Clásico: el fútbol de Colón y la dinámica de Unión
¿Quién está obligado?; ¿a quién le "sirve" más el empate?; ¿qué club y/o entrenador pueda quedar más lastimado ante una derrota?. El clásico 99 del historial se juega en el Cementerio de Elefantes con arbitraje de Facundo Tello. El dato: los dos a un punto del descenso.
"Wanchope", apodo de gol. Ramón Darío Ábila con su festejo en el Cementerio de los Elefantes. Más allá de las polémicas, tiene 19 goles en 75 partidos con la camiseta sangre y luto. Foto: Manuel Fabatía
Hay frases tan viejas y armadas en las previas de los clásicos que, de manera increíble, conservan vigencia y gambetean de manera extraordinaria el paso del tiempo. "En estos partidos no hay candidatos, mucho menos favoritos"; "No importa en lo más mínimo quién llega mejor"; "Da lo mismo ser visitante que local, la gente no juega"; "Con el correr de los minutos, le van a agarrar los dos el gustito al empate". Así, se fueron sosteniendo durante 99 ediciones en el máximo escalón del profesionalismo. Es, a todas luces, Colón-Unión el clásico más parejo y equilibrado del fútbol criollo.
Más allá que no pesan los antecedentes, ni el historial ni la racha, cada uno en este juego de pasiones se sube al barco que mejor le queda. Y, como el corazón de los cientos de miles que parecerá detenerse durante 90 minutos este domingo, cada cual atiende su juego. Es innegable que Colón llega mejorado después de reaccionar, dar vuelta un 0-1, ganar 3-1 a Argentinos y jugar bien: está puntero de su zona y se hizo muy fuerte de local. Del mismo modo, del otro lado, Unión llega desdibujado después de perder, jugar mal contra Platense, complicarse y quedar 10 de 14 en su zona de la Copa de la Liga.
Salió Luna de día. Mauro Luna Diale pegó de contra en el Brigadier López en un clásico atrapante de cuatro goles, muchas llegadas y polémicas. En silencio, ya llegó a 16 goles en 103 partidos con la rojiblanca a bastones. Foto: Manuel Fabatía
En el revoleo de las diferencias, la miseria los iguala: antes de arrancar la famosa fecha 7 de los clásicos, tienen los mismos puntos (37) y están a una sola unidad del descenso de categoría. Si bien nadie quedará "salvado" del descenso por ganar el clásico ni "condenado" al descenso por perder el derby, no se puede ocultar el impacto colateral que dejará el tradicional enfrentamiento santafesino. Es real que, después del domingo, quedarán 7 fechas más y 21 puntos en juego. Pero este clásico, que no "salva" ni "condena", empezará a perfilar de qué manera encarar el tramo final de una temporada que ya es demasiado ingrata para los dos.
En cuanto al juego en sí y qué tipo de partido imaginar, los roles parecen estar muy claros; bien definidos y diferenciados uno de otro. Colón apostará todo a la tenencia de pelota, la generación de sus usinas de fútbol (Botta, Favio, Batallini) y la presencia goleadora de Ramón Darío Ábila en los metros finales. Unión intentará llevar de visitante su mejor atributo: la dinámica, pressing al rival y salida rápida, con un claro objetivo de saltar las líneas para dañar de contra: en ese abanico, las bandas (Vera y Zenón), el comodín Luna Diale y la vuelta de Roldán son el mejor alimento para Morales.
"El clásico es un clásico. Nosotros con el envión que tenemos en el arranque lo tenemos que meter adentro del arco, no tenemos que esperar nada, tenemos que ir y meterlos contra un arco. Jugamos en nuestra cancha, con nuestra gente y con nuestras armas tratar de meterlo contra un arco". Esa frase de Néstor Raúl Gorosito es mucho más que una declaración de rigor; es todo un decálogo de principios. ¿Qué debe hacer para meterlo al rival adentro de un arco?: primero, tener la pelota; manejarla más y mejor que el rival. Luego, generar las situaciones en los metros finales para llegar a Moyano. En su último antecedente, la idea aplicó y funcionó en el complemento contra Argentinos.
El Unión vacío de Vicente López sorprendió a propios y extraños. No porque sea invencible o porque no pueda perder un partido. Sino porque hay formas y formas de perder. Desde esa entrega, actitud y despliegue...pareció otro equipo; no pareció Unión. Los retornos de Franco Calderón en cueva y de Enzo Roldán en la zona de media le generan de por sí buenas noticias al entrenador tatengue. Se supone que, en principio, no tocará esa línea de cinco que lo llevó en varios partidos a "cerrar el arco", por más que en los últimos juegos "trabajó" Moyano mucho más de la cuenta.
Una de las dudas, desde afuera, estaría arriba: ¿será Domina el socio de Morales o se puede meter Nicolás Orsini en el binomio de ataque como elemento titular?. El otro tema, para muchos, es la zona media. Porque más allá de la vuelta de Enzo Roldán se cree que el entrenador puede "tocar algo" allí pensando en aprovechar las debilidades de Colón en el retroceso.
"El fútbol de Colón contra la dinámica de Unión", de cara a este clásico 99, con los dos igualados en 37 unidades y a un solo punto del descenso de categoría. No es que Colón no tenga dinámica ni que Unión no tenga fútbol. Pero cada uno, a su tiempo y estilo, pondrá en campo su principal fortaleza: la del dueño de casa pasa por su cariño a la tenencia y la circulación; lo del visitante es dinámica y salida rápida para lastimar de contra.
No hay favoritos, no hay candidatos, no importa la racha; mucho menos la tabla actual (mejor Colón que llega como puntero en su zona) ni el historial (mejor Unión que hace 9 clásicos que no pierde). Un clásico es un escenario apasionadamente sorprendente y misterioso, donde todo puede pasar a contramano de lo que parece lógico y/o previsible.
Camino al primer centenar de cruces, algo que se dará el año que viene si los dos mantienen la categoría, este clásico 99 en la cancha de Colón tiene esa rareza: a ocho fechas del final de la temporada, tienen los mismos puntos (37) y están ubicados a un solo punto del descenso de categoría.
Dos estilos de juegos distintos, la misma pasión de siempre. Y esta vez, más allá de las fortalezas de cada uno (DT, plantel, equipo titular), sabaleros y tatengues tienen la misma desesperación: sumar. A partir de esta necesidad y urgencia, una sola cosa está prohibida para los dos al mismo tiempo y durante 90 minutos. Esa cosa, que está prohibida, se llama perder.
Ataque: dos "goleadores invisibles"
Es cierto que "el nombre" de ataque en Colón se llama Ramón Darío Ábila; del mismo modo que el jugador-franquicia de este mercado en Unión es Nicolás Orsini, el refuerzo de Boca. Pero hoy, ni uno ni otro, arrancaron a castigar redes en esta Copa de la Liga.
El goleador sabalero es Tomás Galván. jugador que llegó a Colón desde River: 3 goles (se le agregan a su cuenta personal dos gritos más por Copa Argentina). El goleador tatengue es el "Torito" Morales, jugador que llegó a Unión desde Boca: 4 goles. Los dos goleadores, que serán titulares este domingo desde las 16.30, son invisibles.
Es que tanto Galván en Colón como Morales en Unión deben estar en el top de los jugadores que menos tiempo tocan la pelota por partido, con muy poca incidencia efectiva y real en el juego colectivo. Los dos, el ex River y el ex Boca, se mantienen entre los once titulares a fuerza de goles. No hay otra lectura.
Es por eso que se trata, de cara a este cruce dominguero, de dos "goleadores invisibles", que lucen casi nada en el juego pero que tienen muy buenos números cuando pisan el área de enfrente y quedan mano a mano.
Defensa: dos de esos "viejitos" piolas
En el fondo de cada equipo hay experiencia, voz de mando, rodaje. A ninguno de los dos defensores les puede pesar, a esta altura de sus respectivas carreras profesionales, un clásico. Se trata de Paolo Duval Goltz y de Claudio "Mugre" Corvalán, casi siempre abonados al brazalete de capitán.
Paolo Goltz tiene más de 600 partidos profesionales y 38 años; va para el lado de los 100 partidos con la camiseta de Colón. Claudio Corvalán. Claudio Corvalán (34) va por el mismo camino: tiene cuatro años menos que Paolo y ya casi 400 partidos como jugador profesional.
Son, en el fondo de cada equipo, dos de esos llamados "viejitos piolas", acostumbrados al brazalete de capitán, a gritar, ordenar, pelear premios y manejar el famoso vestuario. Los dos, en cada uno de los clubes, se ganaron el respeto de compañeros, entrenadores, dirigentes y la gente. Son líderes silenciosos desde lo mediático pero muy positivos puertas para adentro. Son dos viejitos piolas en el fondo de cada uno de los equipos del derby.
Planteles: una hora y media antes
Los dos lugares elegidos para entrenar y concentrar serán los mismos de los últimos clásicos: el búnker sabalero será el predio deportivo 4 de junio, en la Autopista y con el Hotel de Campo al lado; en cuanto a los tatengues, entrenamiento final y a esperar en las cómodas habitaciones de Casasol, al costado de la Ruta 19.
Como se sabe, esta vez, no hubo conferencia de prensa mixta para la prensa de parte de la Liga; mucho menos rueda para los medios de la ciudad de Santa Fe. Los premios que se ponen en juego, por más que el del clásico siempre es "muy especial", están acordados y firmados al inicio de la temporada. No hay nada raro; no habrá nada extra.
En cuanto a los horarios del domingo, el reglamento indica que "cada delegación deberá arribar al estadio una hora y media antes del horario inicio del partido"; en este caso se programó para las 16.30 del domingo. Se piensa que cada delegación estará "lista" entre las 14.15/14.30 para salir camino a la cancha.
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