Mirando hacia atrás cuesta muchísimo encontrar un clásico de tan bajo nivel futbolístico. Quizás tenga una visión demasiada exigente, lo reconozco, pero realmente me cuesta entender cómo llegamos a conformarnos con tan poco.
Unión y Colón jugaron a no jugar, fue 1 a 1 pero por lo poco que mostraron bien podría haber terminado 0 a 0. Se repartieron un tiempo cada uno y al final el resultado terminó siendo justo.
Mirando hacia atrás cuesta muchísimo encontrar un clásico de tan bajo nivel futbolístico. Quizás tenga una visión demasiada exigente, lo reconozco, pero realmente me cuesta entender cómo llegamos a conformarnos con tan poco.
Es verdad que, aunque sea una frase tan trillada, los clásicos son "un partido aparte". Por la tensión, por la ansiedad, por los nervios, por la presión y por varias razones más que tienen que ver más con lo externo, se puede llegar a pensar que el fútbol pase a un segundo plano.
De todos modos, es casi inconcebible que lo único para destacar en un partido de fútbol sean las ganas o el ímpetu que muestren quienes, además, deben jugar al fútbol.
Pero Unión y Colón en la avenida jugaron a no jugar. Si hasta el 1-1 le queda demasiado grande al encuentro. El 0-0 hubiera sido el marcador ideal para lo que exhibieron delante de 28.000 hinchas rojiblancos y miles que lo vieron por tele.
Voy a esforzarme y trataré de analizar lo hecho por ambos equipos. Es real que Unión fue superior a Colón en el primer tiempo, haciendo lo que está acostumbrado a hacer el equipo de Gustavo Munúa, algo que tiene bien aprendido, presionar en su línea media para salir despedido con mucha velocidad con sus mediocampistas externos.
En ese sentido logró sacar ventaja con Machuca por la derecha, más que con Zenón por izquierda. Justamente con un corner desde ese costado llegó el gol de Aued, en una jugada que tuvo un porcentaje de trabajo semanal y otro de distracción de parte de la defensa visitante.
Eso fue a los 21 minutos. De ahí en más el Tate se fue apagando, aún así, tuvo un par de aproximaciones, pero solo eso. Basta con decir que Ignacio Chicco no fue requerido como para "salvar" a su equipo.
En el complemento pasó algo inesperado. A pocos minutos de comenzar llegó la igualdad del sabalero. Tras una jugada en la que Unión estuvo cerca de llegar al segundo, de contra, la pelota le llegó a Ábila (que curiosamente no estaba fuera de juego), quien habilitó a Perlaza, y el colombiano, con un remate bien colocado batió a Mele.
Iban 7 minutos y quedaba una eternidad por jugar. ¿Y qué pasó? Se olvidaron justamente de eso, de jugar al fútbol. La pelota no duraba ni medio minuto en poder de cada equipo, ya sea por alguna equivocación en la entrega o por, en la mayoría de las veces, por una falta.
Basta con recordar que la mayor emoción del segundo período, sobre todo para los que asistieron al 15 de Abril, se dio cuando luego de un empujón de Calderón, Ábila cayó al piso y contra la Pujato se armó un arremolinamiento de jugadores que finalmente terminó con una salomónica amarilla mostrada por Facundo Tello para quienes iniciaron le "trifulca".
El derby capitalino se fue extinguiendo poco a poco. Sin emociones, sin sobresaltos, hasta sin dramatismo. Una nueva edición del partido más esperado por los hinchas de los dos clubes más importantes de la ciudad fue desaprovechada, tanto por los jugadores como por los entrenadores.
Munúa perdió la posibilidad de ganar su primer cotejo del campeonato (empató tres y perdió uno), pero sobre todo la oportunidad de hacerlo ante un estadio colmado de simpatizantes, los cuales solo debieron conformarse con saber que hace siete clásicos que Colón no le puede ganar a Unión.
Saralegui también perdió la chance de ganar su primer partido del torneo (cayó en los tres primeros), pero sobre todo la ocasión de romper la racha adversa de clásicos sin triunfos, lo que lo hubiese catapultado casi hasta la idolatría eterna.
Y para terminar, voy a repetir la frase que utilicé para el título de este comentario, y que más que nunca se vio reflejada durante los casi 100 minutos que duró esta nueva edición del partido más esperado por los hinchas santafesinos: "los clásicos no se pierden". ¿Queda alguna duda?