El tricampeón mundial de Fórmula 1, el escocés Jackie Stewart, jamás imaginó que a menos de 24 horas de empuñar un palo de golf en Londres iba a tomar una de las manijas del féretro de su ídolo Juan Manuel Fangio en la ciudad bonaerense de Balcarce para despedirlo, el 18 de julio de 1995. El mito del automovilismo argentino y mundial había fallecido un día antes y Stewart se enteró de la noticia en la paz y la inmensidad de su campo de golf de la capital inglesa.
“El 17 de julio de 1995 estaba jugando un torneo de golf con fines caritativos en el country club del RAC en Epsom cuando alguien se aproximó a mí desde el borde del green. Jackie, ¿puedo interrumpirlo un momento?, me preguntó. Me acerqué y entonces me dijo: Lo siento, pero tengo malas noticias. Mi corazón casi se detuvo. Cuando alguien te dice algo así piensas inmediatamente que algo horrible ha pasado con un miembro de tu familia. Lo siento pero ha habido una muerte. Ahí casi me quedé sin respiración. Es Fangio, desde su oficina llamaron para que le informemos. El funeral será mañana en la Argentina a las 3 de la tarde, me informó”, relató Stewart.
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Sin pensarlo un instante, el escocés puso proa a Buenos Aires, y viajó casi 20 horas entre esperas y transbordos. Una vez en Ezeiza, sin pasar por aduana, se subió a un avión privado y en dos horas más aterrizó en Balcarce, donde pudo cumplir con el deseo de despedir a su maestro.
El ataúd de Fangio fue transportado también por los ex pilotos Carlos Reutemann y Froilán González, el presidente de Mercedes Benz Argentina (Axel Arendt), su hermano “Toto” y el británico Stirling Moss.
¿Por qué tanta admiración de Stewart a Fangio? El propio tricampeón contó: “En el GP de Mónaco, en 1964, tras atravesar la meta, se acercó el gran Juan Manuel Fangio, el mejor piloto de todos los tiempos, que se había abierto paso desde su palco. Estaba acompañado por dos personas, se puso enfrente mío, me sonrió, me dio con firmeza su mano y me dijo en español: ‘Muy bien manejado joven’. Eso me quedó grabado porque tener 25 años y ser saludado por Fangio fue un gran honor, mi ídolo de la infancia”, recordó.
“También recuerdo una ocasión, tras retirarme, cuando pernocté en su departamento de Roma antes de viajar juntos en coche hacia un evento en Bologna, donde me presentó al recibir un premio. Ese día él condujo por la A1 hacia Bologna y yo lo hice de regreso”, atesoró el escocés.