En su cuarta participación en el exigente Súper Rugy, los Jaguares no pudieron en la final ante los Crusaders neocelandeces, flamantes tricampeones de la competencia que nuclea a los mejores representativos del Hemisferio Sur.
En su cuarta participación en el exigente Súper Rugy, los Jaguares no pudieron en la final ante los Crusaders neocelandeces, flamantes tricampeones de la competencia que nuclea a los mejores representativos del Hemisferio Sur.
Algunos dirán o escribirán con ironía "derrota digna". Algo muy alejado de la realidad.
Fue derrota, sí, pero ante el mejor equipo del torneo, que tiene una defensa increíble y, fundamentalmente, mucho oficio para jugar estos partidos, después de llegar por tercer año consecutivo a la definición.
Del otro lado, el equipo argentino, más representativo que nunca. Llegando a la final después de ser sólo el cuarto año que participa en el Súper Rugby.
Con puntos individuales muy altos, que generaron, a lo largo de la competencia, que el equipo tenga un nivel muy parejo. La permanente rotación que dispuso Gonzalo Quesada en casi todos los partidos, habla a las claras de esto.
Por dar nombres, lo de Pablo Matera (próximamente con destino al rugby francés) fue fantástico en toda la temporada. Coronó esto siendo elegido MVP de la final nada más y nada menos.
Marcos Kremmer, Tomás Lavanini, Guido Petti, Tomás Cubelli, El capitán, Jerónimo De La Fuente, Ramiro Moyano, también estuvieron en un nivel enorme. Pero freno ahí, porque es hasta egoísta no nombrar a todos. El plantel fue fundamental. Y el origen de todos (el rugby de clubes, el amateur) clave, y así lo expresaron los Jaguares cada vez que pudieron.
El horizonte es alentador desde donde se lo mire. Salud Jaguares, a disfrutar unos días, y luego a "cambiar el chip" para representar a Los Pumas de la mejor manera en el Rugby Championship y, sobre todo, en el Mundial de Japón.