Martes 25.6.2024
/Última actualización 0:30
Fueron miles, aparecían de todas partes, cantaban, gritaban, saltaban e iban de un lado para el otro. Los norteamericanos miraban con asombro, sorprendidos y hasta envidiando. Se preguntaban el por qué de tanta pasión, de semejante amor por los colores y por el fútbol.
Fue un “deja vu” de lo que vivimos en Doha, si es que tomamos a Qatar como la expresión máxima de esta clase de manifestaciones, aunque no haya sido la única vez.
Se sabe lo que significa el fútbol para los argentinos, pero la capacidad de asombro no deja de sobrepasarse. De superarse. Y en ese contexto, llama la atención también el hecho de ver y cruzarse con tantos santafesinos.
Eran familias enteras, algunos que llegaron solamente para ver este partido con Chile y el de Miami con Perú, atraídos y alucinados por el hecho de estar en dos ciudades que se suben al podio del listado de las que no pueden dejar de conocerse en este amplio y extenso país.
Y otros que irán detrás de la selección, con la convicción de que será hasta el final. No importa si hay que pagar entradas de 450 dólares, como nos contaba un hincha de Unión que llegó con la familia y que sólo le dio el bolsillo para comprar dos, así que habrá algunos del entorno que saldrán a pasear por la Quinta Avenida o volverán a Time Square mientras se juegue el partido.
Fotos: El LitoralYa se ha dicho hasta el cansancio: Argentina ganó el Mundial de Qatar adentro de la cancha y también afuera.
Fotos: El LitoralEn realidad, afuera lo ganó mucho antes de aquel 18 de diciembre que no se borrará jamás de la mente y el corazón de los argentinos. La hinchada, esa que tiene “aguante” y jamás dejará solo al equipo, otra vez no sólo dice presente en Estados Unidos, sino que empieza a ganar por goleada esta Copa América.
Se mezclaron todos los cantos habidos y por haber. Desde el “Brasil decime qué se siente…” que se hizo “hit” en 2014, pasando por el “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar…” que descolló en Qatar, pasando por algo más alusivo al rival de turno, mezclando rivalidades y “otras yerbas” vinculadas a cuestiones históricas.