Es cierto, Los Pumas ya están en semifinales y esperan por los poderosos All Blacks. Eso será el próximo viernes, desde las 16 (hora argentina) aquí en París.
Los Springboks, aunque por la mínima diferencia, fueron justos ganadores. El rival será Inglaterra el sábado.
Es cierto, Los Pumas ya están en semifinales y esperan por los poderosos All Blacks. Eso será el próximo viernes, desde las 16 (hora argentina) aquí en París.
Sí, aquí en París porque El Litoral y Misión Francia se mudaron rápidamente de Marsella a la capital francesa para ver lo que muchos denominaron, una vez que quedaron definidos los cruces, como una final anticipada: el anfitrión, Francia, ante los actuales campeones del mundo, Sudáfrica.
La energía que se vivió en el Stade de France de Saint-Dennis, contagiaba a todos. Incluso a los que estábamos como neutros.
Y el partido, que terminó ganando Sudáfrica por 29 a 28, fue tan intenso como se vivieron los instantes previos al pitazo inicial del neocelandés Ben O'Keeffe.
En los primeros diez minutos el marcador se modificó en dos oportunidades, con un try para cada lado. Ese detalle, ya garantizaba que tendríamos un espectáculo deportivo inolvidable. Baille y Arendse fueron los primeros en vulnerar el ingoal rival.
Eso se vio ratificado, minutos después, con el try de Damian de Allende. En ese momento, se produjo el primer “silencio” en Saint-Dennis.
Cual fue la respuesta a eso: Marsellesa a pleno en todo el estadio que “inyectó” a los galos, y try de Mauvaka.
Todavía no lo nombré. Pero solo porque su perfil bajo genera eso. No obstante, en su vuelta, el capitán Antoine Dupont estaba siendo clave en su equipo. Comandando todos los ataques en tiempo y forma.
El partido no daba respiro. Uno golpeaba a su rival, y el otro reaccionaba enseguida. Eso pasó en el try de Kolbe, luego de un pase con el pie de Jesse Kriel.
Una vez más, como en casi totod el primer tiempo, hubo respuesta casi inmediata del último “herido”. Otra vez Francia en zona de peligro para los Springboks. Otra vez insistiendo con los forwards. Y una vez más, Baille que llegaba al try.
Sobre el cierre de los primeros cuarenta minutos, amarilla para Etzebeth (rara) y Ramos que facturó por tres para que Francia se vaya al descanso 22 a 19.
Un primer tiempo que no dio respiro para nada. La promesa de espectáculo deportivo, estaba cumpliendo con creces.
Recién a los quince minutos del complemento se volvió a modificar el tanteador. Otra vez Ramos de penal para poner el resultado 25 a 19.
Esto no significó que no pasó nada antes. Todo lo contrario. Lo que pasó es que hubo una destacada actuación de la defensa sudafricana ante el buen asedio francés, que terminó con tres puntos para los galos.
Todo el primer cuarto de hora, jugado en campo de los Springboks. A partir de ahí, los de verde empezaron a “copar” terreno ajeno. Había que descontar como sea. Hubo un penal, que debieron ser tres puntos seguros, pero los campeones actuales optaron por el line y el maul. Este segundo movimiento no se pudo realizar. O bien: lo hizo Francia que robó la pelota. Conclusión: Sudáfrica se volvió sin nada.
Pero al partido le quedaba mucho más…y a Sudáfrica, ni hablar. En un “abrir y cerrar dwe ojos”, hubo un try de Etzebeth luego de una jugada de penal cuando todos “pedíamos” palos para descontar; y “tras cartón”, penal desde mitad de cancha de Pollard para pasar a ganar por cuatro: 29 a 25.
Hubo una rápida respuesta del seleccionado local, por intermedio de un nuevo penal de Ramos. El partido era ganado por la mínima por la visita.
El ambiente estaba cada vez más tenso. El silencio en Saint-Dennis, que estuvo colmado por casi 80 mil personas (79486 para ser exactos), estaba cada vez más presente. Solo se interrumpía por la música cuando el partido estaba parado.
Los últimos minutos fueron “para el infarto”. Con Francia atacando como podía, pero lejos del ingoal rival; y los jugadores sudafricanos defendiendo con todas las partes de su cuerpo. Lo que terminó rindiendo sus frutos.
Los Pumas, Nueva Zelanda, Inglaterra y Sudáfrica definen la competencia. Tres del sur, uno del norte…
Para Francia, era su mundial. Soñaban con que sería la primera vez en levantar la Webb Ellis. No pudo ser. Habrá que esperar. Francia tiene con qué hacerlo, con qué mantenerse y en qué enfocarse para lo que viene. Su capitán, Antone Dupont, es el mejor jugador del mundo. Y sabrá conducir el “bote”.
Pero la bronca y la impotencia de este 2023, no se negocia con nada.
PD: en el primer tiempo, Arendse le tapó una conversión a Ramos. Tal vez sumaban dos puntos. Francia perdió por uno.
Síntesis
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