El Litoral
De local, el Rojo se impuso a los brasileños y ahora la copa se define en el Maracaná, la semana que viene.
El Litoral
Télam
Independiente ganó el "primer chico" de esta final de la Copa Sudamericana por 2 a 1 a Flamengo pero el "bueno" tendrá lugar dentro de una semana en el gran escenario de la región que es el estadio Maracaná, de Río de Janeiro, donde el "rojo" tendrá que barajar y dar de nuevo para que esta diferencia, exigua pero ventajosa al fin, se pueda traducir en el título que además lo conduzca a la Libertadores del año próximo.
Y así como en el truco se juegan "dos chicos" a 15 puntos, en estas definiciones se disputan sendos enfrentamientos de 90 minutos cada uno, para conformar un "gran partido" de 180, por lo que la mitad del recorrido sirve pero, como en este caso, no es indicativo de nada.
Por ejemplo esta noche empezó mejor la visita, buscando el arco rival con jugadores rápidos como Felipe Vizeu y Everton Ribeiro, pero sin embargo no generó una jugada puntual de peligro, hasta que sorpresivamente a los 8 minutos sí pudo hacerlo de una pelota parada excelentemente ejecutada por Diego y un buen cabezazo de Rever que abrió el marcador.
Allí se notó que Flamengo es un equipo peligroso cuando entra en posesión del balón, pero Independiente estuvo atento y se defendió bien después del tanto de los brasileños, aunque no sin esfuerzo.
Pero conforme pasaron los minutos Independiente ganó terreno y tomó posesión del juego, buscando revertir el resultado adverso atacando por las bandas y ganando, para propiciar sucesivos centros buscando el corazón del área de Flamengo.
Y a partir de allí el "rojo" empezó a crecer mediante un gran partido de los cuatro hombres más ofensivos del equipo, Maximiliano Meza, Martín Benítez, Ezequiel Barco y Emmanuel Gigliotti.
Y justamente en los pies de tres de ellos se gestó y ejecutó el merecido empate, cuando a los 28 minutos el "Puma" Gigliotti definió desde el punto penal una triangulación cuyos otros dos lados los conformaron justamente Benítez y Meza.
Independiente competía ya como lo propone su entrenador, Ariel Holan, y empezó a dominar al "Mengao" con minutos de buen fútbol y garra, expresada no solamente a la hora de recuperar en la media cancha, sino también ejerciendo una presión alta muy efectiva, aunque siempre que aceleraba Flamengo, inquietaba con su fútbol de características similares.
Ante este panorama Holan hizo algunos retoques posicionales en el arranque del segundo
tiempo, especialmente en la faz defensiva, donde el uruguayo Gastón Silva pasó de marcador central a lateral izquierdo, intercambiando posiciones con el capitán Nicolás Tagliafico.
Y en ese aspecto ganó el equipo de Avellaneda, ya que Silva se proyectó más que el ex Banfield y aprovechó su buena pegada de zurda para lanzar centros "venenosos" al área brasileña.
Y justamente desde los pies del defensor titular del seleccionado uruguayo nació el segundo tanto de los locales, cuando tras un abanico de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, Silva combinó con Juan Sánchez Miño primero y con Barco después, para llegar al fondo por izquierda y lanzar un centro atrás que en el borde del área tomó de volea Meza para clavar la pelota abajo, contra el palo derecho.
Allí demostró Independiente que maduró como equipo, ya que lo golpearon de entrada pero no lo pudieron vapulear nunca, ya que reaccionó inmediatamente con personalidad y fútbol para darlo vuelta.
Ahí explotó el estadio Libertadores de América, que estuvo otra vez "de bote a bote" como el martes anterior frente a Libertad, de Paraguay, y parecía que Flamengo estaba nocaut de pie, pero allí entró a prevalecer un rival que tanto desgaste provocó en Independiente: el cansancio.
Entonces Flamengo empezó a jugar porque el "rojo" le cedió la iniciativa y la pelota, apostando a las contras, pero sufriendo en los minutos finales, cuando otra vez como ante Libertad el ingresado Fernando Amorebieta cometió una falta en el borde del área que pudo generar la igualdad de los brasileños. Esta vez lo impidió Martín Campaña.
Sin embargo esa infracción no había sido tal, y el árbitro paraguayo Mario Díaz de Vivar decidió no recurrir al VAR, que en esta Copa se empezó a utilizar recién hoy, en la final, pero pese a estar disponible no fue recurrido. Por eso Independiente estuvo cerca de padecer un empate que hubiese resultado injusto, pero no sucedió y ahora está cerca de alcanzar la segunda Sudamericana de su historia, después de la lograda en 2010.