Unión llega algo mejor y reitera equipo. Colón viene en perdedor y mete seis cambios. A la "hora de los bifes", los antecedentes pueden convertirse en relativos. A las 17 de este domingo se paraliza la ciudad.
Franco Calderón y Wanchope Abila en búsqueda de la pelota en el último clásico, una escena que seguramente se repetirá este domingo en la avenida. Manuel Fabatía
Hace mucho que no llegan como esta vez a jugar un partido de esta naturaleza. Es cierto que van pocas fechas y que falta una enormidad, pero en seis partidos que jugaron -entre los dos- todavía no hay ningún triunfo santafesino en esta Liga Profesional. Colón tuvo un pobrísimo nivel futbolístico en los tres partidos. Unión pudo quedarse con la victoria en los dos que jugó de visitante, pero cometió el mismo error de siempre: la falta de contundencia ofensiva. De esa manera, ambos llegan al clásico "zapateros". Y en gran parte les crea una obligación que va más allá de la magnitud y trascendencia que tiene un partido de esta naturaleza e implicancia para la gente.
El 15 de Abril, acá con tribunas vacías, estallará el domingo con un lleno total, dándole el marco adecuado a la nueva edición del partido que atrapa la atención de todos los santafesinos. Fernando Nicola
Hay que caer inevitablemente en las frases hechas, como la que dice que "el clásico es un partido aparte". Y es así. Los antecedentes cuentan sólo para decir que uno llega mejor que el otro, pero eso no le asegura absolutamente nada. Hay recuerdos inmediatos que respaldan el concepto. Uno es lo que pasó en la última victoria de Colón, justamente en el 15 de Abril con los goles de Ortiz y Garnier, cuando era Unión el que mejor llegaba a la cita clásica. El otro es aquél partido de los goles de Montero y Rosales en el Centenario (coincidentemente, una cuarta fecha), cuando Unión no había podido ganar en su vuelta a Primera y Colón tenía un comienzo prometedor.
Este es el contexto de lo que es este partido sin favoritos y en el que los antecedentes sirven para sacar algunas conclusiones y marcar virtudes y defectos de los equipos, pero que a la hora del juego depende de muchísimos factores. Por eso, el que presumiblemente viene de punto puede ser banca. Y no hay explicación lógica, en caso de darse, que se respalde en lo que han mostrado hasta ahora los dos equipos.
Es obvio que si Colón quiere ganar, tiene que mejorar muchísimo. Y también debe ser lo suficientemente inteligente para llevar el partido al terreno que le conviene. Y Unión -que llega mejor- tiene que levantar notoriamente la puntería y acertar en el arco rival. Si sólo nos basamos en las características de los equipos y en los momentos futbolísticos, Unión llega mejor. Al menos, sabe a lo que juega, tiene una línea futbolística y empató dos de los tres partidos que jugó. Colón, en cambio, está sumergido en una gran confusión, no mostró un estilo definido y dio ventajas en todos los aspectos, cayendo con justicia en los tres encuentros que disputó hasta ahora.
Prueba de ello es la diferencia entre lo que hace Munúa, como preparación de su equipo para este partido y lo que tiene que intentar Saralegui, inserto en un océano de dudas e incertidumbre respecto de su futuro. El técnico de Unión no toca el equipo y repite los mismos que jugaron en Barracas. El de Colón mete seis cambios, prueba clara y contundente de su disconformismo y de la búsqueda ya casi desesperada por encontrar los nombres que le permitan salir del pozo para aspirar a un resultado positivo.
* La convicción de Munúa. Piris le dio firmeza y temperamento en la zona defensiva, más un aporte interesante en ataque (le hicieron un penal y metió un remate en el travesaño ante Barracas). La dupla Aued-Gordillo cubrió el enorme vacío que dejaron Nardoni y Portillo con sus salidas, mientras que Vecino llegó para aportar una cuota de gol que todavía no se dio y que el equipo necesita de manera urgente. Con Machuca y Zenón en un buen momento, necesita -teniendo como antecedente lo de Barracas- que Luna Diale le entregue la claridad necesaria en los últimos metros y hasta el aporte de gol.
* La búsqueda de Saralegui. Evidentemente disconforme con lo que hizo su equipo hasta ahora, Saralegui mete seis modificaciones. Es cierto que le devuelve la titularidad a Perlaza y a Delgado, también es cierto que lo tiene lesionado a Arrúa, pero apuesta a mayor oficio en la marca con Schott en el costado derecho, resignando la subida por sorpresa que siempre le ha dado Meza (por más que en el último partido no le dio un buen final a sus proyecciones), y cambia la dupla de ataque, pasando de Neris-Benítez a Troncoso-Abila.
Está claro que a Unión le conviene un partido más franco, más abierto, sin cortes, intenso y abierto. Colón tendrá que ser inteligente para impedir que esto ocurra y llevar el partido al terreno que le conviene, que no es, precisamente, el del rigor físico.
No llegan bien, el arranque fue flojo. La estabilidad de Saralegui es tremendamente precaria y rodeada de versiones e incertidumbres. Munúa necesita un buen resultado para fortalecerse nuevamente. El de Colón dijo en el último partido que apuesta a "la última bala", o sea, el clásico. El de Unión habló de las ilusiones que le despierta el proyecto de Unión, agregando que "debe hacerse borrón y cuenta nueva porque este es otro año y acá hay nuevos jugadores que llegaron y necesitan amoldarse". Los clásicos siempre dejan secuelas. No siempre despiden entrenadores, pero en muchos casos -para bien o para mal- los condiciona para el futuro. Para cualquiera, ganar el clásico significaría un buen punto de partida empezar a escribir otra historia. La actual tiene sabor a poco. O a nada.
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