Por Matias Menconi
Tras lo que fue la consagración como campeón de la Liga Venadense con el club de sus amores, aquel Juventud Unida que lo vio nacer, el arquero había decidido retirarse del fútbol. Pero medio año después, no aguantó más y pidió un nuevo round.
Por Matias Menconi
Laureano Tombolini es todo un símbolo para el fútbol del sur santafesino. Un jugador que a lo largo de su carrera logró dejar en muchos lados un lindo y afectuoso recuerdo.
Es recordado en Colón de Santa Fe, muy querido en Rosario Central y por supuesto, una especie de “Dios” en Juventud Unida de Santa Isabel. En esas canchas del sur santafesino arrancó su carrera, mismas canchas que lo vieron retirarse siendo nada más y nada menos, que figura y campeón ante su clásico rival.
“Estoy muy Feliz. Es por lo que soñé siempre. Quería darle un punto final a mi carrera y de esta manera. Sin duda que esto es impagable, no hay nada que se parezca. El esfuerzo valió la pena y lo pudimos coronar con esto. Es el logro máximo que un jugador puede tener, estar en la casa de uno y logrando esto que es histórico. Le ganamos a nuestro clásico rival que no es poca cosa”, arrancaba diciendo el arquero abordado por un periodista apenas se habían coronados campeones.
Luego contestó: “Este fue el último, sí fue el último sin duda. No sé si mi mujer me está escuchando porque a veces no me cree. Pero sin duda este fue el último torneo. Todo el esfuerzo que podía hacer lo hice y ya no me queda resto”. Y lo bien que hacía su mujer en no creerle.
Ya que 6 meses después, Laureano volvió a ponerse los guantes, calzarse la casaca de la “Furia Verde” y volver a pisar el “Josefina S de Rueda”: “Estaba felizmente tranquilo en mi casa disfrutando del Senior de Rosario Central y de un torneo de veteranos donde tuvimos la dicha de salir campeones. Pero siempre vinculado al club de muchas formas. Nunca dejé de hablar con mis compañeros o con el propio “Charango” (NdeE: DT de Juventud Unida), que todos los lunes religiosamente después del partido charlábamos y compartíamos nuestros puntos de vista. Tuve la suerte de poder ver varios partidos del equipo por televisión entonces eso me daba la oportunidad de tener un ida y vuelta con ellos. Hasta que un día, en una de las charlas se dio la pregunta de si podía o si quería volver. A todo esto, algunos de mis compañeros ya me venían pidiendo que vuelva porque consideraban que era muy importante para el grupo más allá de lo deportivo. Si jugaba o no quedaba en segundo plano, lo que más querían es ese aire fresco que podía traer un jugador que estuvo 6 meses inactivo y con la cabeza en otro lado”.
Tras ese pedido de sus excompañeros y del entrenador, llegó el momento de analizar, de poner todo en la balanza y tomar finalmente la decisión. “Después de haber tenido varias conversaciones internas en mi cabeza y con mi familia por supuesto, ellos en todo momento me manifestaron que tenía que hacer lo que sentía en mi corazón y bueno Juventud tira y mucho y en un momento tomé la decisión de llamar a 'Charango' y decirle que iba a volver. Pero también les aclaré que necesitaba prepararme mejor, ponerme bien a tono, siendo consciente de que uno viene para potenciar al grupo, sea dentro o fuera de la cancha, con la idea de recuperar la mística de ese equipo campeón”.
En cuanto al futuro, Tombolini dejó bien en claro que llegó para sumar en un momento complicado del equipo, con muchos partidos encima y con la mala suerte de tener varias bajas para enfrentarlos.
Siempre colaborando para salir adelante y volver a ser ese equipo competitivo que ganaba tanto de local como de visitante: “Por eso es mi regreso, por la finalización de este torneo y después ya volveré a mi vida cotidiana. Si tuviese la suerte de vivir en el pueblo, sin duda que no se me pasaría por la mente poder dejar el fútbol y menos de dejar de jugar en Juventud, salvo que el físico te diga lo contrario. Pero cuando te dividen 180 kilómetros se hace todo mucho más pesado y ahí es cuando uno se empieza a replantear un montón de cosas”.
Uno de los grandes referentes que tiene Juventud Unida es sin dudas Martín Isanta. Desde el retiro de Tombolini quedó como capitán indiscutido y una palabra autorizada cuando se habla del equipo de Santa Isabel: “Laureano es un emblema para el club, con la sangre verde, tanto él como su familia siempre estuvieron ligados al club y la gente lo acompaño en cada paso que daba en el profesionalismo. Y para el plantel es un orgullo que esté otra vez con nosotros. Más allá de lo deportivo, se lo extrañaba mucho en el vestuario porque siempre está de buen humor y te da tranquilidad en momentos que parecen complicados. Pasó por varias situaciones en su carrera que por eso tiene la experiencia vivida para cada situación. Es una suerte para todos que esté otra vez en su casa”.
Por otra parte, el arquero titular del equipo, Ezequiel Giménez, si bien nunca compartió plantel con él, se mostró conforme: “Muy contento que haya vuelto porque como él dijo se siente bien y extrañaba mucho al grupo. La verdad que ni sé que va a pasar con el arco de ahora en más, quién va a atajar, pero aun así estoy muy contento porque siempre se aprende de alguien con su experiencia. Por ejemplo, el otro día en la previa de la Copa Santa Fe, en el calentamiento me enseño un par de cosas que no lo sabía y eso me pone muy feliz. Espero seguir disfrutando y aprendiendo muchas cosas más”.
La llegada de Laureano Tombolini ilusiona a toda la familia de la “Furia Verde” ya que, no es sólo un jugador con una extensa trayectoria, sino que es su máximo ídolo en su historia, el tipo que volvió con un sueño y que con mucha dedicación y profesionalismo lo hizo realidad. Símbolo de que cuando uno desea tanto algo, si se dedica y se enfoca, nada lo puede detener hasta alcanzarlo. Ahí está a sus casi 46 años, calzándose los guantes para dar otra vez, un round más.