándolo con total ahinco y fervor.
Se van terminando también estas pequeñas historias de un diario de viaje. Son las anécdotas típicas que a cualquiera le pasan, pero que en nuestro caso se agigantan por el simple hecho de que uno se relaciona con gente, conoce personajes de todas las índoles y especies, pasa mucho tiempo en estas competencias y surgen estos hechos que, en su mayoría, mueven a la risa.
No le puse un cierre a la excursión por Concepción, pero si usted piensa que hubo noche de juerga en el hotel, con mujeres corriendo desnudas por los pasillos como nos había comentado el mismo conserje que generalmente ocurría, por el hecho de estar en la zona roja de la ciudad, le digo que no ocurrió... Lamentablemente.
Respuesta directa
por Romina Santopietro
Hombres necios que acusáis
Sor Juana Inés de la Cruz
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
(el poema sigue, pero creo que ilustra bastante los que quiero decir)
¡Arriba Sor Juana! :D
Está visto que no vas a traer licor de oro, ni nada, ya que estamos, porque lloraste tooda la Copa América porque todo estaba caro.
¡Hombre sin palabra! ¿Qué son para vos las promesas rotas, la ilusión desdeñada, la copa sin licor de oro?
Tremenda decepción, Cruz... no es enojo, es decepción y tristeza lo que genera tu actitud.